C A P Í T U L O 2

 SO PASSIVE

CAPÍTULO DOS


Salpicando un poco de agua en su rostro cepilló su larga melena negra con un sencillo peine para luego limpiar sus dientes dejándolos listos para salir de su habitación y preparar el desayuno para ella y su hijo.

Anoche no lo había escuchado llegar pero sabía que estaba allí cuando por la ventana al despertar vio el carro de su marido, abriendo la puerta salió y fue a la cocina amasando el pan para dejarlo en el horno hasta que estuviera listo.

En una olla puso un poco de agua prendiendo una hornilla para preparar el café que tanto gusto le había tomado con los años, soltando un bostezo vio a su hijo salir del pasillo vistiendo sólo unos bóxer, aquello la incomodó pero no dijo nada pues si él quería andar así por ella estaba bien.

— Buenos días, hijo.

— Buenos...

Dejando el bostezo a un lado miró con ojos desorbitados la curvilínea figura de su madre cubierta sólo por una bata de lino blanco que transparentaba gracias al sol. Sus ojos la recorrían lascivamente desde su cabellera a los globos que eran sus pechos viendo las curvas de su pequeña cintura bajando a un respingón y duro culo dándole paso a unas suaves y largas piernas con los pies desnudos.

Era una diosa.

Acercándose por detrás se presionó contra ella sintiendo como se tensaba aparto su suave melena de su espalda dejando besos por su hombro, ella sin saber que hacer no dijo nada y su hijo viendo lo pasiva que era su progenitora acaricio uno de los cachetes de su culo para segundos después apartarse.

— Buenos días, madre ¿Qué hay para desayunar?

Soltando aire lentamente siguió moviendo la cuchara en las tazas machacando el café con el azúcar sintiéndose aún ahogada por el tenso momento que paso.

Girando hizo a su hijo tragar duro y apretar con su mano su dura polla, de frente podía ver sus oscuros pezones para deslizando su mirada al interior de sus muslos notar su pubis cubierto con una línea de vello púbico, la boca se le hizo agua no sabiendo que quería más en su boca.

Aún así pensamientos contradictorios de lo que maquinaba en su cabeza no dejaron de sonar, sabía que era su madre pero no podía apartar de su mente el deseo que corría por sus venas como fuego ardiendo por segundo, dejando las tazas en la mesa girando regresó a la cocina retirando el pan ya listo dejándolo en la mesa como también la mantequilla y algunas tajadas de mortadela.

Empezando a comer dejo caer la mirada en el regazo de su madre donde claramente vio que el vestidito que usaba para dormir se había recogido en su cadera, tragando fuerte dio un nuevo vistazo a sus ojos para deslizarse con todo y silla a su costado.

No iba a perder tiempo, la deseaba mucho.

Dejando caer su mano en su muslo le dio un mordisco al pan, Della paralizada ante ese toque decidió seguir comiendo, aparentando que no lo había sentido, con una sonrisa sabedor de lo que pasaría dejo que su mano se deslizara al interior de sus cremosos muslos tocando con las yemas de sus dedos su piel en círculos haciendo que el pan en los dedos de su madre cayera sobre la mesa, aún así no se detuvo.

No podía hacerlo, sacando la mano de su muslo la guio al lugar que quería tocar abarcando su coño con su palma masajeando con sus dedos los labios de su vagina pulsando su clítoris.

— No ¡detente!

Detuvo con su mano libre los tímidos forcejeos de su madre mientras uno de sus dedos ultrajaba la vulva de donde una vez había sido concebido, gruño extasiado ante lo apretada que estaba ¿acaso su padre no sabía follar a su mujer? Decidido a mostrarle lo que era un verdadero macho sacó sus manos de su madre haciendo a esta soltar un tembloroso suspiro.

— Sácate ese vestido, mamá.

Ella lo miro suavemente sorprendida mientras miraba a su hijo apartar su silla de la mesa para quitarse su ropa interior quedando desnudo frente suyo, no entendía lo que estaba pasando.

— Mamá, sácate ese puto vestido.

Sus manos temblorosas acataron la orden sin saber porque lo hacia, sólo sabía que lo tenía que hacer, satisfecho al verla cumplir su orden agarró su miembro ya duro dándose duras caricias, y al ver sus duros pechos junto con sus tiesos pezones no quiso más que chuparlos con su boca.

— Ven.

Levantando su mano agarró la más pequeña levantándola de su asiento y dejándola frente suyo, la vista era espléndida su polla se puso aún más dura al ver la indecisión en sus ojos.

Dejando de acariciar su polla se inclinó hacia adelante agarrando entre sus manos el trasero duro de su madre, ella tiene un trasero perfecto para sus cuarenta incluso sus tetas eran envidiables, abriendo sus piernas la guio sobre si...cuando su vulva quedó sobre su polla dejo de guiarla para deslizando una de sus manos a su cadera con la otra froto la húmeda punta de su polla que chorreaba semen por toda esta.

Acaricio sus labios vaginales excitado al saber que iba a follar a su preciosa madre mostrándole lo que un verdadero hombre puede hacerle a un deliciosa mujer como ella lo era, dejo la punta quedar en su abertura empujando un poco para quedar listo para un solo empuje entrar en ella.

Pero sintió que así no debía ser pues por muy receptiva que su madre este sabía que era su deber tomar el placer de ambos, era su derecho y estaba listo para ello. Agarrándola por el trasero la levantó guiándola hacia la pared más cercana empujándola contra ella haciendo que sus piernas se abrieran, quedando una a cada lado de su cintura.

Con su pene tieso en sus manos lo restregó por todo su coño dejando la punta en su vulva donde sin previo aviso la penetró abruptamente.

— ¡¡Oh diablos!! ¡¡ohh!! ¡¡ohh!!

Dellan soltó un leve quejido mientras sentía el pene de su hijo penetrar su vulva reiteradas veces, sin detenerse haciendo su trasero chocar contra la pared, no sabía cómo actuar ante lo dado sólo podía escuchar los gemidos de disfrute de su hijo.

— ¡¡Si joder si!! ¡¡mmm!!

— Marcus, para...

Pero el no la escuchó, no podía escuchar el placer lo sobrepasaba era más deliciosa de lo que podía creer, agarrándola de las nalgas la dejo inmóvil mientras la embestida como un animal en celo buscando su placer acosta de todo, Della a pesar de que empezaba a creer que esto estaba mal algo en su interior empezó a crecer.

— ¡¡Ohh si!! ¡¡Ohh si!! ¡¡Ohh si!!

Soltando un cachete del culo de su madre fue por sus tetas manoseado los duros pezones para inclinarse chuparlo en sus labios obteniendo al fin una reacción de su madre.

— Hijo ¡por favor! No sigas.

Mirando sus ojos Marcus vio la confusión ante lo que entre madre e hijo sucedía pero incluso así no se detuvo pues aunque la confusión brillaba allí su cuerpo estaba cubierto de un hermoso sonrojo y su vulva más húmeda y deliciosa ante cada estocada.

— No mamá, estoy cerca tan cerca, no me voy detener.

Vio enterrar su cabeza en el cuello de su madre besando con lujuria su piel mientras las acometidas aumentaban.

— ¡¡Ohh!! ¡¡ohh!! ¡¡siiii!!

Estrellando su pelvis contra la de ella se quedó quieto cuando furiosos temblores cubrieron su cuerpo y un torrente de su simiente cubría el húmedo interior de su madre, manoseo su trasero dando leves estocadas regando hasta la última gota de el con un oscuro deseo llenando su mente...hinchada, así la quería ver.

Della soltó un suspiro temblorosa e incómoda ante la calidez cubriendo su vulva, si su marido lo descubriera sería su fin, Marcus dejo de moverse quedando enterrado profundamente en su interior mirando a sus ojos como empezaba a pensar en lo que había hecho.

No dejándola hacer eso con sus dedos acaricio su hinchado clítoris pellizcándolo reiteradas veces teniéndola temblorosa en sus brazos hasta lograr al fin que su madre tuviera un orgasmo cubriendo su polla con sus jugos.

Un cansada y agotada Della cayó sobre su duro pecho y decidió que por el momento la dejaría descansar.

 

🌻 🌻 🌻

 

La noche cubría los cielos cuando decidió que iría a sus aposentos, después de lo sucedido en la mañana su hijo no había intentado nada más con ella y estaba agradecida pensando que había satisfecho su sed de hembra.

— Buenas noches hijo.

Él, la vio caminar hacia su cuarto sola y desprotegida desde la comodidad del sofá ubicado en la sala, había deseado todo el día seguir con lo que habían hecho en la mañana pero quería sorprenderla con cada uno de sus asaltos.

Porque si ella pensaba que esto había terminado, estaba muy equivocada, acaricio su polla dura sobre su bóxer preparado para una última noche solitaria.

Nunca más volvería a estar sólo.

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