SO GOOD
CAPÍTULO TRES
Oliver
¿Se me
notaba lo nervioso qué estaba? ¿lo cerca que estaba de perder mi maldito
sentido común? ¿lo loco de mis pensamientos incestuosos contra mi padre? ¡juro
que fue ese puto sueño húmedo de anoche!
No es
mí culpa.
Es la
culpa del malnacido buen violador de mi padre ¡si! Todo es su culpa.
-
¿Oliver?
- ¡No
fue mi culpa!
Con la
sangre derramada de mi rostro esperaba la destripación por parte de mi madre,
pero lo único que vi fue su mirada llena de desaprobación mientras veía hacia mi
mano donde le estaba...
-
¡Jo...!
Gruñendo
molesto dejé caer el cartón de leche contra el lavabo mientras agachandome
incline mi plato lleno de leche hasta el borde bebiendo un poco -sin prestarle
atención a la mirada molesta de mi madre- para que al moverlo no se regara, con
un trapo limpie la leche derramada mientras botando ese papel en la basura con
una cuchara metí un puñado en mi boca.
-
¿Estás bien?
Mirándola
rodé los ojos, le creería su preocupación si tuviera sus ojos puestos en mí ¿lo
estaban? Obvio que no, y por las valijas en la entrada estaba más que lista
para un largo viaje.
No
pensaba que mi madre no me amaba tal como una madre afectuosa se supone debe
ser, ella lo hacia y mucho, pero tenía sus métodos para hacermelo saber, como
cuando tenía siete y quise tener mi primera novia, se había puesto tan celosa
para con gestos maternos decirme que Cyndi Breshop no era la niña de mi
corazón, o como cuando comencé con todo lo relacionado a ser YouTuber y a la
semana o meses no tenía ni un solo like o suscriptores...estaba tan
decepcionado y furioso estuve apunto de tirar todo al carajo, pero ella me dijo
que con el tiempo las cosas cambiarían a mejor.
Y lo
hizo.
Ella
sabía en qué momentos aparecer y hacerme sentir mejor, en hacerme reflexionar y
no dejarme llevar por la ira.
Por
eso es que en estos momentos no podía ni verla a la cara, lo sucedido ayer, la
follada que mi padre me dio en mi cuarto sigue latente en mi memoria agonizando
ante la idea de que ella supiera lo que me hizo, lo que hicimos.
Algo
que no podía volver a suceder.
Como
tampoco dejarme follar.
-
Estoy bien, toda esa mierda ya se fue.
-
¡Oliver David Roda Almas! - y aquí viene uno de sus berrinches, veo su rostro
rojo por la ¿vergüenza? ¿ira? ¡bah! Ella es una drama queen - ¡No uses ese
vocabulario frente mío!
- Mamá
- me queje como un bebé - Por todos los cielos, tú sabes bien que esa es mí
maldi...mí manera de hablar.
-
¡Entonces has algo y deja esa vulgar forma de hablar!
-
¿Mujer, por qué tanto griterío?
La
pesadilla, el terror, la tempestad echa hombre entró a la cocina con el torso
descubierto y un sencillo boxer negro apretujando cierta cosa de la que yo
también estoy provisto ¿saben? Uno pensaría que su padre al tener los cuarentas
bien puestos tendría el sindrome de barriga de cervecero, amplia papada, la
calva cual mansion con piscina y yate, además de los vellos recubriendo más
piel de la que debería.
Mi
padre no era uno de ellos.
Al
trabajar como mecánico desde su adolescencia, prácticamente desde que nacio ya
que mi abuelo también era un mecánico certificado y vivió rodeado de tanta
maquinaria, por lo tanto, al tener toda una adolescencia más que llena de arduo
trabajo su musculatura era ¿cómo decirlo sin sonar como una mujer?
El
hombre estaba muy bien construido, y al decir muy bien lo digo en serio, no voy
a decir que cuando sea grande quiero ser igual a él porque a pesar de que su
abdomen lo tiene duro y los cuadritos marcados, el trasero bien puesto además
de que se traía un cabello largo hasta los hombros que mantenía ajustado en un
moño alto junto a una barba de candado y su bigote bien cortado, y aunque la
mayoria del tiempo tenía las manos llenas de grasa de los motores y el cuerpo
polvoriento al estar debajo de los autos...ok ok, mi padre estaba más que bien.
Pero a
mi no me interesaba eso.
¿Obvio,
no?
Al
parecer a mi madre si que le interesaba ya que se lo quedó mirando embobada,
son marido y mujer supongo que las noches para ellos son muy agitadas.
¿Palabra
clave del día?: muy.
Y eso
era muy interesante.
Y
también estaba muy confundido, si el sexo entre ellos era más que bueno ¿por
qué mierda me follo el culo?
Preguntas,
preguntas ¡mierda de preguntas! Las respuestas serán jodidas y me temo de que
mientras sean dichas para mi oído estaré siendo jodido.
Soltando
un suspiro vi como ella se le acercaba besando sus labios, pero la clave estaba
en los ojos de mi padre, los cuales estaban fijos en mi para de un momento a
otro guiñarme un ojo.
Incómodo
dejé caer mi mirada a mi plato relleno de cereal de chocolate, Chocapic, con la
leche ya oscurecida por este removi la cuchara e hice una mueca fastidiado ante
mi ahora falta de apetito.
¿Qué
era, una nena berrinchuda?
Joder.
-
¿Entonces, alguien me dirá el por qué estaban peleando? - separándose de ella
giró para acercarse a la repisa que tenía su cereal para seguido caminar al
refrigerador pero se detuvo al ver el cartón de leche en el lavabo.
-
Oliver sigue con ese modo de hablar.
Rodé
mis ojos dejando caer un poco de cereal con leche en mi boca, de pronto tuve mi
boca seca.
-
¿Cuál modo?
- ¡Ya
sabes cual! Habla de manera irrespetuosa, maldice entre cada suspiro ¡habla con
él! Nuestro hijo no va a hablar como un camionero - hizo bailar su dedo en mi
dirección - En mi casa no hablaras de esa manera, jovencito.
-
Joder mamá ¿acaso no puedes dejarme ser? Soy un adulto y puedo hablar como me
de la maldita gana.
-
¡Traga antes de hablar! - miró a papá señalandome con sus manos - ¿Ves de lo
que hablo?
Si,
haber dado mi discursito con la boca llena de cereal de chocolate al parecer no
fue la mejor idea, menos cuando estaba diciéndole lo adulto que ya era.
¿Vaya
metida de pata, eh?
-
Tamara, déjalo en paz, Oliver ya no es un niño asi que deja que cometa cuantos
errores le venga en gana, ademas, tú también tenías la misma boquita de
camionero como yo también, no jodas a nuestro hijo por algo que ambos a esa
edad haciamos hasta por los codos.
La
miré sorprendido para luego reir a carcajada.
- Te
lo tenías bien guardado mamita.
Ella
sonrojandose hasta las orejas le dio una mirada fulminante a su esposo para
girar e ir por las escaleras al piso de arriba berreando cuanta bobada ante
cada paso, yo aún sonreía divertido...hasta que el decidió meter mano.
Ok,
más que una mano.
- ¿Qué
demonios crees que haces? - eché mi cadera hacia adelante alejando mi trasero
de sus estúpidas manos.
El muy
imbécil estaba que me magreaba el trasero ¿qué mierda cree que soy? ¿su puta?
-
Vamos bebé ¿acaso no quieres volver a sentir mi polla en tu interior? - dejó
caer de nuevo sus manos en mi trasero amasando mis pompis como si estuviera
dándoles forma, apreté mis dientes cuando su cuerpo se presionó contra el mío.
El
boxer no ayudaba, nada, ni una mierda me ayudaba, podía sentir la erección que
se mandaba perfectamente deslizándose entre la línea de mi trasero...mi-mierda,
lo estaba haciendo de nuevo.
- Pues
mira que no - coloqué la bandeja con mi cereal a un lado asegurándome que si de
alguna manera llegamos a golpes, está, no saliera mal pateada.
-
¿Salió todo mi semen?
Mis
mejillas se sonrojaron.
-
¿Q-qué?
-
Ayer, te dejé lleno de mí, supongo que te diste una ducha y allí todo salió de
tu interior.
Cerrando
mis ojos dejé a mi cerebro recordar el momento cuando salió de mi habitación
dejándome todo langido en la cama, que cuando giré para tomar una siesta y está
no llegaba sentí como algo escurria de mi culo...avergonzado había tomado
servilletas de mi guarida secreta junto a la crema para manos -guiño- limpiando
todo su semen tirando la evidencia en la basura.
El
peor momento de mi vida.
- No
se de que hablas.
- Te
lo dejaré pasar, sólo porque en unos minutos tendrás más de mi en tu interior.
Salte
cuando comenzó a besar mi cuello siento su rasposa barba rasgando mi piel en
unos lujuriosos mordiscos ¡mierda! Sus manos seguían magreando mi culo con su
polla frotándose contra mi.
No soy
santo, ni papa, ni cura, el maldito placer es placer, no importa como lo pongas
y ahorita en este momento mi propio padre me está poniendo mucho.
Muy
caliente.
Tanto
que podía sentir a mi polla crecer en mi pantalón, porque claro, no me había
puesto boxer ¿por qué? ¿acaso creen que tengo la más mínima idea? Por supuesto
que no y no cabe duda de que no quiero darla.
Y como
ya me valía madres todo, dejé a mi trasero balancearse y chocar con mayor
ahínco contra su polla, lo escuché soltar un leve jadeo para apretar mis
glúteos enviando una deliciosa corriente por mi cuerpo haciendo a mi polla
endurecerse cada vez más.
¿Qué
palabra clave dije que era hoy?
Ah,
si: muy.
Bueno,
esto es muy caliente.
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