SO PASSIVE
CAPÍTULO TRES
Se había levantado más temprano de lo habitual y era porque hoy sus bellos caballos debían estirar sus pezuñas, ya había llevado a pasear a Canela sólo le faltaba Bandido.
Colocando la silla de montar en su regazo ajustó las cadenas que tantas veces había colocado asegurándose para no caer como lo había echo la primera vez.
— Te despertaste temprano, madre.
Las manos le empezaron a temblar cuando escuchó su voz junto con sus pasos acercándose hacia ella, había pensado sorprenderla en la cama hundiéndose en su interior para después de que despertase enseñarle que con él siempre debe tener su orgasmo.
Pero al no encontrarla allí empezó a buscarla en toda la casa para al escuchar resoplidos de un caballo ir al granero, había hurgado en su armario sintiéndose satisfecho al ver el número de vestidos colgados allí y más al verla frente suyo con un sencillo vestido amarillo con un escote que tuvo a su ya por si duro miembro escurriendo semen en su pantalón.
Siguió colocando las monturas en su lugar sin darle la atención que su hijo quería, Marcus vio que sucedía lo mismo de ayer, ella no hacia nada y eso sólo lo incentivo a agarrar su cintura presionando su bulto contra su trasero.
— ¿Te han dicho lo buena que estas mamá?
— Marcus, hijo, por favor no...
Subiendo sus manos estrujó entre estas sus senos amando la firmeza de estos como la forma en que sus pezones endurecieron punzando las palmas de sus manos.
— ¿No? ¿por qué no madre?
— Eres mi hijo...
— Si, lo se.
Ella había detenido sus manos hace mucho colocándolas sobre las manos de su hijo las cuales tenían un fiero agarre sobre sus senos.
— Soy la esposa de tu padre...
— Lo se ¿acaso no quieres satisfacer a tu hijo?
Había notado el tipo de mujer que era su madre cuando esta no se había negado a ser follada contra una pared, lo había dejado tener su placer sin buscar el suyo hasta que él se lo dio, podría decir que ella era sumisa y comprensiva pero había estado equivocado pues ante todo ella susurra que se detuviera pero al final terminaba siendo tan suave y pasiva.
Ella incierta por sus palabras recordó las enseñanzas de su madre, siempre debía complacer a su hombre sin negarle hasta la más turbia petición, vio las manos de su hizo estrujando fuertemente sus senos, unos senos que una vez fueron suyos sirviéndole únicamente a su hijo, su hombrecito ahora había crecido, un hombre se había vuelto un musculoso hombre el cual pedía ser satisfecho por ella.
Vio en el momento que se rindió, dejando caer sus manos a sus costados quedando inerte en sus brazos, mirando lo que hace minutos estaba haciendo vio al caballo con la montura ya puesta.
— Veo que ibas a dar un paseo.
Soltando sus pechos algo aprehensivo de echo, se acercó y montó al semental que soltando un bufido se removió en su lugar, estirando una mano hacia su madre la incentivo a subir pero al ver que pensaba ir delante la detuvo y colocó detrás suyo.
Tirando de las cuerdas hizo al semental empezar su caminar, un suave trote después sintiendo los suaves montículos de su madre pegados a su espalda decidió que usaría ese vaivén a su gusto. Un tirón en su pierna volvió a llevarla al lugar donde estaba mirando a su hijo le dijo que quería que se pusiera frente suyo.
— Detén el caballo.
El con una misteriosa sonrisa negó, con una mano en las riendas la cogió de la cintura para de un instante a otro verse a horcadas en los muslos de su retoño, aferrándose a sus hombros lo miro atónita ante el cambio de la situación.
Dejando caer una mano en su muslo la deslizó hasta el interior donde su vulva estaba cubierta por una suave tela, molesto por aquello hizo la tela a un lado para con un dedo entrar en su apretado interior, Della cerró sus ojos dispuesta a dejar a su hijo complacer sus deseos carnales con su cuerpo.
Curvando su dedo tocó su próstata haciendo que soltara un jadeo sorprendida ante el repentino placer, sintiéndola húmeda por su toque fue por sus pantalones abriendo el cierre dejando salir su polla acariciando sus húmedos labios.
— Quieto chico.
Marcus murmuró para el caballo deteniendo el suave andar por completo, soltando las riendas la cogió por el trasero amasándolos por un breve instante para después volver a moverla dejando que cayera sobre su polla entrando en ella en un suave deslizamiento.
— ¡Arre!
El semental tras la orden exclamada inicio un trote rápido corriendo por la pradera en una fuerte brisa haciendo a sus ginetes saltar en un furioso vaivén ante cada pezuñaso, Marcus mordió sus labios ante el inmenso placer que obtenía mientras montaña a caballo con su madre brincando sobre su polla ante cada galope.
Atrás y adelante su cadera se movía con ese gran pedazo de carne masculina enterrada entre sus muslos, el apretón en sus amplios hombros por el susto cuando Bandido comenzó un rápido galope fue inevitable como también el placer que corrió por sus venas al verse enterrada una y otra vez en tan gran miembro.
Aunque la sensación era más que electrizante no podía dejar de pensar que lo que hacia era sólo porque tanto Franco como Marcus eran sus hombres, Franco al ser su esposo y Marcus al ser el hijo que ambos tuvieron.
Le pertenecía a ambos y cumplir los deseos de su único hijo es para lo que fue criada, al ver su rostro cubierto de una apenas vislumbrante barba con las pupilas dilatadas por el placer sabía que lo estaba haciendo bien.
¿Verdad?
— Quiero que te corras — susurró entre entrecortadas respiraciones mientras agitando las riendas motivó al semental a aumentar su trote — ¡¡Ohh si!!
Estaba al borde de su orgasmo, Marcus sabía con exactitud mientras miraba a su madre quien respiraba entre cortos jadeos que ella también estaba cerca...solo necesitaba una cosa más, dejando su trasero libre acaricio con firmeza su clítoris haciendo su pequeño cuerpo vibrar y frente a sus ojos llegar al orgasmo.
Un fuerte tirón al semental hizo a este detenerse poco a poco y cuando lo hizo blanquecino semen escurría de entre los femeninos muslos, un placer de tanto madre como hijo combinados.
Respirando entre jadeos palpo los temblorosos muslos que rodeaban su cadera asegurando que no se cayera cuando hizo al semental girar y en un suave andar llevarlos a casa, un brazo rodeo su cintura atrayéndola contra un duro pecho a lo que agotada hasta el cansancio aceptó con verdadero deleite sin importarle el miembro aún acogido en su interior.
— Hijo...
—
Tranquila madre, yo me encargaré de ti.
🌻 🌻 🌻
— No sabía que cocinabas.
La miro de reojo tratando de tocar dicho tema con paciencia.
— Cuando te echan de tú casa eres obligado a aprender o morir.
Deteniendo la cuchara a mitad del camino lentamente la devolvió al cuenco al sentir el ya acostumbrado dolor en su pecho, pero esta vez era diferente ya que esta vez eran las palabras de su hijo quien las decía comprobando así que la vida para el no fue sencilla, la vergüenza como madre volvió a nublar sus ojos al recordar no haber dicho nada por el.
— Lo siento.
Devorando la última línea de carne en su plato se sentó de costado mirándola mientras dejaba el cuenco sobre la mesa de centro.
— No tienes porque disculparte, no fuiste tu quien me tiro cual puto perro a la calle por no cumplir sus expectativas.
— Cariño, tú padre te ama.
— ¿Crees acaso que me interesa saber si el viejo me acepta? No vine para suplicar por su aceptación, ya no más.
El sonido del teléfono de casa interrumpió las sólidas palabras que iba a decir a su hijo por sus palabras, no le gustaba verlo así tan disgustado por quien debía haber sido su héroe, levantándose dejo el plato en la mesita siendo seguida por la sombra de su hijo.
— ¿Hola?
Manos tocaron sus muslos yendo debajo de el vestido que llevaba cogiendo los bordes de su ropa interior de algodón bajándolas, dejándolas caer al piso sintiendo el caliente toque del pene desnudo de su hijo contra su trasero.
— Cariño, que bueno que estas aún despierta, llamo para notificarte que mañana iré a casa ya que uno de los rodeos será dado allá ¿no es maravilloso?
— Es una maravillosa noticia ¿nos vemos mañana?
— Lo haremos cariño, ten buena noche.
— También tú.
Dejando el teléfono en su lugar giró para ver frente a frente a su hijo quien parecía sorprendido.
— ¿Tan rápido vuelve?
— Es sólo por mañana, luego regresará a su viaje.
La
satisfecha sonrisa que curvo sus labios inquieto a su corazón más no dijo nada
dejando que la tomara en brazos yendo hacia la habitación que compartía con su
esposo.
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