C A P Í T U L O 3

SO INNOCENT

CAPÍTULO TRES


Ages

 

No entiendo que está pasando.

¿O si?

Antes cuando era adolescente y mis caderas eran más anchas que las normales para alguien de quince pensaba que nunca alguien sería capaz de rodear mi figura, una mujer...cualquiera, desea que su hombre la abrace y mime en dichos momentos.

Más en los que equivalen a momentos privados, donde la pasión es lo importante y el modo que tu lengua tarde en entrelazarse con la opuesta.

A los quince también pensaba que mi tío, Ages era muy lindo como caballeroso...mas que otros chicos que conocía, habíamos creado un laso inquebrantable desde niños donde cada vez que lo necesitaba así sea sólo para jugar o hacer tareas el estaba ahí para mi...pronto, habíamos llegado a la edad donde a todo adolescente se le alborotan las hormonas.

Nunca tuve un novio.

No lo creí necesario ya que desde hace mucho mi mente como cuerpo habían decidido que Ages sería mi primero y último, más sabía que el como hombre querría tener sus aventuras...ir por allí obteniendo experiencia.

Durante todo ese tiempo estuve separada de el lo que más pude, dejando de ir a su casa, dejando de lado los mensajes y llamadas que reiteradas veces me hacia, pasando por su lado sin saludarlo...pronto, la realidad había chocado contra mi.

Un espejo.

Este me mostró lo voluptuosa que me había echo durante los años ¿quién iba a quererme así de grande? Y mi mente torturándome ante cualquier oportunidad trajo el recuerdo de una delgada chica muy cariñosa contra Ages, me acompleje, y empecé una dieta.

Que me trajo al cuerpo que ahora tengo.

Al que unas manos grandes como masculinas recorrían como quien acaricia una diosa con la belleza de mil, Ages...sus manos eran las implicadas más no entendía.

El es mí hombre perfecto.

Mi deseo más oculto.

Con todo lo que una vez quise y deseé como mío, con una altura de metro ochenta y dos no tenía tantos musculosos como creen pero su musculatura era la suficiente para remarcarse en esa camisa, el abdomen esculpido y duros brazos que me rodeaban mientras su cabello negro entre mis manos era despeinado, sus ojos cerrados no dejándome deslumbrar ante su intenso color mientras su boca presionaba contra la mía.

No.

Esto no era sólo una presión de labios.

Pues su boca bailaba junto a la mía en un decadente movimiento que ascendía entre cada suspiro, su lengua y la mía degustándose mientras sus dientes coquetos como eran mordisqueaban mi labio superior antes de chuparlo en su boca y volver a besarme.

Estaba delirando.

¿Esto en serio estaba pasando o era parte de mi mente quien trata de torturarme con mis más oscuros deseos?

Debe ser.

Ages nunca me diría que me ama, mucho menos que quiere hacerme el amor, error, follarme....el quiere follarme.

El lo dijo entre tantas sucias como pecaminosas palabras que hacen a mis mejillas sonrojarse ante lo explícitas que sus palabras eran.

Esta boca tan hambrienta había divulgado sus deseos ante mi.

Sigue pareciendo demasiado bue...

- Debo tocarte - gruñe impaciente contra mis labios y antes de que pueda procesar sus palabras e incluso le de una respuesta sus manos empiezan a bajar el cierre de mi vestido.

Un escalofrío recorre mi cuerpo ante lo que eso significa y no se si es algo bueno o malo, la única persona a parte de mi que me ha visto en interior ha sido mi madre...y ella tan buena como es sólo me dice lo hermosa que soy.

¡Quiero la verdad!

Aunque está sea dolorosa.

- Oh, mierda.

Cierro mis ojos no dispuesta a ver la repugnancia en sus bellos ojos, no de el...nunca podría superarlo, pero mi corazón empieza a doler más que nada, mis pezones también ¿por qué mis pezones ardían tanto?

Abriendo un poco mis ojos sorprendida los abrí por completo al sólo vislumbrar una cabellera con un rostro inclinado hacia mis pechos, un estremecimiento sacudió mi cuerpo.

Tan sensibles.

- Dios santo mujer, no tienes idea de cuantas veces e soñado con estos senos - Ages susurra con su boca a centímetros de un tieso pezón, como el dice, que brilla húmedo como los labios de él rojos están ¿qué está pasando aquí? - Ni cuanto he deseado chupar tus pezones.

Atónita y con la respiración retenida veo con absoluto asombro como abre su boca y mi otro pezón es chupado y mordisqueado, vuelvo a estremecerme soltando un jadeo tras otro, mis piernas tiemblan y mi mente vuela ante el placer por primera vez arrastrándose por mi cuerpo.

Y quiero poder pedirle que se detenga...

Pero su boca está otra vez sobre la mía y sus manos me empujan hacia atrás, no lo desafío, no lo detengo, no hago nada para detenerlo y no creo ni quiero hacerlo...solo quiero dejarlo hacer con mi cuerpo lo que quiera.

Y se que es lo correcto.

¿Mi deseo nubla mi mente?

Ya mañana pensaré en todos los problemas que acarreará el acostarme sexualmente con mi tío, con alguien de mi misma sangre, porque ahora mi cerebro está rodeado de una nube de placer respirando entre pequeños pero dulces sorbos de lo otorgado.

Como un adicto a una droga tan pecaminosa.

Subimos escaleras con su mano rodeando la mía deteniéndonos entre las esquinas para besarnos, tiro y tiro de su ropa quitándola de su cuerpo dejando estas como migajas hacia el lugar que me lleve, el sonido de la naturaleza nos rodea al entrar a la habitación con nuestros jadeos nada acompasados interrumpiendo la dulce armonía.

Se aleja de mí vistiendo únicamente su boxer y medias negras, sonrío porqué luce tan fresco, tan hermosamente pecaminoso, tan gracioso mientras cierra las ventanas y enciende la luz del baño dejando apenas una rendija iluminar la habitación antes de voltear hacia mi y gemir.

¿Eso que veo en sus ojos es amor o lujuria?

Creo que ambos.

No lo había notado, la había sentido pero ver el bulto hincando la parte delantera de su bóxer hacía mí placer aumentar, como la incomodidad en esa parte tan femenina doler con intensidad, creo que suelto un quejido cuando mis muslos se aprietan entre sí porque por muy bien que se sienta...no es suficiente.

Deseo algo más.

- No voy a obligarte.

- ¿Qué? - jadeo confundida.

- Mi cielo, te traje aquí con la intención de confesar mis sentimientos y de hacerte mi mujer, pero nunca te obligaré a aceptarme.

Se acerca tomando mis manos entre las suyas, lo escucho con atención muy a pesar del abrumador deseo ardiendo a través de mi piel.

- Si no quieres nada de lo que quiero darte, te llevaré de regreso a tu casa y juro no molestarte - el ver como con sólo decir eso su cuerpo se tensaba con la espera de una respuesta negativa y cortante hace que quiera acurrucarlo entre mis brazos.

Por eso...

Me suelto de su agarre y girando voy hacia la cama deslizándome entre las suaves cobijas recostándome de espaldas contra las almohadas, el me mira parpadeando consecutivamente pareciendo confundido pero emocionado.

No sabe como tomar mi acción.

- ¿Esto, qué quiere decir? - lame sus labios dando pequeños pasos hacia la cama.

- Que quiero ser tuya, no me hagas esperar.

Suelta una maldición seguido de dejar caer su bóxer e incluso antes de poder procesar que significa eso el está encima mío besándome, y no es un beso tierno porque su lengua sale recorriendo así mi boca...tan húmeda como me siento dejo de lado como de romántico se supone que debe ser la primera vez de una chica dejándome llevar ante las maravillosas sensaciones de su boca sobre la mía en un profundo beso húmedo, de como su piel se desliza contra la mía y de como mis piernas rodean su trasero empujando esa dura parte suya a frotarse contra mi húmedo montículo.

El placer ante el simple toque es aterrador, porque me deshace y mi respiración se agita con rapidez ¿resistiré lo demás? Debo hacerlo y no me negaré ante nada.

Su cabello se desliza de entre mis dedos mientras desciende por mi cuerpo besando y besando mi piel, al principio no entiendo que hace pero cuando sus dedos acarician las costuras de mi ropa interior.

- Si, ropa interior ya que como no sabía que esto sucedería no tengo bragas hermosas para sorprenderlo -

Me tenso y el lo nota.

- Esto va a pasar, así que abre estos bonitos muslos para que pueda complacerte - su boca está tan cerca.

Pecaminoso.

Lascivo.

Sucio.

Anhelo.

Un nudo se retuerce en mi estómago debilitando mi esfuerzo por detenerlo a lo que desliza la última prenda por mis piernas y luego el está sobre mi.

Dejo de respirar.

Nunca supe que esperar del sexo oral, no tenía idea alguna de que sentiría y para ser sincera no llegué a sentir curiosidad por lo tanto nada de manitas en la noche, pero sentir como su lengua me recorre de lado a lado como sus dedos me abren para su escrutinio sólo hace que tiemble y tiemble, mi manos intentan agarrarse de su cabello pero no puedo y las sábanas son ahora mi mayor opción.

Mis piernas quieren cerrarse ante el placer arrollador, y es tan duro luchar contra ello pero sus anchos hombros lo hacen imposible y cuando un dedo tantea mi entrada empiezo a estar nerviosa, pero su boca demanda mi total atención que no siento cuando su dedo entra sino es hasta que bombea dos dedos que me penetran lentamente.

Su boca va a mi clítoris dando perezosas succiones que sólo aumentan mi placer.

Mi primer orgasmo es delirante.

Me derrumba y sólo parece crecer y crecer, siento mi boca soltar gemidos por doquier entre la tentadora niebla, mi cuerpo entero tiembla y mi centro se siente tan sensible mientras su boca sigue en mi, pero poco a poco la niebla se disuelve hasta dejarme en una satisfacción que nunca creí llegar a conocer, mi boca se curva ante una sonrisa pero vuelvo a tensarme porque la boca de Ages no se detiene.

Acelera.

- ¿Ages? ¿qué...

- Uno más, uno más y estarás preparada para tomarme - murmura antes de volver a mordisquear esa piel tan sensible como también sus dedos aumentan de cifra.

Mi Dios.

Estoy tan sensible que se con absoluta seguridad de que estoy cerca de un segundo orgasmo, vuelvo a temblar, solloz salen de mi boca y mis manos ahora tiran de su cabello desesperada ante las sensaciones.

- A-Ages...no pu-puedo...

El hace una especie de gruñido sin detener su boca y la vibración me hace gritar.

- No..n-no...pue...¡no!

Esta vez mi segundo orgasmo hace mi cabeza zumbar, porque aunque sea del tipo orgasmo corto ahora se siente como si no hubiera nada mejor que esto, y su boca sigue en mi pero ahora tener su boca alli duele y el parecer saberlo al separarse.

Pero no lo siento.

Para nada.

Entreabro mis ojos jadeando ante las leves sacudidas que mi cuerpo aún tiene buscándolo para encontrarlo entrar en la habitación con lo que parece una tira de....

Un sonrojo cubre mis mejillas, cubro mi rostro mientras una nerviosa risa sale de mis labios.

- ¿Algún problema? - murmura burlón y sé que una sonrisa curva sus labios.

- Nop, ninguno - pero por supuesto que sí.

Junto mis rodillas tratando de cubrir mis penosas partes femeninas pero sus manos me abren de par en par colocándose entre ellas, el sonrojo sólo aumenta.

- Ages - me queje.

¿Acaso no podía dejarme ser pudorosa?

- Jules, tu no vas a esconderte de mi, nunca ¿puedes mirarme? - a regañadientes lo hago cuando la curiosidad me es irresistible.

Mis labios se aprietan al encontrarme con sus ojos fijos en mi mientras un sobre plateado se acerca a su boca rasgándolo en un segundo donde sus dedos se inmiscuyen en su interior sacando un círculo que ya muchos conocerán, el pícaro me guiña un ojo antes de agarrar con su mano su miembro.

Y el se acaricia.

Muy, muy lento.

Tragó saliva y mis pezones se fruncen, creo que lo nota pues los mira y vuelve a mi...deja de acariciarse para rodar por toda su longitud el condón y con otro se junta algo que hace brillar a este.

¿Lubricante?

Se inclina besando el centro de mi pecho mordisqueando mi piel tras su paso, lame la aureola de mis pezones antes de chupar su centro y erguirse hasta mi boca.

Sus brazos caen en cada costado de mi cabeza soportando su peso con sus codos mientras mis manos se agarran a su espalda acariciando su humeda piel, sus labios acarician los míos.

- ¿Quieres ser mi novia?

Descolocada lo miré, parece muy serio y estoy que jadeo tras su pregunta ¿no ve que no es el mejor momento para preguntar tal cosa?

Que chico.

- Si.

Una sonrisa cubre sus labios antes de deslizar una de sus manos entre nosotros, la cabeza de su miembro acaricia mis húmedos pliegues de arriba hacia abajo en un decadente ritmo, agitada voy a su cuello besando su piel.

Se detiene pero sólo para presionar contra mi entrada, mi cuerpo se tensa aún cuando se que lo correcto es tranquilizarme, susurra tiernas palabras en mi oído mientras se deja guiar en mi interior llenándome poco a poco, es lento y tortuoso.

- ¡Ah!

El dolor es agudo, insoportable durante no se cuantos segundos, arde mucho y se siente extraño sentirlo allí tras el dolor que sentí.

- Voy a hacerlo bueno para ti, mi cielo.

Susurra en mi oído antes de deslizarse fuera mío, y la molestia que siento chocar contra mi pecho al no sentirlo dentro es desequilibrante pero el dolor y el ardor siguen allí pero tal como dijo, va a hacerlo bueno para mi, porque sus dedos acarician mi clítoris y sus labios succionan mis pezones.

La combinación es poderosa.

Mis caderas se agitan disfrutando de su lento ritmo pero deseando más, entierro mis uñas en su espalda y mis talones en sus nalgas llevándolo a mi interior en una fuerte embestida, el placer explota y es delicioso, su ritmo se mantiene.

Me folla y me ama con su cuerpo, jadeos tanto suyos como míos resuenan en la habitación llenándonos con tan pecaminoso sonido tal como el de nuestras pelvis chocando con rapidez, un sonido vulgar, pero no me importa nada...este es mi hombre y ahora estamos compartiendo más que gemidos, más que jadeos, pues nuestros cuerpos sudorosos se frotan entre cada choque mientras nuestros ojos no dejan los del otro.

Y lo que veo no sólo es pasión, no es sólo lujuria, no es sólo deseo, es amor...y es su amor lo que atrapa mi corazón, mi cuerpo y mi alma.

Soy suya.

Hasta el último de mis orgasmos.

- ¡Ages!

- ¡Jules!



No hay comentarios:

Publicar un comentario