C A P Í T U L O 4

SO INNOCENT

CAPÍTULO CUATRO


Ages

 

— Han estado llamando.

Mi cuerpo se tensa tras sus palabras y el cuchillo que cortaba trosos de jugosa sandia se detiene.

Sabía que esto podía pasar.

— ¿Quién?

— Mi papá.

Entre toda mi familia Henry era quien más me preocupaba y sabía que al volver mi hermano iba a ser el primero en lanzar el golpe, estaba preparado para ello pero también estaba preocupado por como haremos si las cosas no salían como esperaba.

Viendo hacia mi Jules y el solo ver lo nerviosa que está mientras mira su celular deslizando sus dedos por la pantalla, hace que desee más que nunca que mi hermano entienda y no crea que lo que he empezado con ella es un simple juego.

No tengo caprichos.

No con Jules.

Dejo el cuchillo sobre la tabla de picar secando mis manos en uno de los paños en la mesa para caminar hacia ella y tomar sus manos entre las mías, quitándole así su celular.

— ¿Estás preocupada?

Su cuerpo está tenso mientras su cabeza asiente.

— No se que hacer, una parte de mi quiere negar todo lo que ha pasado entre ambos pero mi otra parte y la más ruidosa se aferra a ti, confiando en ti como nunca lo hizo y eso me asusta.

Mi ceño se frunce ante sus palabras.

— ¿Por qué?

— Hay una gran posibilidad de que no se lo tomen bien, entonces ¿qué pasará?

— No estoy seguro — muy a pesar de que mis palabras deberían animarla me veo en la obligación de decirle la verdad — Tu papá bien podría golpearme al verme, podría prohibirme estar cerca tuyo, temo más por ti que por mi, no quiero decepcionarte.

— No lo haces — susurra.

— Aun así, pase lo que pase estaré siempre contigo...eres mi novia, mi mujer, he esperado tanto para poder acunarte entre mis brazos, para poder hacerte el amor que no soportaría el estar lejos tuyo.

— Haremos que funcione.

Descanso mi frente contra la suya antes de besar sus dulces labios, y estoy fascinado cuando jadea sin aliento para frotar sus senos medio cubiertos contra mi pecho.

La escena es obscena.

Mis manos acunan su culo sin dudarlo y sus manos se afianzan a mis brazos mientras nuestras bocas toman todo de la boca del otro.

Pero ella se aleja, parpadeo confundido pero al sentir sus manos como su cuerpo aún pegado al mío...sumándole que sigue frotándose contra mi, puedo asegurar que está excitada.

Suelta un tembloroso suspiro.

— Tu induces toda mi anatomía.

Aprieto mis labios encantado con su palabras, un tanto divertido ante su modestia.

— ¿Induces?

Levanté mi mano llevándola directamente a uno de sus deliciosos senos presionando con mi pulgar su ya tieso pezón, la boca se me hace agua al poder vislumbrarlo tras la fina camiseta blanca que ayer yo usaba.

— Aja...

— ¿Eso significa que tu coño está húmedo para mi polla?

Me mira escandalizada lo que hace que empiece a reír, sus mejillas se ruborizan, amo su pudor ya no virginal.

— ¡Sucio!

Agarrando su cintura con aún una sonrisa en mis labios la acerco a mi, agarrando un puñado de su cabello lleve su boca a la mía dándole uno que otro beso corto.

— A ti te encanta mi boca sucia, sucia con tus jugos.

— ¡Ages Grember!

Vuelvo a reírme mientras aún ruborizada empieza a darme pequeños golpes en el pecho, escapo de ella siendo inmediatamente perseguido por toda la cocina tratando de evitar casi por completo sus diminutos puños.

— ¡No huyas!


⏳⌛

 

Ya es de noche y Jules decidió darse un baño en la tina, algo que gratamente preparé para ella...un baño al cual desafortunadamente no fui invitado por su dulce pudor, pero igualmente mientras ella estaba allí me daba la perfecta oportunidad para revisar mi teléfono.

Uno que había mantenido guardado en mi mochila, en silencio.

Sacándolo me recuesto contra las almohadas, al ya haber tomado una ducha me encontraba plácidamente con únicamente mi bóxer cubriendo mi pene...estaba dudando el ver mi teléfono pero no podía evitarlo.

Soy curioso.

Al prenderlo inmediatamente puedo notar las llamadas perdidas que van desde mi mamá, mi papá, mi hermano y Yoset la madre de Jules, deslizo mi dedo por la pantalla para ver lo demás.

Mensajes, WhatsApp y mensajes de voz.

Dios.

Paso una mano por mi rostro inquieto ante todo esto ¿habré echo mal? Amo tanto a Jules y era tanto mi deseo por tenerla para mí que verdaderamente no pensé como iban a sentirse.

La ira era normal.

Incluso la decepción.

Pero no estaba preparado para ver lágrimas de mi tierna madre ni tampoco la decepción arrugando el rostro de mi padre, de mi hermano esperaba muchas cosas como de Yoset...su tierna e inocente niña en mis salvaje garras.

Vaya estupidez.

No estoy tratando de pervertirla, solo le estoy mostrando con palabras y adictivas acciones cuan grande es mi amor por ella, que sin importar su curvilíneo cuerpo ella para mí es la mujer más ardiente que logra acelerar mi corazón como hinchar mi pene con una dura erección.

Doy un vistazo por encima a los mensajes de mi hermano pues me insulta hasta del dia en que nací y voy hacia los mensajes de mi papá.

 

 

Un nudo se asienta en mi garganta pero aún así voy a los mensajes de mi mamá temeroso por lo que me encontraré.

 



Me preocupo por Porter pero veo que el me ha dejado un mensaje de voz así que lo escucho y rio ante su breve relato de lo sucedido con Henry, aún así le agradezco por todo y cuando regresemos voy a ir personalmente a su casa a invitarlo a una buena noche de chicos.

Si, eso haré.

La puerta del baño se abre a lo que inmediatamente mire hacia allá para ver a mi hermosa novia salir envuelta en una felpuda toalla de color coral, su cabello húmedo cae sobre sus descubiertos hombros y sus mejillas lucen ligeramente sonrojadas.

Me levanto.

— ¿Qué pijama quieres?

Ella no responde y hay algo que llama mi atención y son sus manos inquietas y sus labios siendo mordisqueados.

—¿Jules, sucede algo?

Levanta su mirada del suelo.

— ¿Eres mi novio?

Parpadeo confundido.

— ¿Por qué...

— ¿Lo eres? — me interrumpe sin apartar sus ojos de los míos, dejo mi teléfono en la mesita de noche.

— Lo soy — contesté confundido.

Ella asiente.

— ¿Eso quiere decir que tu y yo...podemos...ya sabes, hacer cosas?

— Podemos hacer lo que tu quieras.

— ¿En serio, no mientes? — parece desear que mi respuesta sea no, a lo que niego y ella exhala aliviada.

Estoy tan confundido.

¿A qué viene tanta pre...

— Entonces quiero hacerte una mamada.

...ella...

...ella dijo...

...¿hacerme una...

...mamada?

Quizás sí la estoy pervirtiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario