C A P Í T U L O 4

SO MINE

CAPÍTULO CUATRO


 Nahir


— ¿Y cuando llegará?

Inspire paciencia pues con quien hablaba era un adulto mayor, alguien que se merece respeto y mi tiempo para explicarle algo que ya le explique más de tres veces sin molestarme.

No molesta.

Solo...exaspera.

— Aproximadamente en dos o tres días, no debe preocuparse señor Bael los pedidos llegan a tiempo y en más que perfectas condiciones.

— He esperado tanto tiempo por aquella pipa ¿Sabías que fue mi tataratataratataratataratataraabuelo aunque creo que más atrás quien la hizo?

— Si señor Bael.

— Lleva más de diez generaciones en mi familia, llegó el tiempo de dársela a mi sucesor.

Oh por todos los cielos.

Que no lo nombre.

Que no lo...

— ¡Vine! ¡muchacho ven a saludar a mi nuera!

Apreté mis labios mientras soltaba un disimulado quejido, habían muy pocas personas en nuestro pueblo unas quinientas y sin contar los decimales, por lo tanto al ser un pueblo tan pequeño se podría decir que a los más o menos jóvenes nos emparejan pensando así que estas son nuestras parejas perfectas.

Vine Bael no era mi pareja perfecta.

Era un chiquillo estúpido centrado en lo hermoso que es su todo terrenos, en cuán brillante es su hacha y en la simetría de sus camisetas a cuatro.

Leñador.

En toda la letra.

A parte...

— ¡Abuelo deja de acosar a mi novia!

El tiene el loco pensamiento de que estoy loca, perdidamente enamorada en secreto de él...dice que mi actitud hosca hacia el solo cubre mi pasión retenida.

¡Ya quisiera!

Por el único que estoy loquita de pasión es por el unico hombre que me hizo el amor como los dioses, quien aun siento en mi coño entrando con un deseo animal, quien al besarme me muestra que no soy la única enloqueciendo.

Quién acaba de entrar en la tienda seguido por mi madre.

No se si mi mirada pesa o está tan atento a mi presencia que cuando sus ojos caen en los míos sonreí satisfecha.

Pero luego su mirada cae lejos mío, justo frente a mi con su ceño frunciéndose en molestia.

— Que sonrisa más hermosa mi amor.

Sorprendida veo hacia Vine quien me mira con deseo, también siento sus manos acunando una las mías acariciando el dorso de esta...tal acto solo me parece tan repulsivo, me deshice de su agarre.

— ¿Vas a comprar algo? — le pregunté a lo que él confundido pero sin molestarse a preguntar el motivo de mi molestia dijo:

— ¿No?

— Perfecto — asentí — Si me disculpas Vine estoy trabajando, clientes esperan para pagar sus compras y ya que tu no vas a comprar nada ¿podrías hacerte a un lado o marcharte?

Se me queda mirando y yo a él, luego asiente mientras se echa para atrás.

— Me iré bonita ¡pero que no se te olvide que te amo!

La gente que nos rodeaba rio divertida como encantada tras sus "hermosas" palabras de amor, más yo me mordía la lengua tratando de no maldecir por lo alto a Vine por su bocotá.

Hice mi mejor do risa falsa cuando el siguiente cliente dio un paso adelante a lo que procedí a cancelar su compra, a pesar de lo que había dicho la tienda no es de llenarse mucho ya que se podría decir que la gente tiene sus alacenas más que provistas de lo necesario.

— Ese muchacho si que está enamorado.

Rodé mis ojos para mirar hacia mamá y hacia...el, su ceño seguía fruncido.

— Sabes lo que pienso de esto — le dije a lo que abofeteo mis palabras botándolas cuál traste.

— Nahir deberías mostrar un poco más tus atributos, así lo tendrás más impactado...

— No necesito vestirme como una prostituta madre, a parte ¿me has escuchado decirte que el no me interesa?

— Por dios muchacha — hizo una mueca — ¿Entonces a quien vas a elegir? No hay muchos de tu edad que estén atraídos por ti, Vine puede ser un chico un poco tontito pero puede asegurarte un techo y comida.

Le sonreí.

— Yo solita sabré alimentarme y mantener sobre mi cabeza un techo, gracias — golpee reiteradas veces la barra para mirar de reojo a mi padre quien parecía estar atento a una revista de chismes — ¿Qué están haciendo aquí?

— Tu padre quería ver cómo iban los negocios — suelta aburrida.

No es una sorpresa que a mi madre le interese muy poco los temas financieros de los negocios, mientras tenga algo en su bolsillo y pueda seguir con esa tiendita que disque es su pasión ella estará feliz.

— Pues toda va perfec...

— No parece haber mucha gente — murmura mirando alrededor y es verdad pero es normal.

— Es domingo — es lo único que digo por lo tanto el asiente dejando la revista en su lugar.

— Creo que hoy vamos a cerrar temprano.

Estoy sorprendida y parece que mi mamá lo está también, el solo me incentiva a cerrar el lugar sin importarle echar a dos clientes quienes estaban por entrar, me sorprendo aún más cuando me arrebata las llaves y el mismo pone seguro a las puertas.

Un móvil suena.

— Xequi hija ¿todo bien?

La escuché interesada ya que no había sabido de mi hermana desde esta mañana y ya don más de de las tres.

— ¿Manicura? No te preocupes voy en seguida — guarda el teléfono mientras arregla su cabello — Nos vemos más tarde voy a hacerme un tratamiento completo.

Luce extasiada y puedo entenderla.

No me negaría a una manicura.

Ella se va y ambos nos quedamos en un incomodo silencio, no se que decirle y mucho menos puedo empezar a contarle cuanto he extrañado sus besos y su polla pues estamos en la calle y aunque no hay tanta gente con la poca que hay es suficiente.

Empezamos a caminar hacia casa saludando a nuestros vecinos mientras cruzamos calles y casas, la anciana esta en su lugar de siempre pero esta vez no grita ni chilla solo se nos queda mirando para asentir y desaparecer dentro de su casa.

Que raro.

Saca sus llaves de su bolsillo mientras caminamos en la entrada y cuando abre la puerta me dice que entre con el detrás mío cerrando la puerta.

Luego corro hacia mí cuarto pues estuve aguantándome las ganas de ir al baño durante el camino, y al terminar eche un poco de agua a mi rostro para negar a mi reflejo.

— No se como lo haré, pero pronto lo tendré haciéndome el amor.

Asentí en acuerdo.

— ¿En serio?

Sorprendida giré y lo pude ver en la entrada de mi baño mirándome con una sonrisa de listillo.

— ¿Pero qué estas...

— Shhh...— se acerca a mi agarrándome de la cadera arrimando su cuerpo al mío haciéndome sentir esa dureza en mi abdomen — No puedo soportarlo, te necesito.

Me estremecí ante la crudeza en sus palabras ansiosa de que haga lo que quiera conmigo, deslice mis manos por su pecho cubierto con esa tonta camiseta.

— Pero tu me apartaste — susurre acariciando con mis labios su rasposa barbilla — Luego de haber tenido tu polla metida en mi interior corriéndote salvajemente decidiste dejarme de lado.

Soltó un lastimero quejido.

— Estaba y estoy confundido, no puedo sentir deseo hacia ti, pero...

Chupó mi labio inferior quitándome el aliento y suspiré deseosa cuando sus manos acunaron mi trasero.

— Comenzaste algo Nahir, no puedo detenerlo...y no tengo idea de si quiero hacerlo — agarré su camiseta sacándosela mientras el también desnudaba mi cuerpo.

Cuando estuvimos desnudos y nuestros cuerpos se presionaron el uno contra el otro, su siseo fue crudo como un gemido gultural que se abrió paso entre sus labios, acarició mis pezones, deslizó dos dedos entre mis pliegues encontrándome húmeda y su boca me dio lo que tanto quería.

Mientras nos besábamos como dos amantes desesperados agarró una de mis piernas colocándola en su cadera.

Nos separamos con la respiración agitada.

— Esto...esto se siente tan bien.

La cabeza de su polla se restregó contra mis pliegues dando pequeños empujes que me encantaban, pero me estaba desesperando...quería su polla en mi interior.

— Por favor — solté quejándome de tanta deliciosa tortura, el solo sonrió para lamer sus labios e inclinarse besándome con todo y lengua.

Rodee su cuello con mis brazos anclándome a él, a su boca y a su polla quien se negaba a deslizarse en su lugar, solté otro quejido y el solo volvió a sonreír.

— No me tortures.

— Tan hermosa — susurra mientras va poco a poco adentrándose, yo solo respiro hondo ante su grosor.

Mi Dios.

Su frente se unió a la mía mirándonos directamente a los ojos mientras su polla se deslizaba en casa, su mano aún mantenía mi pierna en alto y mis brazos aun rodeaban su cuello...éramos solo jadeos y gruñidos cuanto tentativamente empezó a moverse.

Suaves embestidas que me cortaban el aliento, luego aumentó chocando su pelvis contra mi estómago...gemí sin sentido disfrutando plenamente de su posesión.

Su mandíbula se mantenía cerrada pero podía ver lo que aquello le costaba, acercándome plante un beso en esa tiesa mueca para enterrar mis uñas en su espalda cuando su vaivén moderado aumentó ¡y aumentó! Y oh diablos aumentó.

Me encontré gritando con sus labios besando mi cuello bajando hasta mis pecho chupando con su boca mis pezones, me estremecí y volví a gritar su nombre...gruñó al escucharme como también sentí su polla vibrar, le gustaba, volví a gemir su nombre una y otra y otra vez descarriando su mente y su deseo.

Mi trasero chocaba fuertemente contra el cuarzo de mi fregadero, más no me importaba...mis uñas seguían enterradas en su piel más no le importaba y cuando un mordisco más que sabroso apretó mi pezón...grité como loca corriéndome a su alrededor con el tensándose y regando su semen en mi interior...no detuvo sus embistes.

Solo que ahora eran suaves.

Su piel estaba sudorosa tanto como la mía, más eso no nos importaba ya que al momento de mirarnos volvimos a unir nuestros labios con una sonrisa de por medio.

— ¡Edier!

Sobresaltados miramos hacia la puerta para brincar y desenredarnos más cualquier cosa que saliera de nuestros labios no valdría como la imagen que mi mamá como mi hermana estaban viendo.

Me cubrí con su cuerpo mientras el se quedaba en silencio mirando a mi madre.

— Llana, sé que esto...

— Pensé, tu cabron pensé que no ibas a hacerlo ¿cómo pudiste? — llorando salió de la habitación mientras mi padre maldiciendo recogió su pantalón para salir detrás de ella.

Bueno, eso dolió.

Miré hacia mi hermana para inclinarme y recoger mi camiseta como bragas y colocarlas en el cesto de ropa sucia, luego le di la espalda.

— Di algo — susurre.

Entré en la ducha dejando que el agua caliente limpie ese olor a sexo más las palabras de mi madre seguían rondando en mi mente ¿puede ser que ellos sepan de la maldición? Tal vez por ello la primera vez que pregunté ella había llorado y el se había puesto tenso.

— ¿Qué estabas pensando Nahir?

Salté sorprendida pues la había olvidado, solté un suspiro.

— No lo entenderías.

— ¿Oh, en serio? Déjame ver te acabamos de encontrar cometiendo coito con nuestro padre, nuestro papá Nahir ¿Sabes quién es él verdad?

Rodé mis ojos pasando el jabón por mi cuerpo.

— Si, lo sé.

— Pues no te creo, porque esto no debe suceder...esto está mal ¿qué estaba pasando por tu cabeza?

Hablar con Xequi algunas veces era divertido, otras veces era aburrido, otras exasperantes y las que son como estas...irritantes.

Coito.

¿Quién sigue llamando al sexo coito?

Solo la pudorosa de mi hermana mayor y vaya que no me sorprende, terminé sacando el jabón para seguir con mi cabello y al terminar abrí las cortinas.

Ella me miraba ceñuda.

— ¿Acaso no pien...

En ese momento papá volvió a entrar a mi cuarto como a mi baño, al verme toda desnuda y húmeda sus pupilas se dilataron y sus pantalones tuvieron una tienda de campaña muy sabrosa, sonreí coqueta.

— ¿Necesitas ayuda? — señalé su problemita cuando me miro confundido para quejarse.

— Ahora no — susurro mientras miraba hacia otro lado — Vístete y cuando estés lista tenemos que hablar, estaremos en la sala.

Con eso le hizo una señal a Xequi para seguirlo algo que hizo aunque moviéndose lejos suyo, el sólo soltó un bufido para darme una última miradita.

— ¿Algo que quieras muchachote?

Negó mientras reía para rápidamente acercarse a mi sorprendiéndome y dejándome sin aliento cuando chupo mis pezones y luego dejó un beso en mi boca, y así de rápido se alejó.

— Estas tan buena — soltó para salir de mi habitación.

Yo solo solté un tembloroso jadeo mientras sonreía abiertamente, me acerque a mi armario recogiendo una toalla en mi camino para secarme.

No tarde demasiado.

Por lo tanto baje ya vestida a la sala donde mi madre y hermana ocupaban un único sillón mientras mi padre se mantenía en uno individual, por lo tanto me senté en el que sobraba.

— No hay manera sencilla de decir esto, solo lo diré — comenzó mi mamá mirando sus manos y pude saber exactamente que diría — Estamos...

— Malditos — complete logrando que todos me miren, no sonreí ante la sorpresa en sus miradas — La anciana lo repite cada vez que nos ve a Xequi y a mi.

Papa niega.

— Nahir esto es serio, la maldición de tu familia es...

— Solo mujeres nada de hombres y que la única forma de acabar con esto es cometiendo un pecado fraternal — volví a interrumpí ganándome más miradas sorprendidas.

Al parecer mi hermana lo sabía ya que asiente a mis palabras.

— ¿Ella te lo dijo? — mamá susurra sorprendida.

Negué.

— Alguien de su familia — no iba a decirles quien pues no soy una delatora — Entonces todo es verdad, por eso no estas...¿molesta?

Ella aprieta sus labios para mirar sus manos entrelazadas.

— No estoy de acuerdo con ello, pero mi familia lleva años intentando todo para terminar con esta maldición, si se debe hacer ésta...barbarie, pues que se haga — mira seria a mi padre llamando su atención — Mas esto terminará cuando todo acabe.

El me mira de reojo para asentir.

— Por supuesto.

Vaya mentirota.

Desde mi lugar puedo ver sus dedos cruzados, mordí mis labios y me puse sería cuando mamá me miró creo esperando mi respuesta.

— ¿Eh? Por supuesto — murmuré a lo que ella asintió soltando un largo suspiro para mirar a mi hermana.

Yo me concentré en el hombre a mi costado quien también me miraba, mordí mi labio prometiéndole cosas sucias en el futuro mientras el agarraba discretamente su polla aún dura. 

Esto solo ha comenzado.




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