SO PASSIVE
CAPÍTULO CINCO
Justo en ese momento se escuchó el ruido del auto de su padre, ambos se tensaron pero fue imposible hacer algo cuando la puerta principal fue abierta y la voz de su padre resonó por los pasillos.
— ¿Cariño?
Dio un vistazo a la puerta asegurándose de que esta siguiera trabada por la silla, pues aunque la idea de dejarle en claro a su padre de que ahora su madre era suya este era el momento menos adecuado para hacérselo saber, aún así la puso a prueba mirándola en todo momento enterrado hasta las bolas en su interior con sus bocas rosándose entre cada jadeo.
— ¿Della? ¿cariño, estas aquí?
Los pasos resonaron por el pasillo confundido ante el no encontrar a su esposa donde estaba hace menos de veinte minutos, recorrió la casa yendo al cuarto principal que al encontrarlo vacío fue al cuarto de invitados moviendo la perilla se dio cuenta de que estaba cerrada con seguro.
— ¿Marcus? ¿estas allí?
Tragando saliva lamio los labios de su madre comenzando un lento saca y mete en contra de la húmeda vulva que lo acogía.
— ¿Qué quieres? — contestó con ese tono que sabía a su padre disgustada.
— ¿Dónde está tu madre?
Con una sonrisa divertida en sus labios mantuvo las acometidas en lento viendo como los ojos de su querida madre brillaban por el placer, su padre no se imaginaba lo que pasaba aquí de eso estaba seguro.
— Está en la sala.
— No está allí, por eso vengo a preguntarte.
— Entonces no se donde está ¿crees que puedes dejarme dormir?
— ¿Acaso no te preocupa donde está?
— Es tu esposa, deberías saber donde mierda pasa sus tardes, el que yo este aquí no cambia nada ¿ya puedes dejar de joder?
No hubo más respuestas que la de unas pisadas resonando fuera del cuarto yendo hacia un lugar, otra puerta fue abierta y el resoplido de un motor fue lo que les dijo que el padre y esposo se había marchado.
Con un dedo recorrió su mandíbula intrigado ante su silencio.
— ¿Por qué no dijiste nada?
Mirándolo confundida sus piernas temblaron cuando detuvo sus embites.
— Tenías la perfecta oportunidad de gritar por su ayuda, de decirle que te salvara de mí ¿por qué no lo hiciste?
— No lo sé.
Haciendo un sonido con su boca mordió su barbilla descendiendo en delicados besos por su cuello, sus caderas volvieron a contonearse embistiendo contra aquella vulva golosa que ante cada empuje se volvía más y más húmeda.
— Lo
sabes y pronto lo reconocerás.
🌻 🌻 🌻
El minimarket en si no era muy grande y sólo estaba abastecido con lo necesario y una que otra chuchería, mientras iba por los pasillos con lista en mano fue recogiendo cosas de la lista y metiéndolas en el canasto que llevaba.
— Disculpe ¿sabe donde están las ciruelas pasas?
Una voz suave deslizada lentamente por su boca murmuró detrás suyo, soltando un suspiro giró dándole un vistazo a la muchacha que lo venía siguiendo desde que se toparon en el pasillo de los vegetales.
La chica, era bonita, de una larga melena chocolate que caía por su cadera, una ajustada camisa de cuadro con un nudo que mostraba su abdomen -uno que no había estado cuando la vio por primera vez- y un jean que parecía pintado a su piel, tenía unos hermosos ojos caoba.
Un tipo de chica que antes no hubiera dudado en ligar, pero como se había dado cuenta desde el principio ninguna llamaba su atención...solo una mujer lo era.
— Pasillo cuatro.
Sin decir nada más recogió sal, azúcar, comino y pimienta del estante para seguir su camino, pero al parecer la chiquilla no iba a rendirse.
¿Acaso no prestó atención cuando la rechace?
— Te vi el otro día en el bar — murmuraba mientras se colocaba a su costado, no iba permitir que un hombre fornido como este se le escapara — ¿Eres nuevo, verdad? ¿qué te trajo por aquí?
Deteniéndose en otro estante revisó su lista para tomar las fundas de diferentes fideos, y seguir con su camino sin prestarle atención a la chica que seguía tras sus pasos.
— ¿Eres de los difíciles, no?
Colocándose frente suyo obtuvo lo que quiso cuando tuvo los ojos de él sobre ella, deslizando sus dedos por su escote profundizándolo más, murmuró:
— ¿Qué tal si nos vamos de aquí y, no se, vamos a mi departamento a divertirnos?
La chica parecía una gatita en celo, que a pesar de verse coqueta y lista para complacer a cualquiera el estado de la polla de Marcus seguía sin dar el visto bueno, era una pena.
— No estoy interesado.
Sin
más que decir dio la vuelta yendo a cada pasillo por lo que faltaba, hoy estaba
ansioso pues la presencia de su padre hacia que cada encuentro con su deliciosa
madre fuera más jugoso de lo que era...la sonrisa que curvo sus labios incómodo
a la cajera que sonrojándose empezó a pasar con mayor rapidez los artículos a
comprar.
🌻 🌻 🌻
— Fue un por menor que no sabía estaría, pero no importa, este raspón no va a detenerme.
— Franco, cariño, creo que lo mejor sería si te quedas en casa.
— Me estás pidiendo lo imposible, no dejaré algo que me apasiona, esto...sanara antes de lo que crees.
— No es un raspón.
Viendo el abdomen cubierto con metros de gruesa gasa que rodeaban de lado a lado una herida hecha por los cuernos del toro, no sólo era un raspón, era un corte nada limpio que tuvo a su esposo en coma inducido por trece horas y cuando salió hace cinco horas no dijo más palabra de que debía irse al siguiente rodeo.
Los analgésicos en la bolsa junto con la ropa y otros objetos personales lo tuvo listo para irse, más su esposa, suave, preocupada no estaba en acuerdo con su retirada ¿cómo iba a estarlo? Estaba cojeando ante ella y preocupada como estaba no podía dejarlo irse así.
— Por favor, no vayas.
Acercándose a ella limpio las lágrimas cubriendo sus mejillas, descansando su frente con la de ella soltó un suspiro al verla así, no le gustaba ver triste a su mujer.
— Lo siento.
Marcus, mirando todo desde el pasillo observo a su padre irse entrando en el auto encendiéndolo y sin mirar atrás marcharse, en la cocina su madre recostada contra la puerta vio como su lastimado esposo se iba con una dolorosa herida punzando en su cuerpo tal como ahora su corazón sangraba ante lo dado.
— Mamá.
Girando vio a su hijo, notando por primera vez el gran parecido entre padre e hijo, sorprendida ante ese reciente hallazgo se acercó a el acariciando su rostro, las líneas juveniles de su retoño dieron un cambio brusco convirtiéndolo en todo un hombre.
Un hombre precioso.
Poniéndose en puntitas acaricio sus labios contra los masculinos que se entreabrieron pero no besaron, la dejaron continuar con el primer toque, viendo que el no hacia nada deslizó sus manos a su nuca enterrando las manos en su cabello acariciando su cuerpo menudo contra el macizo.
Un beso apasionado dio inicio tras un tirón de cabello, Marcus quien sorprendido pero deleitado contra su iniciativa saboreo el sabroso sabor de su madre, dulce, tan dulce en su boca mientras tiraba de su menuda cintura encajando el bulto de su polla escondida en su pantalón contra su vientre, había un cosquilleo recorriendo el cuerpo de Della que la tenía de puntas mientras dejaba a su cuerpo sucumbir ante tales carnales deseos.
¿Sólo por esta noche? Se preguntaba mientras la astuta lengua de su retoño acometía contra la suya, un chillido abandono sus labios cuando grandes manos soltaron su cintura deslizándose por sus caderas en una candente caricia para dejar caer sus manos en el robusto trasero de su progenitora.
Alejó sus labios.
—...el amor.
— ¿Qué?
— Hazme el amor.
Deleitado por sus palabras ajustó su agarre se inclinó y tomándola en brazos recorrió el pasillo yendo hacia el cuarto principal con los labios de su madre besando su cuello con un hambre sin lugar.
Soltando su agarre en ella la arrojó sobre la cama viendo con ojos hambrientos como su suave cuerpo se sacudía en los lugares correctos ante el impacto, no sabía el porque de su repentino deseo pero el iba a aprovechar hasta el último segundo y si era enterrado hasta las bolas en su jugoso coño, por él, estaba más que perfecto.
— Desnúdate — la orden vibró junto a su voz y ella dispuesta a complacerlo acató al segundo su orden quedando desnuda sobre las mullidas sábanas.
Haciendo lo mismo con su ropa desprendió su cuerpo de la tela que lo cubría revelando a su madre como años de distancia hicieron a su cuerpo cambiar de la mejor de las maneras, había estado sólo por mucho tiempo y aunque tuvo encuentros furtivos con despampanantes mujeres ninguna se igualaba con la que estaba ahora a su merced.
Por un momento se permitió recordar que aquella seductora dama postrada en la cama era su madre, la persona que lo pario ¿acaso eso no debería mandar su libido a estrellarse y desaparecer más rápido que una supernova? Por lo contrario, el saber eso sólo hizo que su polla aumentase de tamaño.
¿Deseo enfermizo? ¿incesto no planificado? ¿desenfrenada pasión sin fin?
No sabía cómo llamar a lo que se estaba dando entre aquellas paredes, en aquella casa, en aquella colina, pero sea lo que sea...no podría parar, no podría detenerse, ya no.
No cuando su simiente había estado tantas veces en su codicioso interior chupando de el ante cada éxtasis, fecundando a su fértil madre, la imagen de ella hinchada con su hijo hizo que casi cayera sobre sus rodillas.
No había otro lugar donde quisiera estar.
Abriendo sus piernas se colocó entre ellas siendo rodeado al instante por su calor, su miembro viril rozó los labios hinchados de su vulva mandando el cuerpo de ambos amantes a un desenfrenado estado de descontrolada pasión.
Labios húmedos se encontraron besando, chupando, mordiendo en un enloquecido desprendimiento ante un deseo carnal nunca antes visto o sentido por ambos, habían sentido el placer ¿pero esto? Era un nuevo nivel.
Dos dedos se introdujeron en su cueva haciéndola gritar ante el ardiente deseo que recorrió su cuerpo, un cuerpo que agitado ante el deseo se arqueo y estremeció ante cada arremetida de aquellos dedos. No la hizo gritar mucho tiempo pues su deseo por ella era tan grande como el suyo propio, introdujo su glande ya morado apretando sus dientes ante el desgarrador placer_dolor que hizo a su polla lloriquear.
— ¡¡Oh madre!!
Las embestidas no cesaban, los embistes uno más profundo que el anterior tirando de sus cuerpo ante cada arremetida, sudor cubrió el cuerpo de ambos mientras el sonido acuoso de cuerpos chocando aumentaba con rapidez siendo oído por toda la casa y a eso un sonido se le unió, un choque, un choque que no podía confundirse con nada, el respaldar de la cama empezó a chocar contra la pared provocando un erótico sonido echo por la pasión
— ¡¡oh!! ¡¡oh!!
Era la primera vez que escuchaba sus dulces gemidos, la primera vez que la veía sucumbir ante la pasión y no pudo más que estas sorprendido por el encanto que tuvo en el, algo, algo que no esperaba estaba floreciendo en su interior, algo ya sembrado y que había llegado el momento de cosechar sus frutos, mordisqueo su cuello para cogiendo una de sus piernas dejar que está se situase sobre su hombro derecho, los embistes no disminuyeron en ningún segundo el sonido aumentado ante cada rápido palpitar.
Necesitaba más, era lo que su cuerpo rogaba que cuando su posición fue cambiada elevó sus manos hacia el rostro de su hijo acariciando sus labios con dulzura, fue un segundo donde algo cambio, sólo un segundo donde un todo chocó contra ellos.
— Más.
Mordiendo con una suavidad, que le sorprendió, sus delicados dedos forjó su agarre en su pierna elevada para con la otra ampliar sus muslos, cuando chocó contra su interior exclamó ante lo hondo que llegaba.
— ¡¡Oh si!!
Cerrando sus ojos con fuerza dejo a sus brazos caer en las sábanas agarrando puñadas de estas cuando ante cada empuje la cabeza de la polla enterrándose a cada segundo en su interior daba directamente con su próstata mandándola a un estado de embriagante placer, sus ojos se nublaron y su boca permaneció abierta mientras agonizantes gemidos salieron entre ellos.
Mirándola fascinado ante lo receptiva que está era aumentó sus embistes viendo ahora embelesado como su polla desaparecía entre los sonrojados labios de su vulva, un estremecimiento aún mayor recorrió su sudoroso cuerpo reuniéndose en sus bolas levantándolas listas para derramarse en el coño que lo acogía con tanto placer, dejo dejó caer la pierna de su hombro para deslizar su cuerpo contra el femenino mordiendo sus pezones mientras uno de sus dedos pellizcaba su hinchado brote.
— ¡¡Ohhh!!
Cerrando sus labios sobre su pecho derecho mordió la piel mientras su orgasmo lo estremeció cual terremoto, jadeos pesados se escucharon cuando ambos sucumbieron ante el placer.
Tirando su pelvis hacia atrás sintió el placer de ambos escurrirse entre sus cremosos muslos, levantando su cabeza algo que le tomó mucho esfuerzo vio que sus párpados habían caído llevándola a un estado de inconsciencia, y aunque quería acompañarla antes tenía que cuidar sus necesidades.
La
limpio, como también a el para luego uniéndose a ella la retuvo en sus brazos
para quedar dormido al instante que su cabeza tocó la mullida almohada.
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