SO INNOCENT
CAPÍTULO CINCO
Ages
Le dejo saber con mi expresión lo sorprendido que estoy tras su no tan censurada oración, para acomodar no tan disimuladamente la semi erección que me causó.
Por lo tanto sus mejillas se sonrojaron.
Por lo tanto sus manos cubrieron sus ojos.
Manos que sostenían la toalla a su alrededor.
¿Si saben lo que pasó?
Al suelo fue a parar, algo de lo que totalmente estoy en acuerdo ya que no veía necesario cubrir su precioso cuerpo cuando ya había besado y penetrado su dulce placer.
Tan desnuda.
Joder.
¡No me deja ser un caballero!
Aprieto más fuerte mi erección por que el solo ver sus llenos senos ya hizo todo el trabajo, hago una mueca porque la mierda duele pero tenia que hacer algo para controlarme...oh joder esta muchacha va a matarme.
Me acerco.
Pues no quiero que cada vez que estemos desnudos ella se cohíba, yo quiero y deseo que deje fluir esa Jules escondida conmigo, que sepa que su cuerpo me enloquece como enriquece, que mi cuerpo es suyo para devorar, para tomar y para adorarla.
Deseo su confianza y estoy dispuesto a ganarla y merecerla.
— Mi cielo.
Agarro sus manos quitándolas de su rostro, sus mejillas sonrojadas me deslumbran y sus pupilas dilatas solo hacen que más duro esté, me inclino y beso sus suaves labios.
Esta tensa, pero puedo arreglarlo, la suelto para rodear su cuerpo con mis brazos trayendo así su boca más cerca de la mía ...entonces jadea de esa forma que tanto me gusta, la forma en que sabe que son mis labios, en que nuestra pasión es deliciosa, en que se suelta y hace que ahora yo jadee.
Tira de mi cabello.
Duro.
Y eso no solo me hace jadear sino gruñir fascinado, acojo uno de sus suaves glúteos en mi mano dándole un duro apretón logrando así que su cuerpo se estremezca, su lengua tentativa sale y me prueba...clavo mi polla en su vientre frotándome en ella una y otra vez simulando penetrarla.
Necesito algo de liberación.
— E-Espera — murmura entre besos plantando sus manos en mi pecho deteniéndose, me quejo — Espera...yo enserio quiero....
— ¿Mamar mi polla?
Muerde sus labios haciendo un sonido lastimero mostrando lo avergonzada que está tras mis palabras mientras sus manos dan un tirón a mi cabello reprendiéndome, solo sonrió.
— Sucio — susurra para soltar un suspiro tembloroso — Pero si, quiero hacerlo.
— No tienes que hacerlo.
— Quiero darte placer.
Acaricio perezosamente uno de sus duros pezones haciendo que retenga la respiración y su corazón bombee con rapidez.
— ¿Me enseñarás?
Gruño, pues tenerla preguntándome si le enseñaré con esa voz tan suave hace cierta cosa en mi cuerpo, me duele el pene necesitado de atención...una atención que ella está dispuesta a dar.
— ¿Me quieres de pie o acostado?
Parece por segundos descolocadas tras mi pregunta.
— Yo...no se ¿acostado?
Asiento.
— Mejor, así no lastimarás tus rodillas.
El piso está revestido de madera color caoba con una suave alfombra repartida bajo la cama pero aun así sus rodillas podrían lastimarse y la posición podría cansarla, no la quiero exhausta por darme placer sino por haber sido satisfecha.
Voy hacia la cama recostándome por completo para con una mano incitarla a colocarse encima mio con sus piernas en medio de las mías, dándole un lugar frente a mi polla teniendo así plena vista de lo duro que estoy.
Parece nerviosa.
Agarro mi miembro para acariciarme lentamente así logro mostrarle como me gusta y sin palabras ella misma desliza la suya encima de la mía tocando tentativamente antes de apartarme y encargarse de mi asunto, su simple tacto tiene mi abdomen como trasero duro.
La caricia es mínima.
Y se que quiero más.
Pero la dejaré ir a su ritmo.
— ¿Qué debo hacer?
Estoy algo descolocado para responder por lo que rasco mi cabeza para respirar hondo, mirar hacia el techo me tiene intranquilo, recogí una almohada a mi costado para ponerla debajo de mi cabeza y así estar reclinado para poder verla.
— Yo...
¿Cómo se hacía una manada?
Tengo leves recuerdos de cuando una chica me la hacía, no era lo suficientemente buena pero servía, y al solo ver los rosas labios de mi novia tan cerca de mi polla...quisiera tanto embestir en ella.
Otro día será.
— ¿Ages?
— ¿Cómo te gustaría empezar?
Ella se queda mirando mi polla y estoy a punto de preguntarle si hay algo malo cuando se inclina y desliza su lengua sobre mi glande, maldigo en voz alta sobresaltándola.
— ¿Te lastimé?
¿Es a mí a quien pregunta?
Niego.
— Lame de nuevo mi polla mi amor, eso se sintió muy bien — trago saliva para hacer una mueca que ella nota para mirarme preocupada — Solo, no aprietes tan fuerte.
Quita de inmediato su mano de mi polla mirándome escandalizada, voy tras ésta y la hago rodear mi polla ajustando su agarre a uno placentero.
— Así.
Ella asiente centrando nuevamente su mirada en lo que sus manos curiosas rodean, su lengua sale y es la única señal que tengo antes de tener su boquita chupando mi glande tratando así de introducirla...no puede y eso parece frustrarla.
Sonreiría.
Pero no puedo dejar de mirarla.
Vuelve a agarrar mi polla para acariciar con sus manos de arriba abajo, me remuevo ante el tan agradable cosquilleo que eso me trae, dejo caer mis brazos tras mi cabeza para apreciar la vista.
Ella está inclinada con su colita levantada la cual se menea entre cada lametón, la curva es tan provocativa...sus labios me arrebatan de mi vista haciéndome jadear fuerte cuando vuelve a introducirla en su boca respirando por su nariz mientras lo que sigue fuera ella lo acaricia con sus manos.
Le digo que otras cosas mejorar o arreglar, para así luego de cinco minutos y con el sudor perlando mi piel puedo asegurar que sus cultivos darán frutos pues mi orgasmo está tan cerca.
Se lo hago saber advirtiéndole que se aleje, pero ella no lo hace, la terca solo sigue y sigue mamando...por todos los santos jugo de piña solo espero que hayas cambiado el sabor de mi esperma.
— ¡Joder!
Si, el orgasmo es placentero...mucho.
Y puedo asegurarles que estuve echado en esa cama durante varios segundos sufriendo placenteros espasmos mientras su boca seguía degustándome.
¿Cuándo recupere el aliento?
Tiré de ella hacia mi recostándola entre las almohadas colocando e inmediatamente encima suyo, bese sus labios su cuello y mordisquee sus pezones...dejándome llevar por el deseo que roía mi cuerpo, la deseaba a ella...a su cuerpo bajo el mio recibiendo mis embestidas.
Ella no se negó.
Deslice mi mirada hacia la suya sin apartarla por ningún segundo pues lo que mi pecho sentía, lo que mi corazón deseaba dejar escuchar...solo mis ojos eran capaces de transmitir.
Acomodándome y agarrando mi polla, la deslice de arriba hacia abajo en su húmedo centro, por que si...ella estaba húmeda, húmeda por haber tenido mi polla en su boca.
Presione.
Ella se tenso.
Perdí el aliento.
Me agarré a sus manos colocándolas por sobre ella para empezar con suaves embestidas, suaves gemidos salían de sus labios más sus ojos no se cerraban...ella me ama...era como un eco en mi mente dándole más fuerza y poder a mi deseo, la besé porque me encanta su boca y porque quería tragarme sus ruidosos gemidos.
Aumente nuestro ritmo golpeando con fuertes bofetadas su culo con mis bolas, nuestras respiraciones se agitaron como sus piernas me rodearon con mayor fuerza reteniéndome en mi lugar pero sin forzarme a detenerme.
Apreté sus manos aún entrelazadas con las mías ante cada embestida, lamí sus labios sin creer posible el poder besarla tras nuestros erráticos jadeos y mucho menos cuando el solo escucharla gemir en voz alta hacia mi cuerpo vibrar.
— ¡Ah! ¡Ah! ¡A-aggges!
No deje de mirarla.
Mucho menos cuando su orgasmo brotó cubriendo aún más su sudorosa piel, gritó mientras su espalda se arqueaba y sus muslos me retenían...luego mi orgasmo me desgarró.
Gemí, gruñí y grité.
No deje de embestirla.
Y aunque sabía que esta era nuestra primera vez sin condón, no estaba preocupado por un futuro bebé, en este momento nada me importaba...nada más que mi mujer y su dichoso placer.
Luego de esa vez, hubo más pero sabía que mi mujer era solo una novata y no era algo bueno una maratón de sexo.
La cuidé.
La vestí.
La limpie.
Y dormí a su lado con su rostro apoyado en mi pecho y sus piernas entrelazadas a las mía velando por su sueño
Mí
preciosa mujer.
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