C A P Í T U L O 5

ME PERTENECES PEQUEÑO



C A P Í T U L O   C I N C O



5. Preguntas sin respuestas.


 

El menor se despertó con la respiración agitada se sentía acalorado y sobresaltado cuando sintió unas manos acariciando su cadera miro hacia abajo encontrando al mayor que gruñía mientras lo embestía con rudeza, este sintió cuando el menor despertó pero siguió penetrando ese ano que lo absorbía deliciosamente tomando sus caderas y lo acercó más empujándolo en contra suyo debía darle duro hoy puesto que no lo vería casi durante todo el día,

Ryan se dejó tomar por el y gimió fuertemente sin pudor ante las sensaciones puso las manos en sus amplios hombros apretando en cada empuje y cuando siente que se correría apretó aun con más fuerza.

Edgar se dio cuenta de que su pequeño estaba cerca del orgasmo y apuro sus embistes, dejo su cadera y se inclinó posando todo su sudoroso cuerpo sobre el sintiendo su cálida piel se agacho sin dejar de penetrarlo y lo beso.

Tomo el labio inferior y escuchando el gemido satisfactorio de Ryan al correrse sintió su semen correr por su abdomen, el mayor lo sigue corriéndose con violencia en ese esfínter, jadeaban ambos boca contra boca Edgar poso su frente en el hombro del cuerpo debajo suyo y sonrió satisfecho.

— ¿Y eso? — se atrevió a preguntar con voz ronca el menor.

El pensó una respuesta pero solo salió de encima suyo para mirarlo, luego vio donde aún seguían unidos, la imagen era candente le gustaba eso movió en círculos sus caderas sacando un jadeo del menor y sonrió miro hacia este que mordía sus labios mientras se sonrojaba.

— Sexo matutino — murmuró y salió de su interior, para levantarse y sin pudor se quedó frente a el mostrándole ese cuerpo duro y cubierto con negra tinta con figuras en algunas partes de su cuerpo — Venga son las siete debo trabajar y tú estudiar.

Se sentó de golpe y gimió adolorido al sentir ese agudo dolor ya usual en su culo ya no dolía mucho al ser llenado por el incluso ya casi no necesita mucha preparación pero es comprensible el mayor se dio un "festín" con su cuerpo ayer y hoy se sentía sin fuerzas, pero debía ir al colegio.

Al pararse recordó algo importante.

— E...este...Edgar — lo llamó por su nombre ya casi lo decía con normalidad ya que el quería que lo llamara así pero le daba vergüenza.

— ¿Qué quieres? — preguntó saliendo del baño, aun desnudo, el menor lo miro y no pudo no recorrer ese cuerpo con la mirada odiaba que le gustará verlo desnudo, pero no decía nada.

— No tengo ropa para ir y mis utiles...

— Ven —  no lo dejó ni terminar y caminó hacia el armario.

Ryan lo sigue confundido ¿acaso no lo dejaría hablar? Era algo importante y no se había acordado el sábado, Edgar caminó hacia el armario donde tenía su ropa de calle y abrió un lado para luego sacar una mochila que le dio al menor este la tomo confundido.

— No volverás al departamento donde vivías, así que olvídate de esas cosas, allí tienes todo lo que se me ocurrió que necesitarás en el colegio — se giró y abrió un cajón tomando un bóxer y abrió el cajón continuo — Aquí hay también bóxer de tú tamaño y allí hay ropa para ti.

Ryan vio todo sorprendido, se veía nuevo, olía a nuevo, lo miró confundido.

— ¿Por qué me com...

— No tengo por qué darte respuestas, no quiero que regreses a tu vida pasada y le cuentes a alguien — se acercó a él tomando su barbilla — Vas y vienes, es lo único que debes hacer, no debo recordarte que no debes decirle a nadie y si alguien te pregunta, no respondes.

Ryan asintió y luego el lo soltó, empezó a vestirse dejando la mochila en el piso luego vería que había allí dentro, se puso un bóxer negro y en el ropero tomo un jean azul ajustado con varios huecos junto con una camisa blanca que decía Hollister en letras negras y una camiseta de mangas cortas de cuatros rojos y negros, diviso en la parte de abajo algunos zapatos y se agacho para tomarlo eran negros unos simples converse, pero...¿y las medias?

— Medias en ese cajón — le dijo el mayor quien seguía vistiéndose, se acercó y abrió el cajón que señalo tomo unas medias negras y se las puso.

Edgar lo miraba mientras ambos se vestían, el pequeño tenía buen cuerpo eso no lo dudaba necesitaba mas ejercicio si, pero eso sería después, la ropa que le pidió le sentaba perfectamente y ese pantalón le apretaba ese culo de una manera dolorosa de mirar y no tocar, pero el podía tocar.

Ayer antes de que este despertase le había pedido algunas cosas a tiendas tanto de ropa como artículos estudiantiles, hasta llamo a una tienda de servicios electrónicos, supone que tendrá tareas en computadora y el no le prestará la suya, ya que en algún momento la podría dañar y tenía cosas importantes en esa laptop, no lo hizo porque le dio pena no, el lo hizo porque ahora el le daría todo y no lo dijo en broma que olvidara todo lo que antes tenía.

No permitiría que el pequeño se le fuera y menos cuando solo lo estaba probando necesita mas de el, el dulce se vuelve adictivo y Ryan lo esta siendo para el.

Por eso cuando se colocó su corbata, se giró al menor quien estaba agachado anudando sus cordones y su culo estaba en pompa, sonriendo se acercó y tomó con manos firmes esa cadera y presionó su miembro en ese culo.

— Esta es una pose muy apetecible — susurro y lo vio tragar saliva.

Se empezó a frotar en el descaradamente y el menor se levantó rodando sus ojos sintiendo lo bien que se siente lo que él le hacía, de pronto choco contra la puerta del armario y sintió como las manos del mayor alzaba su trasero en pompa y de pronto no froto, embistió.

Edgar quería solo frotarse pero un toque suave siempre sube de tono y el lo hizo hasta estar embistiendo al menor contra el armario quería ese culo ahora, pero antes de hacerlo se detuvo por completo, ayer se lo hizo casi todo el día si hoy se lo hace y no será suave, puede que lo lastime y esta tarde quiere que el menor sea el que inicie todo.

Girándolo vio que estaba rojo y jadeante casi como el, se acercó y lo beso con lujuria y un toque de advertencia.

— Un día...de...estos — murmuró entre besos — Me correré..,sobre este...delicioso, culo.

Tomo con sus manos el trasero del menor y apretó con fuerza, uniendo sus pelvis mostrándole la erección que tenía, el menor jadeo sorprendido Edgar sonrió orgulloso sobre sus labios, tomo su labio inferior y halo para luego chupar escuchando un gemido.

— Si alguien te toca en cualquier parte...— rugió sobre esos labios que lo llamaban a besarlos — ...Recuerda que tú pagaras las consecuencias y este pequeño culo, que es mio, terminara adolorido de tantas penetraciones que te dé.

Ryan abrió sus ojos asustado.

— Nadie me tocará — susurro bajando la cabeza.

— Exacto, nadie — se acercó a su oído y susurro — Me perteneces pequeño, que no se te olvide.

El mayor se alejó y recogiendo la mochila que le había dado bajó a la sala, donde la ama de casa estaba allí sirviendo cuando lo vio se asustó y al ver al menor sonrió levemente.

— Buenos días — murmuro ella.

Edgar solo se sentó sin decir nada, Ryan se sentó y miró a la señora.

— Buenos días — le contesto y ella sonriendo fue a la cocina, ya que le faltó traer los vasos.

Edgar miró confundido al pequeño ¿acaso ya hizo una amistad con la servidumbre en tan solo un día? Bueno, debía aceptar que el pequeño tenía una peculiar forma de ser parecía amable y capaz de hacer muchos amigos, se acercó al es sentándose cerca para hablar con el un rato, el cual lo miró confundido perdiéndose en esos grises ojos.

— ¿Por qué eres tan amable? — le sorprendió el mayor hablando.

— ¿A qué te refieres? — preguntó confundido.

— Estas aquí por el contrato pero hasta ahora no has gritado por ser liberado, ni peleado para que no te toque, incluso saludas a la servidumbre, dime ¿acaso te gusta lo que te hago? — le pregunto, necesitaba saber si le gustaba tanto como a el.

— ¿Acaso me liberaras si te grito, peleo o soy descortés? — le pregunto y el mayor negó enseguida — Exacto, no puedo ganar una guerra cuando se que la tengo perdida desde el comienzo, y tu segunda pregunta…pues....

— Pues... — se acercó a su cuello, por alguna extraña razón adoraba sentir esa blanquecina y suave piel, por eso se acercó y beso un poco haciéndolo estremecer.

— Pues...si...me-me gusta-ta — tartamudeo sonrojándose de golpe y el mayor sonrió en su cuello.

— A mi también — tomo con una mano ese rostro girándolo para verlo frente a frente y se acercó a sus labios — No sabes cuando me fascina.

Y lo beso con fuerza, metiendo su lengua en esa boquita que lo siguió tímidamente sabía que el menor también estaba aprendiendo a besar pero lo hacía muy bien incluso sus tímidos movimientos de lengua lo seducida y eso empezaba a asustarlo, nadie lo ponía tan rápido como el pequeño lo hace y siempre tiene unas ganas de devorar esa boca que se come justo este momento, con ninguna mujerzuela nació las ganas de besar así.

Escucho como ponían unos vasos en la mesa con timides, Ryan abrió un ojo y miró a la señora que desapareció del pasillo y se puso como un tomate al instante.

— Ed...Edga...gar — murmuro mientras intentaba apartarlo de el.

— ¿Qué? — se alejó y lo miro con seriedad, quería seguir besándolo ¿por qué demonios lo detiene?

— Se me hará tarde, debemos comer — le dijo cogiendo la cuchara.

El mayor bufo y se sentó derecho, tomando también su cuchara.

— Cuando vuelvas me comeré tu boca — le dijo comiendo un poco de tostada, el menor se atraganto con su fruta y a lo que el hombre a su lado siguió comiendo como si nada.

Aunque en la mente del pequeño empezaba a imaginarlo comiendo su boca.

 


(....)



Edgar estaba en su oficina esperando que los papeles que había pedido hace dos días llegaran, ya había preguntado al menor sobre su familia pero quería estar seguro, pues quería saber si no le mentía, aunque por como se comportó al preguntarle no cabe ninguna duda pero mas vale prevenir que lamentar, si bien recuerda dijo que su hermano se había ido de la casa y su padre lo usaba para poder comprar droga y el se escapó de casa a los trece, solo debía asegurarse.

Dos toques sonaron en la puerta de su oficina alertándolo, estaba en la oficina de su empresa tenía asuntos que arreglar, planos que revisar y contratos que firmar ser el dueño no era tarea fácil.

— Adelante — murmuro con su tono frio, que usaba en su oficina y con sus empleados, debían darle respeto no ser su amigo.

La puerta se abrió mostrando a su mejor amigo, Nick quien trabajaba en su empresa hace cinco años casi lo mismo que el, su amigo era apuesto llevaba un traje gris con una corbata roja su cabello negro tenía un lado mas largo que el otro tenía un brazo tatuado con diferencia del mayor que tenía ambos, la espalda e incluso los que miraban fijamente notaban un tatuaje en un lugar peculiar, su mejor amigo tenía un piercing en su nariz se lo hizo por una apuesta a los diecinueve ya que el siempre pierde pero el mayor siempre le ganaba, era el peor apostando.

— Venga hombre sonríe, soy yo, no uno de tus miserables sirvientes.

A diferencia de el Nick era una persona que odiaba a la gente de estatus social menor a el, solo se rebajaba con las putas que se follaba pues para un polvo no debía gastar mucho más de 200 o 400 dólares esas putas no merecían más.

— Dame lo que te pedí y lárgate — le dijo alzando una mano.

Nick apenas era considerado su amigo para el mayor mientras que para Nick el era su mejor y único amigo, Edgar apenas lo soportaba pues aunque era frio con las personas nunca llego a tratarlas como Nick era una bestia incluso una vez lo hizo pasar una vergüenza mayor cuando dijo que lo pondría de socio y termino luego de su "broma" en un puesto no tan digno de Nick, una vez trato mal a su hermana y casi lo masacra allí pero no lo hizo por su mama quien adoraba a Nick por alguna extraña razón.

El mayor sabia cuál era esa razón, solo el nadie mas lo sabe.

— Ni un hola ¿cómo estás? — se hizo el ofendido al no tener atención de su amigo.

— No, ahora dame los malditos papeles y lárgate Nick, no estoy para soportarte — le dijo ya harto necesitaba saber que decía ahora, Nick bufo y los puso de golpe los papeles en la mesa de Edgar quien los tomo como si contuviesen el mayor tesoro.

Cuando escuchó la puerta cerrarse, abrió la carpeta desparramando las hojas en su escritorio, se dio cuenta que no era mucho, cinco páginas nada más. 

Cogió la primera y la leyó.


Nombres y Apellidos: Ryan Andrew Silver Frederuk.

Fecha de nacimiento: Junio, 21 de 1997.

Tipo de sangre: A RH +

Madre: Elena Carla Frederuk Mendez.

Padre: Cordan Terol Silver Quantes.

Enfermedades: Del corazón.

 

Abrió sus ojos al leer lo último ¿el pequeño tenía un corazón débil? Buscó entre los demás papeles algún chequeo o algo pero nada solo habían papeles de su colegio, entierro de su madre, información de su hermano y padre, entre otras cosas pero nada de un chequeo médico sobre lo de su corazón.

¿Sera que no lo sabe?

Debía llevarlo al médico para hacerle un chequeo médico para saber su estado y que el menor lo sepa, miró el reloj en su mesa apenas eran las diez debía esperar hasta las dos luego saldría al encuentro del pequeño en su colegio, recogió el teléfono para hacer una cita con el mejor cardiólogo.


 

(....)


 

Ya era casi hora de salida en el colegio, la jornada había sido dura, pues sus amigos habían intentado acercársele pidiendo respuestas de su repentino desaparecimiento, ellos estudiaban también y este que era también universidad le complicaba todo por suerte tuvo que estar hablando con el director en recreo por el pago de pensiones le dijo que mañana se lo traería Edgar se había olvidado luego de tanta tocadera hacia el.

Pero en la salida debía tomar un taxi para llegar rápido a las casa del mayor, por suerte le pregunto la dirección antes de salir y ese se lo dijo para que el menor la escribiera pero igual quedo en su mente.

Por cierto, la mochila había estado equipada con muchas cosas, cuadernos, plumas, lápices, borradores, carpetas con sus hojas, calculadora, marcadores, lápices de colores incluso una laptop, se había sorprendido al ver tal cosa allí, ese hombre se había pasado pero bueno no podía refunfuñar.

El timbre toco y su corazón se aceleró, sabía que sus amigos tenían oportunidad de hablar con el en este momento puesto que todos tenían clases en la mañana, tomo su mochila con rapidez y salió del aula casi corriendo, afuera se encontraban saliendo todos causando una estampida feroz y cuando cruzo la puerta se sintió libre pero alguien halo de su brazo hacia adentro.

— Ryan deja de escapar sabes que debes hablar con nosotros — la vos de su amigo lo agito, alzo su mirada encontrándose con la mirada preocupada de sus amigos.

— Yo...

— ¿Qué sucedió? Desde el viernes no sabemos nada de ti y cuando preguntamos a Dick nos dice que renunciaste ¿eso es verdad? — le preguntaron.

No sabía que decir, Edgar le dijo que no contestara nada pero decir un mentirita no sería malo, no quería preocupar a sus amigos ellos lo habían ayudado en sus peores tiempos

— Si, renuncie — los miro y ellos se sorprendieron — Estaba cansado de ese trabajo además de que no me pagaban y necesito el dinero, estuve buscando trabajo por allí y tengo uno, no pagan mucho pero me sirve para vivir.

— ¿Volverás al departamento peque?

— No chicos ya encontré departamento y es lejos tengo una habitación sencilla pero me servirá - por favor que se crean la mentira.

Los muchachos asintieron no tan convencidos mirando a su pequeño amigo.

— Bueno Ryan nos alegramos por ti pero debemos irnos tenemos turno doble desde que te fuiste.

— Si peque, adiós.

Y así de rápido se fueron, soltó aire notando las pisadas de sus amigos irse por su derecha, se arrimó a los casilleros y cerrando sus ojos tomo aire su corazón estaba muy acelerado, pero de pronto su cuerpo se estremeció y sintió una presencia frente suyo.

Abre sus ojos chocando con unos oscuros y furiosos ojos grises.

El mayor al ver tal escena de el pequeño rodeado por otros chicos le hizo hervir la sangre, por eso cuando se fueron miro al menor y se acercó poniéndose frente suyo, el cual saltó sobresaltado al verlo pero el mayor tomo con su mano el cuello de su camisa miro hacia un lado y volvió a mirarlo.

— ¿Quiénes eran ellos? — pregunto entre dientes sin comprender totalmente su ira, pero cuando vio así al menor lo lleno de ira.

— So-son...mis...amigo-gos — tartamudeo, se sentía con temor al tener al mayor así.

— ¿De qué hablaron? — pregunto pues saber que eran sus amigos lo molesto aún más, sabiendo que vivían con el en ese decrepito departamento muchas cosas pudieron haber pasado.

— Les mentí, dije que renuncie y que vivo lejos.

El mayor asintió de acuerdo con su mentira, recordaba aun a uno de ellos en ese bar de mala muerte.

Soltó al menor, pero en ese momento una idea vino a su mente quería sentirse como un joven un adolescente un crio con la hormonas revolucionadas, por eso lo tomo del brazo y halo hacia un aula.

Cuando entro a una se fijó que no hubiera nadie y entrando vio las ventanas cerradas y cerró la puerta de madera sin vidrio, puso seguro y tomando una silla la puso contra la puerta para que nadie pudiera entrar en el picaporte. Se giro al menor y noto esa mirada confundida.

— ¿Qué estas...

— Desnúdate — lo interrumpió con voz ronca.

El menor abrió los ojos al escuchar lo que dijo y supo lo que quería.

— No...aquí no — murmuro nervioso apretando con sus manos su mochila.

— Voy a tomar ese culo encima de este escritorio así que desnúdate o yo lo hago.

Ryan trago saliva ruidosamente y vio los grises ojos del mayor que estaban dilatas por el deseo y supo que no estaba bromeando, asique opto por lo más fácil. 

Empezó a desnudarse ante su lujuriosa mirada.


A N T E R I O R                       -                      S I G U I E N T E


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