SO INNOCENT
CAPÍTULO CINCO
Cera
— ¿Viagra?
Pestañeando incrédula volví a leer lo que Google me decía pero aún sin poder creerlo del todo, el medicamento que mi abuelo estaba tomando...la mayoría de ello es viagra.
Pero no había equivocaciones, el Revatio de 20mg y Tadalafil de 20mg, eran para tanto disfunción eréctil como para el tratamiento de HTP.
— Debe ser una broma.
¿El lo sabrá?
Decidida a saberlo me levanté llevando mi teléfono con la información y las pastillas en la otra, me había escapado cuando se había quedado dormido luego de un rápido baño y caricias debajo la sabana.
Esto que estamos teniendo ha sido lo mejor que he sentido en mi vida, por primera vez me siento amada, deseada y no me importa si el apenas y puede tocarme.
Sé que cuando nuestros labios se encuentran chispas saltan, todo se detiene y sólo somos labios y ¿para qué no decirlo? Lenguas, me estremezco al sólo recordar como de bien son sus besos.
Al entrar al cuarto lo veo mirar su teléfono, está despierto y sólo las vendas cubren su cuerpo pues al parecer la colcha que lo arropaba tuvo efecto de gravedad y cae sobre su cadera, juntándose y ondularse en un paquete más que duro.
Dios mío.
— No era visto así desde que tú abuela nos dejo.
Cachada mordí mis labios caminando hacia el, decidiendo que quería su cuerpo junto al mío me vi colocándome a horcadas suyo.
— ¿De qué forma?
— Pues...
No lo soporte y dejé caer mis labios contra los suyos, sorprendido tras mi arrebato solo dura unos segundos estático antes de responderme con una fogosa pasión que me tiene arqueándome por su toque...y es que lo quiero todo.
Su boca.
Su cuerpo.
Su polla.
Y a esta ultima en especial la quiero en mí, en lo más profundo, golpeando contra ese punto dulce y dejando regar su placer en mi.
Impregnándome con su esencia.
Decidida a tener lo que quiero ahora me separé de su boca quitándome por completo la camiseta que me cubría dejándolo ver que debajo de esta no había más que piel para tocar y apreciar por sus ojos, deslizando mi trasero hacia atrás quito la colcha que lo cubría dejando salir a su miembro semi erecto para agarrándolo con mi mano guiarlo a mi interior.
— Rayos.
Despacio, aunque no quiera lo dejo poseerme mientras voy inclinándome en su contra recuperando nuestro beso abruptamente interrumpido, gruñe contra mi boca cuando está por completo en mi interior.
Agarrándome de su cabello comienzo a moverme disfrutando del placer de tenerlo dentro, del placer de poder darle todo a la persona que más amo, no pasa mucho tiempo cuando lo estoy montando con rapidez chocando mi culo contra sus muslos en sonoras bofetadas...y su boca está en mi cuello chupando la tierna carne mientras jadeo extasiada por el placer entre su cabello.
Mis senos quedan apretujados contra su pecho mientras soy arrastrada por el orgasmo, un orgasmo que no compartimos pero que al segundo tras tensarse está llenando mi interior.
No lo quiero fuera mío.
— Te sientes tan bien en mi interior.
El suelta un tosco intentó de risa mientras jadea por aire, llevando su cabello hacia atrás sus ojos chocan contra los míos.
— ¿Tentada a quedarte allí?
Asiento.
— ¿Me sacarlas fuera?
— Créeme que no quiero hacerlo.
— ¿Por qué tienes que hacerlo tan bueno? Te juro que no puedo entenderlo, tienes sesenta y tres, todavía puedes correrte.
La información que obtuve regresa a mí ¿será el viagra?
— ¿Tomas viagra mientras no estoy?
El bufa.
— No necesito esa cosa, puede que lleve años sin tomar una pareja, pero nadie es un santo, he tenido mujeres y sé cómo complacerlas.
Si lo que me dice es cierto entonces ¿por qué toma viagra? ¿o será...
— ¿Quién te recetó tú medicamento?
— Que momento para preguntar eso ¿no crees?
Me remuevo en su regazo haciéndolo jadear.
— Obteniendo información de la mejor de las maneras.
— No se porque quieres saber algo tan banal, pero si te interesa, el doctor del que te hablé me lo recetó cuando tuvo sus dudas y como vez la cosa es en serio.
¿Un doctor medicó viagra a mi abuelo?
¿Por qué será que no me lo tragó?
— ¿Confías en ese doctor?
Me mira confundido.
— Por supuesto que lo hago ¿qué sucede Cera?
Muerdo mis labios dudando por un segundo pero no pierdo nada intentándolo ¿verdad?
— ¿Tienes cita con el hoy?
— Nunca la tengo, yo sólo lo llamo y el viene a chequearme.
Vaya.
— ¿Qué piensas de hacerte un nuevo chequeo con un doctor diferente?
Se remueve mirándome confundido, yo, me enderezo para poco a poco quitarlo de mi y llevar mi molido cuerpo contra el colchón.
— ¿A qué viene esa pregunta?
Suelto un suspiro mientras alcanzo la camiseta que tiré, pero no logro recogerla cuando él con su mano medio-buena la agarra y tira al otro costado, mirándolo veo que tiene sus ojos en mis senos.
Ok, dejémoslo disfrutar.
— Eso fue muy infantil — lo señalé pero se encoge de hombros y eso es algo que inmediatamente trae una mueca a sus labios — Bobo, ten más cuidado, ahora ¿por qué mi pregunta? Bueno ¿sabías qué tú medicamento también es viagra?
Sus ojos se abren de asombro.
— ¿He estado tomando esa mierda para eyacular?
— Se podría decir.
— ¿Por qué el haría algo así? No tiene sentido medicarme algo para levantármela cuando deberían ser para...
— Para tu enfermedad, correcto, ahora y si en verdad no estas enfermo.
Empieza a negar a lo que me acerco y acaricio su mejilla.
— Solo piénsalo ¿por qué te iban a recetar algo que también sirve como viagra en vez de darte los medicamentos más efectivos? ¿le pagas muy bien, supongo?
— Más que bien.
Asiento.
— Sólo serán unas pruebas, unas que me aseguraré en tener los resultados para hoy mismo y confirmar lo que creo.
Sus ojos cayeron en mi confundidos.
— ¿Y qué es lo que crees?
Mordí mis labios para inclinarme y mordisquear su labio inferior.
— Que te están metiendo en una trampa.
Una muy sucia y vulgar trampa.
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