C A P Í T U L O 5

SO MINE

CAPÍTULO CINCO


 Nahir


— Estas tan...grande.

Creo que esto era algo que me lo veía venir, es decir, cuando tienes tanto sexo sin un preservativos como el que yo tengo con mi padre el resultado inequívoco es que quede embarazada.

Y puedo decir que más de uno estuvo sorprendido.

Somos el chisme de todo el pueblo quienes susurran entre lo más absurdo como lo más idiota, y bueno mi madre fue otra sorprendida y quien estaba tan ofendida cada vez que veía mi abdomen crecer y crecer.

Pero ella no me importaba.

Ni tampoco lo asqueada que mi hermana estaba de mi.

El y su opinión me eran importantes pues no quería dejarlo de lado y aunque posiblemente me imaginaba su rostro arrugado por el asco, la realidad fue muy diferente, y aunque al principio no mostró más que shock ¿luego? Luego todo fue besos y dulces mimos hacia mi abdomen...claro que lo celebramos, fuimos lo mas callados que pudimos en mi habitación donde se ha quedado a dormir desde que supimos sobre nuestra sorpresita.

Ahora.

Han pasado tres meses y les puedo asegurar que mi panza está más grande que el promedio, y dado que estoy loca me encuentro mirando posibles opciones del porqué.

Uno...dada mi falta de peso como musculatura, mi cuerpo delgado con el abdomen hinchado solo me hacen lucir muy mal.

Dos...puede también ser porque tengo una gran cantidad de líquido amniótico.

Tres...mellizos o gemelos.

Y es una idea que me tiene tanto emocionada como asustada, cabe decir que a pesar de lucir tan llena de energía mis mañanas son arcadas y vómitos asquerosos, algunas noches me es imposible dormir y cuando al fin lo hago la ganas de orinar me ganan...a parte de que debo encontrar la pose perfecta y cabe decir que mi padre es la perfecta almohada colocándose alrededor mio acariciándome y susurrando alentadoras palabras en mi oído.

— Lo sé.

Como siempre ella solo me mira, Xequi no ha sido la misma desde ese día empezando con que ya no hablamos mucho, ella ya casi ni sonríe y me parece que cuando ve a papá ella se tensa como un violin es mi parecer pero creo que ella piensa que como conmigo se atrevió a tener coito, vaya estupidez, con ella va a hacer lo mismo.

Bueno...yo también tuve mis dudas.

Por lo tanto fui a la fuente de sus torturas y le había preguntado si se le había pasado por su loca cabeza hacer de manitos calientes con Xequi.

El me había mirado como si en ese momento mil cabezas me hayan crecido, luego me preguntó si lo creía un calienta coños...algo que me parecía muy gracioso, pero luego me respondió que con Xequi la cosa es diferente ya que nunca la podría ver con estos ojos que me miran a mi, lo había mirado con dudas con el bufando frustrado me hizo una prueba mostrando que Xequi solo con verlo se erizaba cual gatito asustadizo, ella ni siquiera se me acerca había dicho para luego acercarme a él y susurrar: ella no es tú.

Lo admito.

Me había ganado con esa.

— No entiendo como pudiste hacerle esto a mamá.

Agarré con mayor fuerza mi teléfono sin dirigirle la mirada pues estoy más que segura que vería mi molestia ¿acaso cree que me importa mamá? Si a mamá le hubiese importado lo que sucedía entre él y yo tanto como hace creer hubiera mandado a la mierda la maldición para echarnos de la casa o mínimo haber llamado a la policía.

Al dejarnos ella aceptó que sacrificar a su esposo y a su hija por romper la maldición era un precio aceptable, buscó su bien ¿a base de qué? ¿De estupidez? Hay una fina línea que diferencia de lo que tú quieres o debes...ella quiso esto y no le importó las consecuencias.

Ahora todo se ha descarriado y no sabe cómo volver a unir sus piezas, pues muy tarde mamá...ya todas se han desplazado y agrupado a mi alrededor.

Xequi puede seguir pensando que mamá es la víctima cuando ella misma se lo buscó.

Así...que antes de tirarle el teléfono directo a su rostro, me levanté, le sonreí tan falsa como esas barbies que le encantan y caminé por un pasillo esperando no verla durante lo que resta del día.

— ¡El tipo me estaba disparando también!

Mis labios bailaron contra una sonrisa al escuchar al niño de la casa jugar playstation, curiosa me acerqué para  verlo recostado en su sillón favorito con la pantalla frente suyo brillar con lo que creo es ese juego Fortnite, nunca lo he jugado por lo tanto no se nada de él.

— Mira, dale otra partida...te reviviré si te derriban...pero hombre tu también tienes que tratar de no morir.

Lo observé.

Allí todo recostado en su pijama de dormir con el control en la mano y sus auriculares en su cabeza, hacia gestos con su rostro de vez en cuando frustrado con el juego y a mis hormonas se les antojó un poco más bien todo de eso.

Me vi presionando mis muslos juntos ante la punzada que recorrió mi intimidad, lo deseaba tan mal y la verdad es que si sumaba mis hormonas más yo contra su persona y sus ganas de complacerme la respuesta inequívoca sería yo teniendo mi capricho.

Por lo tanto...fui por ello cerrando un poco la puerta de su guarida observé mi pijama que consistía en esos vestidos grandes de manga corta con un estampado de osos polar, me deshice de mi ropa interior para acercarme a él.

Acaricie sus hombros haciendo que me mire por un segundo sorprendido.

— Me asustaste — susurra para volver su atención al juego.

Rodee el sillón para ir hacia el, fui por debajo de sus manos con el control de por medio algo que le desconcertó de por sí...pero luego me coloque a horcadas suyo y su ojos parecieron entender.

— Nahir — soltó quejumbroso mirando hacia la pantalla con sus dedos moviéndose con furia en el control colocándolo a mi izquierda así poder ver todo.

Me acerque a su cuello para morder su mandíbula y besar un camino a su cuello, eso hizo a su cuerpo estremecerse por completo y luego soltó un tosco bufido.

— Estoy en medio de una partida.

Su tono quisquilloso sólo me hizo sonreír divertida, era tan mono cuando se ponía así y el sabe lo mucho que me pone el verlo así, bueno...el solo verlo me pone a mil.

— No te he dicho que dejes de jugar.

Susurré contra su cuello sin dejar de besar su piel y que mis manos acaricien su pecho.

— Pero...

— Quiero que ganes — mordí su hombro logrando que suelte una maldición — Yo solo quiero tocarte, besarte...

Pará darle credibilidad a mis palabras volví a besar su cuello y a manosear su pecho haciendo mi camino hacia su polla y como lo conocía, ahora lo hago, al introducir mi mano bajo su pantalón solo encontré su miembro descubierto.

— Acariciarte — lo saqué de su escondite para acariciarlo mucho, y era impresionante ver como pasaba de semi dormido a semi erecto y erecto en mis manos.

¿Luego?

Luego me levanté lo necesario para colocarme y dejar que su miembro penetre mi necesitado coño, estaba toda húmeda y el siseó al llenarme.

— Follarte — mordí y chupe el lóbulo de su oreja.

— Maldición — susurró para acurrucándome en su pecho empezar a moverme deslizándolo dentro y fuera mío en un vaivén enloquecedor, ya lo sabía yo — Joder.

Sonreí pero me quedé sin aliento mientras mis brazos rodearon su cuello, su pelvis se elevaba encontrándome entre cada brinco, eso me gustó demasiado a lo que volví a besar su cuello aumentando mi vaivén deseándole con locura.

Mi respiración era tan agitada como la suya y aunque el seguía jugando podía decirlo con certeza que su atención estaba fija en otra parte, en esa parte donde nuestros cuerpos se unen.

Me moví más rápido haciéndolo maldecir.

— Chicos debo irme — de reojo miré su cuello notándolo rojo y tenso, sus manos temblaban tanto como su cuerpo — Ya, lo siento pero debo hacer algo...es importante.

Luego no se que hizo pero mi espalda chocó contra la suave superficie de su sillón con el cerniéndose sobre mi, todo rojo sudado molesto y excitado, me encantaba, deseosa como inquieta me removí en su contra arqueando mi espalda y rodeando su cintura con mis piernas lo incentive a moverse.

— ¿Hormonas? — preguntó mientras se inclinaba acariciando con su nariz uno de mis pezones para luego besar mis labios.

Me quejé.

— Si-i — respondí temblando de deseo para tirar de él contra mi.

— ¿Qué desea mi niña está mañana?

Me acarició la cintura. 

— Rápido, crudo...duro, quiero mi orgasmo ahora — tenia tantas ganas de tirar de su cabello, pero el miserable tenía tan poco o mejor dicho casi nada que era frustrante.

— Cuanta soberbia — negó para tirar de mi y colocarnos como en el principio, conmigo en su regazo y sus manos ahora en mi trasero el cual apretujó gustoso — Pero no puedo negarte nada.

Mi boca cayó abierta cuando empezó a moverse, con sus manos en mi trasero me subía y bajaba de su miembro mientras este penetraba en mi con furiosas embestidas...me agarré a sus hombros jadeando sin sentido mientras mi piel se ponía de gallina ante el intenso placer

¿Cuándo su boca chupo uno de mis peones?

Estuve por desbaratarme ya que estos estaban tan sensibles.

Pero sus ojos no se desviaron de los míos mientras su lengua salía a recorrer mi cuello, jadee su nombre como a él tanto le gustaba mientras él sonido crudo y decadente de su polla entrando en mi nos rodeaba, gruñendo contra mi piel empezó a jadear por lo tanto supe que estaba cerca y por suerte yo también, agarré su rostro y dejé a mis labios salirse con la suya al besarlo poseída por mi placer...me corrí gritando contra su boca mientras el se tensaba para quedarse quieto y llenarme con su semen.

Separamos nuestras bocas respirando agitadamente pero el no me separó de él, ni me bajó de su regazo...lo contrario ya que me rodeo con sus brazos para luego deslizar una en mi abultado vientre.

— ¿Cómo...estas?

Trague saliva para respirar bocanadas de aire.

— Bien — hice una mueca — Ahora con hambre.

— ¿De mi o de comida? — me preguntó burlón mientras seguía acariciando mi vientre, sus ojos parecían brillar cada vez que lo hacía.

Golpee su hombro.

— Por ahora de comida...ya sabremos más tarde si estoy para otro rapidito.

No pudiendo resistir empezamos a reír de nuestra estúpida conversación justo cuando escuchamos la puerta abrirse de un portazo, ambos miramos hacia allí donde una furiosa mamá nos miraba.

— Esto es el colmo, no puedo salir ni un segundo ya que ustedes empiezan con esta asquerosidad ¡esto debe terminar!

Papá me acomodó a su lado para arreglar su pantalón ocultando su miembro de ella y levantarse con un suspiro cansado saliendo de su boca.

— Se que estas molesta...

— ¡Esto no era parte del trato! Se supone que esto debería haber terminado ya — ella se acerca y pincha su pecho.

— Nahir esta esperando un hijo mío, no me voy a desatender de ninguno de los dos — le repitió cansado pues no es la primera vez que hablan de esto.

— Pero...— ella apretó sus labios para acercarse aún mas a él y acariciar lentamente su pecho, me inquieté como el se tenso — ¿Acaso no me extrañas? Yo extraño a mi esposo todas las noches.

El dio un paso hacia atrás mirándome nervioso, hice una mueca a lo que el volvió a verla.

— Las cosas han cambiado.

Ella lo miró sin comprender pero con el miedo en su postura como mirada.

— ¿De qué manera? 

— Solo han cambiado.



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