C A P Í T U L O 6

 SO PASSIVE
CAPÍTULO SEIS

 

Un mes después

 

— Ma-mama...

Dulces labios acallaron sus próximas palabras mandando cualquier pedido al alba, gruñendo contra aquellos labios no pudo resistirse ante su apasionado ataque, mucho menos cuando el suave cuerpo menudo de su madre estaba sobre su cadera balanceándose sobre su polla.

Sujetando sus caderas la detuvo empujando su pelvis contra la de ella rosando el montículo sin cubrir que segregaba placer ante sus lánguidas caricias.

Un duro tirón en su cabello hizo que soltase un quejido que hizo sonreír a su hijo, separando sus labios por el duro agarre lo miro a los ojos esperando sus palabras, levantando su mano agarró la barbilla de su sorpresivamente apasionada madre.

— Estas tan condenadamente caliente — gruñendo acercó su rostro al menudo inclinando su cabeza hacia atrás observo su marca en su pecho, hace dos días la volvió a hacer pues está desaparecía cada poco tiempo.

Hoy debe marcarla de nuevo.

— Marcus, déjame, por favor — rogo mientras intentaba soltarse del agarre en su cabello.

— ¿Quieres besarme? — inclinándose este besó la curva de su cuello descendiendo ante la curva de sus pechos, vio como su respiración se agitaba — Estas tan...

— ¿Tan?

— Caliente.

— Ya lo dijiste.

Sonriendo fascinado ante el tono burlesco que su madre le daba muy pocas veces se inclinó y beso sus labios cumpliendo sus dedos por segundos, unos segundos que bastaron para que ella se agarrara de su camiseta tirándolo contra ella.

Negando separó sus bocas dispuesto a usar su fuerza si es que se requería, ella parecía no querer soltarlo por lo tanto mordió su cuello haciendo a ese cuerpo saltar sorprendido.

— Continuaremos después.

— Pero...

— A desayunar mamá, no me hagas repetirlo.

Levantándose tiró de ella hacia la cocina donde sentándola en la mesita fue a recoger el platillo de frutas picadas que había preparado por ella, había algo que había estado probando durante las últimas tres semanas.

Una búsqueda en Internet sobre cómo saber que una mujer estaba embarazada había dado a muchas pruebas, la mayoría eran sobre pruebas de embarazo, otras sobre exámenes de sangre, pero no era lo que buscaba quería algo tan simple como el repudio absoluto hacia cierta comida o fruta.

Ya había probado con vegetales, con carnés y ahora estaban las frutas.

— Come.. 

Con el ceño fruncido vio como su madre echaba su cabeza hacia atrás mientras su mano iba a su boca, actuando de inmediato se acercó.

— ¿Qué sucede?

— Mmm — señalando con su dedo los melones apilados en cubitos se levantó de la silla corriendo hacia el sanitario.

Marcus, recogió el plato para tirar a la basura los melones seguido de dejar el plato sobre la mesa fue hacia donde ella se encontraba inclinaba contra el sanitario echando su estomago por el, acercándose recogió su cabello impidiendo así que se ensuciase de vómito para deslizando su mano por su espalda la acaricio tratando de apoyarla.

Luego, la ayudo a levantarse, a cepillar sus dientes y seguido caminar hacia el comedor sentándose observo su plato con cautela soltando un suspiro aliviada cuando el motivo de sus arcadas había desaparecido.

 

🌻 🌻 🌻


— ¿Para mi?

Sorprendida vio la rectangular caja sostenida entre las manos de su hijo, una caja roja de blanco listón, no sabía que decir ante dicho detalle ya, que hace mucho tiempo que los regalos habían detenido su...bueno, no era algo de todos los días pero puede recordar aquellos años cuando su matrimonio recién comenzaba como de afectuoso y atento era su esposo.

Cogiendo la cajita la colocó sobre sus descubiertos muslos, la noche ya había llegado sucumbiendo en un oscuro manto adormilando a sus espectadores...acariciando la suave cinta le dio un vistazo a su hijo quien retórica sus manos sobre su regazo.

Parecía nervioso.

Quitando el lazo abrió la caja revelando un contenido que la hizo soltar un jadeo sorprendido.

— Marcus, explícame ¿qué es esto?

Recogiendo las múltiples pruebas de embarazo dejo a estas caer sobre las sábanas de la cama, habían un total de cuatro pruebas, todas diferentes pero todas con el mismo propósito.

— Por favor mamá, tu sabes muy bien que son.

— Pero ¿por qué?

— Llevamos más de un mes siendo amantes, mi semen a llenado tú coño ¿en serio lo preguntas? No hemos usado ni un puto condón.

Las palabras le cayeron cual balde de agua fría mientras un horrible estremecimiento cubría su menudo cuerpo, no había pensado en ello, no quería pensar en ello, pensaba que mientras menos pensara en lo que dichos actos incestuosa traería aquello no sucedería.

Cuán equivocada había estado.

— No, es imposible...

— Hoy has vomitado por oler melón, eso debería decirte algo madre, ahora, ve al sanitario y has todas las pruebas.

Negó mientras levantándose dio la espalda a tales paletas, no podía, no quería ¿cómo pudo olvidar algo tal sencillo? El sexo sin protección trae una consecuencia, una consecuencia que podría ya estar siendo fecundado en su interior.

¡Su esposo! ¿qué pensaría su esposo de ella cuando al volver la encontrara toda hinchada y embarazada? ¿qué podría decirle? ¿el bebé es suyo? Quizás podría funcionar.

Recogiendo las pruebas corrió hacia el baño para de inmediato hacer lo que sabía, debía esperar tres minutos, los cuales parecieron alargarse ante cada suspiro, de pronto su hijo entro al baño colocándose a su costado dejando caer su mirada en dichas pruebas.

Apretó sus labios cuando la primera prueba dio su respuesta, luego la segunda, la tercera hasta que la última mostro el resultado que su cuerpo ya sabía.

Estaba embarazada.

Y de su hijo, su retoño.

— ¿Qué voy a hacer?

— ¿A qué te refieres?

— Un bebé Marcus, es un bebé no se si puedo...

— ¿No puedes hacer que? ¿acaso crees que te dejaré sola con ello?

— Es lo mejor que podrías hacer, tú padre y yo...

— ¿Aún seguirás con el? — el sentimiento que chocó contra su pecho lo dejo sin aire como desconcertado — ¿No lo dejaras? ¡vamos a tener un hijo y no voy a dejar que este en medio de algo que ya no tiene sentido!

— No puedo dejar a tu padre, no puedo, el es...

— ¡Y una mierda!

Della vio como tiraba de su cabello, intimidad por la ira marcando su rostro dio un paso atrás dispuesta a dejar que hiciera lo que el quería, pero una resolución salió cuando recordó el bebé en su vientre.

— Por favor hijo, entiende, tu padre y yo lo cuidaríamos muy bien, sé que el lo amará, tendrá todo.

— ¡No dejaré que el crie a mí hijo! — girando enfocó su ira en ella — No permitiré que el lo crie de la misma forma que lo hizo conmigo ¿acaso no ves el daño que me hizo? ¡el no sabe ser un padre!

— Él querrá al bebé.

— ¡Lo querrá sólo para siga sus malditos pasos tal como hizo conmigo! ¡Mierda! ¡tú no puedes tomar esa maldita decisión!

— Pero...es mi bebé.

— ¡También mío! ¡y aún así quieres separarlo de mi!

La vio empalidecer.

— N-no quiero, yo no...

— ¡Lo estas haciendo! ¿por qué diablos quieres que otra persona cuide a nuestro bebé?

— Franco, tu padre...el es mi esposo, tu no entiendes que un bebé debe creer en un área llena de amor, lo que tu y yo tenemos es inestable, cuando tu padre regresé no le diré lo sucedido pero si le diré que estoy embarazada.

— Y que es suyo — agrego en un quedo susurró mientras miraba hacia la puerta del baño — Estas prácticamente destruyéndome.

— Lo siento — acercándose acaricio su rostro pero el detuvo su mano apartándola de si, ver el rechazo en sus ojos hizo que su pecho doliese.

— No, tú no lo sientes.

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