SO MINE
CAPÍTULO SEIS
No podía dormir.
Y no se debía a tener que ir cada dos minutos al baño, ni tampoco ésta hambre que de pronto me atacó...hoy fue un día especial o mejor dicho lo fue hace un mes cuando finalmente pudimos saber que era nuestro bebé.
Pero en último momento me negué.
No quería saberlo.
Quería que fuese sorpresa.
Y lo único que accedí a saber era si tenía un solo bebé o más de uno en mi abdomen, mi papá al principio no le gustó mi repentino cambió ya que era el más emocionado por saber que sería nuestro bebé...le había dicho mil cosas para tenerlo de mi lado y al final me salí con la mía.
Pero eso sí...
Tendremos dos bebés ¡dos! No sabemos si son mellizos o gemelos.
Pero esto solo nos entusiasmo más, dos bebés eran un milagro en nuestra familia pero me contó que de lado de su familia era algo muy común y que antes había estado sorprendido al haber Xequi como yo nacido una a la vez.
Quizás se deba a la maldición.
Una que espero haber roto.
Deslice mis manos de arriba hacia abajo acariciando mi abultado vientre, mis bebes están dormidos y es algo que agradezco como no tienen idea ya que en las mañanas andan inquietos - o inquietas - y lo único que los tranquiliza es escuchar la voz de su padre.
Y las pocas veces que han escuchado la voz de mi madre...dios esto es muy raro, pero la primera vez que la escucharon mi vientre se contrajo produciéndome un dolor agudo, Edier - mi papá - se había horrorizado al ver lo que sucedía para apartarla inmediatamente de mi y luego había acariciado mi vientre tranquilizado a nuestros bebés.
La primera vez ella había estado sorprendida, la segunda parecía incluso herida ¿la tercera? Ella me miró irritada para fulminar mi vientre y marchar lejos mío.
Edier se removió a lo que me quedé quieta intentando no despertarlo, y casi grite cuando una mano cayó en mi vientre...es su mano quien aun dormido nos acaricia, de mi parte acaricie su rostro amando ver su dulce semblante.
Pero aún así seguía sin poder dormir.
Habían sido días duros desde que mamá decidió mostrarse malhumorada conmigo y toda una perra necesitada de sexo con mi Edier.
Si, había empezado a llamarlo por su nombre hace varias semanas.
A él le gustaba.
Desafortunadamente mi hambre se vuelve peor, más insistente haciendo gruñir mi estómago y temo a que mis bebes se despierten ¿podría? No tengo idea y no me voy a quedar aquí sentada esperando el resultado...tengo unas ganas enormes de uvas verdes con crema de queso, me lami los labios y más que dispuesta a tener lo que quiero me deshago de su brazo tan lentamente como puedo para salir de la cama y de mi cuarto, me estiro un poco en mi camino ya que mis pies duelen ante lo hinchados que estuvieron durante mi mañana.
Baje las escaleras y entre a la cocina prendiendo una luz para ir hacia el refrigerador buscando lo que tanto quiero.
— ¿Hambre?
Golpee mi cabeza contra la puerta de arriba para soltar una maldición y girar a verlo, Edier se está acercando con sus ojos somnolientos viéndome preocupado como lamentando haberme causado esto, solté un suspiro frotando mi cabeza.
— Joder, lo siento...soy un bruto ¿te duele?
El acaricia mi cabeza sin saber que hacer.
— No lastimes a esta mujer embarazada — me giré dispuesta a seguir con mi búsqueda — Podría golpearte.
— ¿Algo en especial?
Cogí el frasco con crema de queso para pestañear.
— Podría decir que tu pene, pero lamentablemente lo necesito 24/7.
— No hablo de eso, tonta — me dice burlándose — Aunque agradezco que tengas piedad con mi pene, aun así me sentí usado.
Giré y pinché su pecho.
— Usado de la mejor manera — lo empuje a la nevera con el mirándome confundido — Uvas, no las encuentro.
Asiente.
Empieza a buscar a lo que sin poder ni querer resistirme me estiro para apretar su duro trasero, el se sobresalta golpeándose tal y como yo lo hice para fulminarme con la mirada.
Me encogí de hombros.
— Me la debías.
Cierra el refrigerador con una funda llena de uvas verdes como moradas en su mano, la boca se me hace agua de una cosa y de la otra, por eso cuando esta frente mio lo rodeo con mis piernas atrayéndolo a mi y con mis manos abro la funda de uvas.
El me observa curioso más no trata de soltarse de mi agarre, sus manos acarician mis muslos haciéndome jadear y muy a pesar de que deseo su cuerpo pegadito al mío mi panza de embarazada no nos lo permite.
Me como una uva y le ofrezco cuando abre su boquita, no esperaba que sus labios retengan mis dedos y chupen de allí...no aparta sus ojos de los míos, mucho menos cuando la camiseta que llevo que es totalmente suya se desborda por uno de mis hombros dejando piel expuesta.
Me agarra de la cintura y atrae mi boca hacia la suya ¿algo que adoro de él? Sus labios, son tan suaves, tan posesivos pero sobre todo tan pero tan adictivos, gimo sin poder evitarlo mientras mis manos tiran del cuello de su camiseta.
— Quiero tocarte.
El no responde pero se separa lo suficiente para quitársela y dejarme tocar con gusto su cuerpo, beso sus pectorales subiendo a su cuello...me agarro a su trasero que se tensa ante mi toque.
— Con que así estamos, bueno.
No parece molestarle y es algo que me encanta, luego soy sorprendida pues como hizo con su camiseta también hace con la mía, me la quita haciendo que el frío de la noche golpee mi piel ahora de gallina y que mis pezones...
— Edier — urgí sin aliento cuando lo vi inclinándose para lamer mi pezón, el hizo un sonido de gusto.
— Sigues soltando leche — murmura para ir hacia mí otro pezón, puedo decir que ver eso me encanta como también me fascina ver como mis senos han crecido.
Una talla pero eso es suficiente.
— Y sigue sabiendo tan raro — suelta una risa para besar mis labios mientras golpeo su hombro.
— Si no te gusta pues no pongas tu boca allí — me cruce de brazos pero el volvió a reírse.
— No me quejo, me gusta y puedo decir que compartirte con los bebés va a ser difícil — hace que desenrede mis brazos para acariciar mis pechos con sus pulgares — ¿Seguimos?
— ¿Con qué?
El solo levanta su ceja.
— Cómo qué ya se me fueron las ganas.
— Claro — no se me pasa por alto el sarcasmo en ello, por lo tanto sin importarme nada me...
— ¡Maldita sea Edier!
Nos miramos fijamente para soltar un suspiro y así con el ayudándome a colocar mi camiseta en mi cuerpo y la de el en su lugar giramos hacia ella vestida únicamente con un sencillo vestido de seda rosa, está ligeramente maquillada con una bata negra abierta mostrando así sus largas piernas.
No creo que se haya vestido así para dormir.
Creo que se vistió así para tratar de seducir a su esposo y me pregunto ¿Cuántas veces habrá tratado de hacerlo? ¿Será ésta la primera vez?
— ¿Qué haces despierta? — le pregunta el rodeando mi cintura con su brazo colocándome a su costado.
— ¡Está es mi casa! ¡Puedo hacer la mierda que quiera a lo hora que quiera! Pero tu...y ella, haciendo sus cochinadas en mi cocina cuando yo estaba...— se mira para soltar una risa seca — Estoy tratando de recuperarte pero eso a ti no te interesa ¿verdad? Te has encaprichado de ella tanto para hacer con ella lo que se supone que debes hacer conmigo, yo soy tu esposa.
— Se que lo eres...
— ¿Lo sabes? Pues no pareces recordarlo y si fuera así ya la habrías dejado de lado para volver a mi.
— No es tan sencillo, ya hablamos de esto Llana...Nahir esta esperando a mis hijos...
Se detiene abruptamente ante lo que no debería haber dicho, el una vez me contó como de triste se había sentido ella al no poder darle hijos, dos de un solo tiro...la verdad no sabía que había de especial en ello hasta que escuche que era una tradición que se pasaba a cada hijo saltándose una generación, su madre tenía una melliza pero el no tenía por lo tanto sus hijos debían haber sido mellizos o gemelos.
— ¿Hijos? — susurra a la par que sus ojos se humedecen — ¿Tendrás dos bebés?
Le pregunta con voz rota, Edier esta tenso entre mis brazos más no se aleja de mí.
— Tendremos dos bebés — acaricia mi cadera — Llana se que esto te duele, pero no hay nada que pueda o quiera hacer...ahora estoy con Nahir y aunque se que te estoy siendo infiel hay algo en mi que no me deja ver toda esta situación mal.
— No quieres — murmura — ¿Me estás diciendo que la quieres aun sobre mi? ¿No importa que sea yo tú esposa?
Acaricie su espalda sin meterme en esta platica, no tengo nada que aporta pues es una discusión entre marido y mujer, no me importa cuanto duela decirlo.
— Te estoy diciendo que no iré en contra de esto, tendré a mis hijos aquí conmigo.
— No los quiero aquí — hace sus manos puños para mirarme furiosa más no intenta acercarse — ¡No la quiero ni a ella ni a tus bebes en mí casa!
El se queda en silencio y por un momento temo por sus siguientes palabras, el solo besa mi sien para aclarar su garganta.
— Si es así, no nos tendrás aquí molestándote más...podemos irnos mañana mismo.
Estoy sorprendida y sin palabras como ella lo está, empalidece para negar mientras da un paso hacia nosotros me abrazo a él.
— ¿Irte? Pero yo...pero yo no quiero que tú te vayas.
— No estaré en un lugar donde mis hijos y la madre de estos no puedan vivir en paz — me mira directamente acariciando con su nariz mi frente para estirando su mano agarrar tanto las uvas como la crema de queso, esta última se la quité — Ahora Nahir es mi mujer.
Me quedo sin aliento ya sea por sus palabras o por como mi panza se contrajo de un momento a otro, me agarro de su camiseta cerrando mis ojos como mi boca firmemente.
— ¡Yo soy tu esposa!
— Ya no me importa, te enviaré a mi abogado con los papeles de divorcio ¡ahora vete que le haces daño!
— ¡No estoy haciendo nada!
— ¡Largate Llana!
Ella grita molesta aunque eso creo pues mi abdomen sigue doliendo casi dejándome sin aliento, trato de calmarlos pero es el quien agachándose y apartando la camiseta de su lugar empieza a murmurar suaves palabras como a acariciarlos.
Poco a poco mi abdomen vuelve a la normalidad con ellos dando uno que otro golpe hacia la voz de su padre, contengo el aliento pues están brincando sobre mi vejiga y ahora quiero ir al baño.
— Edier — acaricio su cabeza.
— ¿Si?
— Tus bebes quieren hacer pis.
El asiente para llevarme a nuestra habitación, y prometo hablar con él de lo sucedido esta noche en la mañana...quiero saber si lo que dice es verdad y no solo la ira hablando por el.
Y la verdad
es que no se como sentirme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario