C A P Í T U L O 7

SO INNOCENT

CAPÍTULO SIETE


Ages


— Pa...

— No — corta de inmediato las palabras de Jules con el tono de voz de que no se meta.

Como tampoco le interesa escuchar.

Y eso no es algo muy bueno para mi.

¿Nervioso?

¿Acaso no me vieron tragar saliva y rezar por mi vida?

No deja de caminar hacia mi y lo siguiente que sé es que mi mejilla duele como la mierda y mi espalda golpea el duro suelo, estoy casi desconcertado y podría decirse que me lo esperaba...lo que no me esperaba era de que vuelva a mi y empiece a jugar con mi rostro como si fuese un saco de boxeo.

Puedo escuchar a Jules gritar.

El dolor es insoportable y les puedo jurar que puntos brillan en mi vista cuando deja de golpearme un segundo, para volver a comenzar.

Aún así no respondo.

Es mi hermano y lo amo, además de que me lo merezco.

¿Verdad?

— ¡Henry! ¡Henry detente! — escucho a su esposa gritar a lo lejos ¿o esta cerca nuestro?

No puedo centrarme.

— ¡Cierra la boca!

Esta vez agarra mi cabello tirando hacia atrás para agarrar mi mandíbula haciendo que lo vea fijamente, su cabello esta hecho un lio y su rostro rojo como respiración agitada.

Aún así puedo ver la intensa ira bullendo y creciendo en su interior.

— Mí hija ¿por qué demonios te metiste con mí hija?

— La a-amo — mi garganta arde y mi mandíbula duele, solo decir eso hace el dolor más profundo.

Pero mi respuesta no parece agradarle.

— ¡No! — grita sobre mi rostro y una tristeza cubre mi ser al ver como sus ojos se empañan — Tu...tu cretino de mierda eres un violador ¡es tu sobrina! ¡Mi hija es tú sobrina! ¿¡por que lo hiciste!?

Mis ojos se empañan y lloro por su tristeza.

— La amo — murmure con voz temblorosa pero más alto esperando así que sepa que mis palabras no son las de un niño con un capricho.

Son palabras de un adolescente enamorado.

Solo eso.

Una tosca risa brota de sus labios y es cuando se levanta poniéndose a horcadas de mi cuerpo, el puño se levanta decidido a chocar contra mi por lo tanto no dejo de mirar sus ojos.

Ni cuando me golpea.

Ni cuando mis lágrimas humedecen mis mejillas.

Ni cuando las suyas caen.

No dejo de mirarlo y el no deja de golpearme, aún puedo escuchar a Jules gritar pidiendo que me ayuden o eso creo...mas no creo que sea lo correcto...Henry parece destrozado y el saber que yo lo cause solo hace entristecer mi alma.

Sabía que esto pasaría.

Pero no sabía que mi hermano lloraría destrozado, desgarrado ante mis acciones...y aún así no puedo negar nada pues sobre todo no soy un mentiroso.

— ¡Philip detenlo!

— ¡Henry déjalo!

— ¡Papa por favor!

— ¡Fue suficiente! — escucho gritar a mi padre para después dejar de sentir como puños chocan mi rostro, sacan a Henry de encima mio.

Me quedo mirando el cielo, no se si puedo moverme.

— ¡Suéltame! — brama Henry hacia nuestro padre, hago una mueca.

— ¡Basta Henry! ¡dije que fue suficiente! ¿acaso piensas matar a tú hermano?

— ¿Hermano? — se escucha indignado — El ya no es mi...hermano, el es un desconocido que violo a mi hija ¡tú nieta! Un hermano no hace eso, un tío protege y un hijo respeta...el no hizo nada de eso, solo siguió con su juego creyendo estupide...

— No quiero seguir escuchándote.

Lo interrumpe nuestro padre, me sobresalto cuando manos tocan mi cabello logrando así que un alarido deje mi boca ¡ahora si siento el dolor!

Y es una perra.

— Lo siento mi niño — escucho murmurar a mi madre mientras su manos se alejan de mi.

Logro mirarla de reojo sopesando su expresión, pero es muy difícil.

— Mamá...

— Venga, vamos a levantarte debo curarte — toca levemente mi hombro invitándome a hacerlo y aunque mi cuerpo ruega por que lo dejen en paz sé que es imposible pues esto recién comienza y yo debo soportar hasta el final.

En un momento papá viene a ayudarnos, me quejo y muerdo mi lengua mil veces pues el dolor es insoportable...pero no me detengo, cuando logro estar en mis pies inmediatamente mis ojos buscan los de Jules.

Pero ella no esta.

Tampoco Henry.

Ni mi cuñada.

Empiezo a entrar en pánico pero papá suelta un pesado suspiro.

— Están adentro, tenemos mucho que hablar muy a pesar de no querer tocar el tema, solo respóndeme una cosa — le miré centrándome en sus palabras — ¿Por qué ella?

Una sonrisa tira de mis labios.

— Una vez me contaste que cuando viste a mamá lo supiste de inmediato, la amaste sin conocerla, la adoraste sin siquiera saber su nombre y no dudaste en que ella sería la única — lamí mis labios mirando hacia la casa anhelando verla — Cuando vi por primera vez a Jules, yo solo lo supe...ella es mi Missy, es mi corazón, mi alma ruega por su atención, anhelo su risa.

Mis ojos arden.

— No es un capricho papa, por los dioses no lo es...la amo más que nada y te ruego, te suplico que no me alejes de ella, no dejes que Henry lo haga ¿cómo te sentirías si perderás a mamá?

El tarda en responder.

— Vacío — susurra mirándome sin emoción pero con atención.

— Creo que debemos entrar — murmura mamá logrando que la mire notando sus ojos rojos — Así podre curar tus heridas, esta carita bonita no se curará sola.

Asiento a lo que con ayuda de papá camino hacia la casa, todo mi cuerpo solo se siente haber sido chocado por un tráiler ¿Cuándo me sientan en el sofá? Mi espalda llora pero mi trasero lo agradece.

Y al levantar mi mirada puedo ver a Henry, Yoset y a mi Jules sentados...mi preciosa mujer me mira preocupada y con los ojos rojos, suelta un quejido cuando intenta levantarse y venir a mi pero sus padres se lo impiden.

Entiendo.

Y le sonrió tratando de calmarla para encogerme hombros aunque esa simple acción duela, ella aprieta sus labios para lanzar miradas hoscas a sus padres que la miran horrorizados.

Los entiendo.

Mi cielo nunca los ha mirado así y es por eso que acepto sus miradas de ira cuando se giran a mirarme, creo que si la cambie un poco.

No.

Ella mejoró dejando al fin salir esa sensual luchadora apasionada por mis besos que sabía escondía en su interior.

Mamá entra en la sala seguida por papá quien trae una de mis camisetas ¿hay algún problema con la que tengo ahora? Le doy un vistazo a la que llevó puesta encontrando el problema...esta sucia y manchada por mi sangre.

Seh.

No debo ser lo más bonito en la habitación.

¡Estoy listo para Walking Dead!

No hablo mientras ella corta mi camiseta por la mitad y es cuando recuerdo algo pero ya es muy tarde...veo como mi chica se sonroja a lo que muerdo mis labios tratando de no reír...la habitación entera se tensa mientras jadeos llenan el silencio, puedo asegurar que Henry maldice y mi padre suelta un pesaroso suspiro..

— ¿Pero qué es...

— Querida — la llama mi padre quien al tener su atención niega — No, solo cúralo.

— Bien.

Observé mi abdomen donde se pueden notar los cientos de chupetones que mi chica me dejo hace unas horas, anoche estuvo muy juguetona y esta mañana después de interrumpir su charla super seria decidió jugar un poco más con sus labios en mi cuerpo.

No me quejo.

Me gustan.

Entrecierro un poco mis ojos mirándola, ella da un vistazo a mi abdomen para sonrojada desviarla a mis ojos...subo y bajo mis cejas para darle una sonrisa coqueta a lo que me mira mal.

En su cabecita me pide que me detenga.

Y en la mía le pido que no se detenga.

Eché mi cabeza hacia atrás suspirando sintiendo los golpes en mi rostro palpitar, duelen...y pienso que es suficiente de este silencio y que quiero terminar cuando antes todo esto.

— Henry.

— Cállate.

— No — suelto un suspiro mientras veo de reojo a mama junta el algodón con alcohol ahora en mi pómulo izquierdo ¡arde! Pero solo siseo para concentrarme — Entiendo que estés cabreado, entiendo que me hayas golpeado...no te guardo rencor...

— Como si debieras, te lo merecías.

Suelto un suspiro y maldigo cuando ahora es mi labio que escuece, mire a mi madre con ojos llenos de dolor, ella solo negó.

Volví mi mirada a mi hermano.

— ¿Leíste mi carta?

— ¿Piensas que por haber escrito eso ya justifica toda la mierda que has echo? ¡Esto no tiene perdón!

— No quería preocuparte.

— ¿No querías? — pregunta incrédula Yoset para dejar la ira aparecer — Te consideraba mi hermano, a quien podría dejar cuidar a mi hija sabiendo que nada malo le pasaría si estaba contigo, nunca pensé que tu serias quien más daño le quería hacer.

Eso...me dolió.

— Nunca la lastimaría, la a...

— ¡No me vengas con esa mierda!

Henry se levanta para venir hacia mi pero papá se interpone, aun así mi cuerpo se tensa.

— Nada de peleas aquí dentro.

— ¿Estás de su lado? — le pregunta incrédulo señalándome.

— No estoy de lado de nadie — le contesta mandándole a sentar — Tú hermano esta muy lastimado como para responderte, cosa que no creo que haga como no lo hizo la primera vez.

— ¡Se lo merecía!

— Deja de gritarle a tu padre —mamá se levanta dejando el botiquín cerrado a un lado al parecer habiendo ya terminado conmigo — Como dice tu papá, no estamos de lado de nadie y eso mismo deberías hacer tu ¿acaso golpear a tu hermano te hizo sentir mejor?

— ¡Si!

— ¿Estás seguro? — vuelve a preguntar y cuando Henry no contesta me siento erguido mirándolo.

El está mirando el suelo para de un momento a otro girar y volver al lado desocupado de Jules, tanto mamá como papá sueltan un suspiro para sentarse en lo que queda del sofá en el que estoy sentado.

— ¿Por qué demonios tuviste que fijarte en mi niña?

Todos me miran esperando mis palabras.

— No hay palabras ni hechos que harán que me veas como antes pero puedo responder a tu pregunta con un: ¿y por qué no? Se que Jules es mi sobrina y ten por seguro que eso no dejaba ni por un segundo mi mente, pero cuando la vi y mi corazón absorbió su belleza como torpeza...todo tuvo sentido, la he amado por más tiempo del que crees y hablo de años pues el crecer juntos y pasar días a su lado solo lograron que mi amor por ella aumente, puedes creer que todo esto es solo un capricho pero no lo es para mí...Jules es mí para siempre, no hay ninguna otra mujer que pueda ocupar su puesto...ya mi corazón palpita por el suyo, por su toque, por su amable corazón.

Veo directamente a sus ojos.

— Y por ni un segundo pensé en no contarles sobre estos sentimientos pues sobre todo somos una familia y se que es una estupidez de mi parte decirlo cuando a quien amo ya es parte de ella, pero por favor Henry te lo suplico...yo amo a tu hija, la amo con cada parte de mi cuerpo y si tu la separas de mi solo terminaras destruyéndome y eso es algo que no puedo hacer...no quiero decepcionarla.

El mira el suelo mientras entrelaza sus manos, pero luego niega y siento mi alma retorcerse en agonía.

— No puedo permitirlo.

No.


⏳⌛

 

— ¡Deja de mentir!

 

— No haría algo así en estos momentos.

 

— Es que...¿te vas? ¿a donde? ¿cómo? ¿cuando? ¿cuanto? ¿puedo ir?

 

Suelto un ligera risa.

Cierro la última de mis maletas para mirar a mi alrededor, mi cuarto vacío de mis objetos personales sin contar unos cuantos posters aun pegados a la pared...Henry tomó la decisión de separarnos ¿para siempre? No lo sé ¿a donde iré? No lo sé ¿a donde irá ella? No lo sé.

No se muchas cosas.

Pero si se que voy a extrañarla, que la decisión de Henry me desgarra el corazón como sé que a mi Jules también, aun recuerdo su jadeo horrorizado como gritos replicando tras las palabras de su padre, más nada pudo hacer.

Mi padre no dijo nada.

Mi madre no dijo nada.

Yo no dije nada.

Aún así en mi interior gritaba adolorido ante lo que sus palabras significaban, no vería a mi mujer, no la besaría, no le haría el amor, no haría que sus mejillas se sonrojen de esa manera tan encantadora, y tampoco la escucharía llamarme sucio cada vez que mi boca diga lo que deseo hacer con su precioso cuerpo.

No lo haría.

Por quien sabe cuánto tiempo.

— En unas horas, al parecer mi papá me llevará al aeropuerto ¿de allí? La verdad no lo sé.


— Esto es una mierda.

 

— Sabíamos que esto podía suceder ¿no era el resultado D?

 

— Será la J de Jodidamente Jodible.

 

Rio.

 

— Oh tío, extrañaré tu mierda.

 

— Ni te creas mucho...ya me dirás donde estas e iré por ti, la manada junta debe estar.

 

Asentí.

Palpe mi abrigo donde mi último, no último, regalo para Jules aguardaba.

 

— Te llamo luego, tengo algo último que hacer.

 

— Entiendo pero cuídate.

 

— Dale.

 

Cerré y salí al pasillo siendo sigiloso caminé hacia la habitación al final del pasillo para entrar donde un cuerpo delicioso se mantenía recostado, al verme se levanto tirándose en mi contra besando mis labios.

La recibí con gusto.

Pero sabia que solo contábamos con unos segundos a solas.

Me separé de ella.

— No es justo — murmura en un quejido, sus labios tiemblan mientras sus ojos se empañan con gruesas lágrimas.

— Sabíamos que algo así podía pasar.

Acaricio su rostro para sacar su regalo y mirarla nervioso, poco a poco voy abriéndolo dejando que vea su interior y al escuchar como jadea sorprendida sé que lo ha visto.

— ¿Ages? ¿qué...por...

Agarro la sortija de su interior para tomar su mano extendiendo así su dedo listo para ser coronado.

— Jules, mi cielo...nos están separando y se que así te he decepcionado pero aun así me tomo el atrevimiento de pedirte que seas mi esposa, si dices que no lo entenderé y si dices que si te pido que me esperes pues donde quiera que vayas te encontraré...y cuando llegue ese momento organizaré a tu lado la boda más perfecta.

Ella muerde sus labios para inclinarse y dejar un casto beso en mi boca.

— Es una promesa — susurra deslizando el anillo en su dedo anular.

Asiento. 

— Es una promesa.




No hay comentarios:

Publicar un comentario