E P I L O G O

 SO GOOD

EPÍLOGO
 

— Después de contarte toda esta...travesía ¿qué tienes para decirnos mamá? Sé que no fue lo más maduro de mi parte pensar que como se siente tan bueno la cosa está bien, pero, hubo otra cosa más que aún no se contestar...

 

— Oliver, no seas mentiroso.

 

Voltee a verlo mientras que con una mano remojaba un malvavisco en su leche chocolates para luego metersela en la boca, ver como sus labios saboreaban ello para luego chuparse los dedos hizo algo en mí.

 

— ¿Quieres?

 

— Quiero chuparlos.

 

Parpadeando por medio segundo echo su cabeza hacia atrás mientas una carcajada salía de su estúpida boca, al recordar mis palabras no hice más que gruñir molesto.

 

— Estúpido.

 

— Ya, ya, pero venga que fue tú culpa bebé, aunque...— estiró sus dedos hacia mi con una sonrisa de listillo — Si me los quieres chupar, adelante.

 

— Que graciosillo estas hoy.

 

— Soy el alma de esta fiesta.

 

Bufe para mirar la cámara, la que seguía grabando nuestra estúpida conversación, solté un suspiro frustrado...bueno, por lo menos ella sabrá como es nuestro día a día.

 

No le prestes atención está hablando tonterías, ahora ¿en qué íbamos?

 

— En que eres un mentiroso.

 

— Según tú ¿en qué estoy mintiendo?

 

Se sentí bien llevando su mano a mi espalda acariciándome, por el momento lo dejé tocarme, es que el muy hijo de puta no entiende que esto ella lo verá.

 

— Bueno, primero: Tamara, sé que ambos te lastimamos y no sabes lo arrepentido que estoy de ello, éramos tú familia se supone que debías confiar en nosotros y aún así mira en lo que terminó; segundo: No sabes lo agradecido que estoy y estaré contigo, estaré eternamente en deuda por no habernos entregado a la policía, por a pesar de todo dejarnos estar juntos, se que aunque no nos recibirás nunca en tú casa ni en tú vida cuentas con nosotros en lo que desees.

 

Volvió a mirarme.

 

Ahora ¿en qué mientes? Pues, bebé, tú sabes muy bien qué es esa otra cosa...

 

— ¿En-en serio?

 

Por favor que no lo diga.

 

— Bebito mío, tú me amas, me lo dices todos los días, todas las noches, se que aún no lo pones en palabras y entiendo tu desconfianza o reticencia pero puedes confiar en mi, puedes decirme como te sientes, sabes qué serás bien recibido.

 

Apreté mis labios.

 

— Eres un capullo.

 

— Lo soy.

 

— Uno muy fastidioso, que no sabe colocar sus medias en su lugar.

 

— Ese soy yo.

 

— Sacas provecho de mi estado medio consiente en las mañanas para hacerme el amor.

 

— Y tú lo disfrutas.

 

Mordi mis labios viendo hacia la cámara supe que este era el momento para ser muy rosa con el.

 

— Ok, confieso...

 

Sus ojos empezaron a brillar.

 

— Que quiero follar tu culo.

 

Parpadeo reiteradas veces mientras yo apretando mis labios intente no reirme, pero cuando rodó sus ojos con fastidio fue mi puta perdición.

 

— Que infantil, Oliver.

 

Yo seguí a riendome, pero aunque vi que me miraba divertido había decepción pinchando su más que blando corazón, agarrando su cabello tiré su rostro contra el mío capturando sus labios, el gruñido que su boca soltó hizo a mi polla vibrar en vida.

 

Separé nuestros labios.

 

— Sabes que te amo, no debes hacer una fiesta por ello.

 

Su sonrisa satisfecha apareció.

 

— Yo también te amo, bebé.

 

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario