E P Í L O G O

SO INNOCENT

E P Í L O G O


Walter


— ¡Angus! ¡ven acá!

— ¡No quero!

— ¡Tienes que bañarte!

— ¡No quero!

— ¡Pero mañana...

— ¡No quero!

Soltando un bufido me recargo contra un mueble, ya no estoy para estas perseguideras, ya tengo mi edad ¿saben?

Sesenta y seis años, y bien contados.

Aún así.

— ¡Te hago canguil!

— ¿Si?

Junto con un suspiro asiento a lo que agradecido ante su amor por el pop corn lo llevo al baño, más bien a la tina ya que su madre lo espera con ella lista.

Aún así.

No importa que, no importa en qué hora, amo ser papá...el sólo ver a este hombrecito hace que sienta un amor y orgullo inigualable ¡por los dioses! El día que mi pequeño hombrecito nació fue el mejor día de mi vida.

El, tiene el mismo cabello que su madre, con mis ojos y mi ceño fruncido pero con los labios de mi mujer que le gusta fruncir en picos cuando ve que mi mujer y yo nos estamos besando y el como todo hijo celoso la separa de mi poniendo labios de pato besandola reiteradas veces mientras me mira como diciendo que ella es suya.

Vaya crio.

— ¡Mami!

— ¡Mi amor! — soltándose de mi mano va hacia ella rodeando su cintura mientras trata de hacer que lo cargue — ¿Por qué tardaron tanto? El agua está casi fría.

Me acerco para desvestirlo, el al principio se queja pues sabe que debe soltarse de su madre para segundos después ordenarme que le quite la ropa más rápido.

Y así, calado, vuelve a abrazarla...mi mujer sólo se ríe de sus cosas.

— Serás pícaro ¿recuerdas que ella es mí esposa, verdad?

Su ceño se frunce como sus labios.

— Mami es mía.

Levanté mi mirada hacia mi Cera, ella sólo aprieta sus lindos labios intentando no reir pero sus ojos brillan ante la diversión que esas palabritas traen.

— ¿Tuya? — asiente tras mi pregunta, de sopetón voy a lo agarro llevándolo a la bañera, el grita y patalea por su mami ¿lo suelto? Nada que ver — ¡A bañarse!

— ¡Malo!

Me señala con su manita.

— ¿Papi es malo? — le pregunta mi mujer colocándose a mi costado, ella levanta sus manos para colocar un poco de shampoo en sus manos y empezar al lavar la melena de nuestro hijo — ¿Por qué?

— Me tiró...¡aquí! — palpa el agua mientras remueve sus piernitas, me mira para cruzarse de hombros — No quero a papi.

Hago un jadeo dramático, totalmente falso, mi mujer empieza a sonreír.

— ¿No me quieres? ¿no amas a tú padre? ¿a quién te hará tu canguil mientras mami te baña?

El duda moviendo sus labios de lado a lado para estirando sus manitas recoger su pulpo y encontrar de hombros.

— No she.

Me inclino y pellizco su mejilla arrancándole un dulce chillido.

— Iré a hacer tu canguil, eso si, poquito ya que vas a irte a dormir.

— ¿Así? — hace que su dedo pulgar e índice se casi toquen mostrándome su poquito.

— Así.

 

(...)

 

— ¿Estresada?

Al entrar en la habitación que compartimos desde hace tres años la veo sentada en el borde con sus manos en sus hombros masacrando su preciosa piel, el que lleve ese hermoso vestidito para dormir de seda negra sólo hace a mi libido elevarse.

Sus ojos me miran.

— Adolorida, no puedo quitar este dolor en mi cuerpo.

Mirando hacia atrás cierro nuestra puerta sin poner seguro, tenemos un niño de tres años que puede requerir en cualquier momento nuestra atención, aún así al cerrar la puerta nos doy un poco de intimidad perfecta para lo que tengo listo para nosotros.

Me acerco a ella levantándola le quitó el fino vestido para soltar un gruñido al ver lo lleno que sus senos se pusieron al tener que amamantar a nuestro hijo, puede que algunas mujeres con el primer hijo queden no tanto como antes y puedo asegurar que mi ángel fue una de ellas, una de las afortunadas.

Si, su cuerpo cambio.

Y para bien.

Senos más grandes, cintura más estrecha, amplios muslos, y aunque estrías vibran su abdomen bajo ¿para mi? Para mi sigue siendo el ser más hermoso e inocente.

El cual hice mío.

No hablamos mientras la guio sobre la cama colocándola de cara contra el colchón mientras su espalda apunta al techo, me quito mi pantalón ya que es lo único que tengo puesto para así colocarme a horcadas de sus muslos.

Acaricio su espalda yendo hacia sus hombros suavizando nudos mientras cada vez el ambiente se vuelve más y más tenso, como también nuestras arduas respiraciones, se en este momento lo mucho que me quiere dentro suyo como yo me quiero ver envuelto en su dichoso coño.

Pero no lo hago.

Me concentro en deshacerme de todos los nudos que surcan a mi mujer haciendo que suaves gemidos de placer salgan de sus labios, y es cuando se que está satisfecha, cuando se que está lista para mi...que me permito deslizarse dentro suyo, profanar su cálido interior, jadeando ante lo bien que se siente.

Dejo caer mis manos a cada lado de su cabeza mientras mi pelvis se mueve chocando reiteradas veces contra su trasero, abofeteando sus posaderas ante cada embiste, haciéndolo rebotar como sé que sus senos harían si estuviera encima mío.

Me veo aumentando el ritmo, haciendo que el sudor cubra nuestras pieles, como también los sonidos aumentar de estrofa ante cada segundo...mordisqueo su nuca mientras su menudo cuerpo se arquea en mi contra encontrándose ante cada embiste.

Aumentando nuestro placer.

Rogando por más.

Sabrá Dios cuanto deseo cumplir sus deseos, puede que ya no este tomando ese médicamente con viagra pero como dije antes, nunca tomé, nunca lo necesité, soy capaz de eyacular a mi placer...aunque se que eso algún día terminará.

Se tensa, se agita y grita su placer mientras mi placer se riega en su interior, bañando sus paredes con cientos de bebes que espero poder hacernos tener...en un futuro.

Caemos rendidos, lado a lado, ella se acerca y me rodea con su suave cuerpo anhelando mimos y caricias que estoy más que gustoso de dar.

— Te quiero abuelo.

Sonrío.

— Y yo a ti, mí angel.

 

F I N


No hay comentarios:

Publicar un comentario