E P Í L O G O

SO NAUGHTY

E P Í L O G O


Zeb

 

— ¡Sus jodidas manos estaban encima de mi sumisa! ¿¡qué diablos esperaban que hiciera!?

— Para empezar no romperle la nariz ¿qué le hizo? — levantó su barbilla el segundo al mando de Zeb así señalando a la muchacha que tímida estaba temblando entre los brazos de su Dom.

Le di un vistazo a uno de los nuevos e inexpertos Dom' s que habían ingresado para empezar con todo el meollo de BDSM, no sentía pena alguna al ver la sangre cubriendo su rostro además de los moratones, la cara bonita que antes tuviera se ha echó mierda.

Y se lo merecía.

Las reglas hasta para cualquier imbécil son claras, no tocas a las o los sumisos con un Dom que ya ha puesto un collar en su cuello.

Al parecer no fueron tan claras ya que el muy imbécil había estado obligando a la pequeña mujer a ser su esclava, tan claro como lo dijo, una esclava no sumisa...hay tanta diferencia entre aquellas.

Por suerte otros Dom' s habían intervenido a tiempo hasta que el verdadero Dom de la chica había aparecido, había estado furioso al ver a su sumisa temblando con marcas de dedos en sus tiernos brazos.

No culpó su ira.

Ni su manera de tomar venganza.

¿Qué habría echo yo?

Lo mismo, si alguien intenta algo así con mi Zoy...no esperen besos y abrazos.

— Trató de llevársela, dejando marcas en sus brazos, todos aquí vieron qué pasó — el Dom se tensó cuando su sumisa soltó un quejido al tocar una de las marcas que claramente se veía el inicio de un hematoma — Hombre, ella está muy asustada sólo quiero llevarla a casa y cuidar sus molestias ¿me quitarás mi membresía?

Vi la mueca de mi socio a lo que inmediatamente me coloqué a su lado impidiendo que así cometa el mayor de los errores.

— No, desde ahora vamos a empezar a mirar con mayor jodido detalle los papeles de cada nuevo, pero Paw...la próxima vez que algo así suceda, que no sucederá, no la dejes sola.

El asintió hacia mi para luego levantarse y pasar entre la multitud del calabozo con su sumisa en sus brazos, volví a mirar al idiota.

— Sáquenlo de aquí y vean que sepa que no quiero ver su puto rostro nunca más en mi bar o lo lamentará — los guardias que se encontraban frente mio asintieron antes de tirar del cuerpo medio muerto en el piso fuera.

— No dejen que está mierda los moleste, por favor continúen con lo que estaban haciendo — mi socio comunicó a los demás quienes murmuraban por debajo antes de dirigirse a diferentes lugares.

Unos entrando en escenas, otros a los cuatros especiales, y otros caminaron hacia el bar.

— ¿Alguna idea de quién era ese tipo?

Nos preguntó uno de los Dom' s con un sumiso agarrado a su brazo mirando nervioso por todas partes.

— Cesar Dallas, 24 años, era un novato — le contestó Yevis mirando a las personas a nuestro alrededor, mi segundo — Nos haremos cargo de esta mierda Bran, no te preocupes ¿el está bien?

Los tres miramos a su sumiso quien visiblemente tembló al ser el centro de nuestras miradas, Bran uno de los primeros en unirse al calabozo soltó un largo suspiro antes de dejar caer su mano en la nuca del chico levantando su cabeza haciendo que este lo mire.

— Precioso, tranquilizante, nada malo va a pasarte ¿entiendes? No dejaré que nada te pase.

Este asintió acercándose más a su Dom, quien dejó un beso en sus labios, ver algo así al principio no era de mi agrado ¿ahora? Las cosas habían cambiado al tener casi a diario esa escena frente mío.

— Lo que pasó lo puso nervioso, lamentablemente no sólo a el, otros sumisos y sumisas también.

— Temen que les pase lo mismo, lo entiendo — murmuré cruzando mis brazos mirando a algunos sumisos que consecutivamente daban vistazos a su alrededor.

Una pequeña presa temerosa de ser atacada por sorpresa.

— En unos días las cosas volverán a la normalidad, aun así en estos días hablaré con algunos Dom's así mantendrán un ojo en sus sum's.

Asentí para luego ver como se iba, estas cosas solían pasar y tanto Yevis como yo sabíamos que hacer, nos dijimos unas cuantas cosas antes de salir de allí con el quedándose mientras yo iba hacia el segundo piso donde la zona VIP era ocupada por una sola persona.

Eran ya pasadas las diez de la noche, la noche apenas comenzaba y la gente iba entrando en multitud comprando bebidas por segundos, los bartenders girando botellas y las camareras dispersas llamando la atención de nuestros comensales.

— ¿Problemas?

La levanté colocando su menudo cuerpo a horcadas mío amando la forma en que sus labios se inclinaron hacia mi en espera de un beso, sonriendo me incline mordiendo su dulce labio inferior antes de chuparlo y lamer.

Sabía tan dulce.

— Nada que deba preocuparte.

Soltó un suspiro mientras sus pequeñas manos acariciaban mis hombros.

— Zeb — murmuró seria no dejando rodar entre sus dedos el tema.

Me dejé caer contra el respaldar acariciando lentamente sus muslos.

— Un Dom-novato intentó llevarse a una sumisa quien ya tenía Dom, la lastimó en sus brazos con su agarre, por suerte algunas personas a su alrededor se lo quitaron de encima hasta que su Dom apareció, quien al verla abusada y temblando contratacó.

— El agredido debe ser retirada su membresía y el agresor espero que no hable mal del calabozo ¿mencionó alguna denuncia?

Negué.

— Sólo quería largarse como la mierda, su sumisa lo necesitaba tan mal.

— Perfecto, ahora debemos revisar con mayor detalle sus estudios clínicos como anteriores demandas, los abusos o maltratos no pasan desapercibidos por mucho que deje algo de pasta.

Volví a asentir.

Dejando mis manos ascender por su hermoso cuerpo dejando sus caderas conduciéndome hacia una hermosa protuberancia en su abdomen donde lo que tanto queríamos había estado deseando desde hace cuatro meses.

La emoción que me recorrió al dejar mis manos abarcar todo ello no paraba de aparecer y no tenía problema alguno con ello.

— ¿Qué tal están mis dos mujeres?

Ella rodó sus ojos.

— Deja de decir que es una nena, podría ser varón y ahora estaría ofendido por tus palabras.

— ¿Preciosa, sigues sin creerme? — pregunté curioso más que ofendido ¿Cómo podía estarlo? Era tierno ver cuando refunfuñaba por ello.

— ¡Pues claro! — golpeó mi pecho logrando que riera — No puedo creer que por ese estúpido sueño tuyo ahora creas que lo es.

— En unos días tendrás cinco meses y tu revisión, allí veremos quién tiene la razón, y te aviso — me incline hacia ella dejando a mis manos deslizarse hasta sus glúteos para dejar caer sobre mi polla algo muy suave e húmedo — Yo tendré la razón, entonces nos llevaré a casa, quitaré cada prenda de tu hermoso cuerpecito, luego, voy a darme un festín entre tus piernas antes de llevar esos ultrasensibles pezones a mi boca, y luego...oh nena, luego voy a follarte como tanto te gusta.

Ella como la hermosa mujer hormonal que estaba siendo se inclinó deseosa por ser besarla y acariciada, mis manos la deseaban con locura y sabía que nadie iba a molestarnos, pero no.

Mi mujer embarazada sólo en una cama y tal vez en una pared de nuestro departamento tendría sus orgasmos.

— ¿Deseosa? — susurre sobre su hermosa boca fascinado con la agitación de su aliento, como la dilatación de sus pupilas.

— Tu me tienes así, y...— se agarró a mi cabello acercando aún más su rostro al mío acariciando su nariz con la mía — Es tu deber complacerme.

— ¿Ah, si?

— Si.

Divertido ante ello sonreí contra su tentadora boca que tras lamer sus labios me respondió con una de sus hermosas sonrisas de dientes completos.

Acaricie su espalda, besé sus labios como también sentí la hinchades de su vientre chocar contra mi abdomen.

Una promesa infinita de felicidad.

Y esa promesa ha llegado en el momento indicado para llenar nuestras vidas, nuestros días y nuestros momentos, acariciando esa hermosa barriga con mi nena en su interior sentí mi pecho llenarse de tanta paz como dulce emoción. 

 

 

Proyecto de vida:

Encontrar la felicidad, encontrar a alguien con quien compartir mis días, con quien formar una familia.



 

— ¿Nos vamos a casa?

— ¿Contigo?

— Conmigo.

— Encantada.

 

F I N










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