C A P I T U L O 10

STEPS

CAPÍTULO DIEZ


Peyton


Verlo por televisión no era lo mismo que en directo.

 

Íbamos por el cuarto encuentro con un puntaje de 12-8, estábamos cuatro puntos sobre ellos y esperamos que siguiera así pero según Quan si los Bulldogs hacen un touchdown podrían llevarse la victoria, según Reid la posibilidad a un touchdown a estas alturas era mínima pues si los Bulldogs quisieran hacer eso estaban a mas de diez yardas lejos de hacerlo.

 

Estaba claro que en lo técnico apestaba, apenas podía recordar que la cosa no era un partido sino un encuentro, y que a pesar de que Ghian lo veía como un hobbie podía ver que le ponía todo de si en la cancha, en cada pase y en cada juego.

 

Me vi soltando muchos gritos hacia el, no importa lo cabreada que estuviera, ni cuando antes de empezar el tercer encuentro las porristas hicieron uno de sus pomposos bailes incluyéndolo a el en esa pendejada, y aunque el era todo sonrisa tenía sus nerviosos ojos puestos en mi.

 

El sabía que ya estaba enterada de lo de su madrina, lo notaba en su mirada, una a la cual le huía de izquierda a derecha...tal vez estoy siendo infantil con todo esto pero no me gusta que mi hombre me guarde secretos y menos un tonto y muy pomposo que incluya a esa porrista.

 

Pero había algo que podía asegurar, ella sabe quién soy yo, lo note en sus cientos de miradas de superioridad que echaba hacia mí...la pobrecilla estaba queriendo intimidarme ¿yo? Yo estaba que me burlaba en mi interior, ella creyendo que sabe todo sobre mi Ghian cuando no sabe lo más importante.

 

Si quieres a uno los quieres a los cuatro.

 

Mucho antes de yo saberlo ya me tenían toda enganchada y desesperada, por lo tanto aceptarlo no me costó nada...además ¡no había nada que pensar! Lo deseaba, los deseo, a cada uno de ellos.

 

— ¡Corre por tu vida Dust! ¡Corre que Quan te espera desnudo!

 

— ¡Cierra la boca! — mi amigo me lanza un manotazo que logré esquivar para seguir gritando pendejadas a Dust quien tiene el balón, a mitad de su corrida lo taclean y todos se mueven a ese punto.

 

— Están avanzando las yardas que McGregor pudo — me susurra Mase en mi oido, también a mitad del encuentro ellos se fueron moviendo: primero Reid, luego Terrell y por último Mase.

 

Cada uno alegando por su hermano.

 

— No creo que alguna vez entienda eso de las yardas — le susurre devuelta mientras veo que se posicionan y lo que creo será una pateada al balón se convirtió en Ghian posicionando el balón bajo se axila y corriendo como la mierda.

 

¿Puede hacer eso?

 

— ¡Cariño corre! — salté de mi asiento como si mi trasero estuviera en llamas para sentir la adrenalina llenarme, sé que las demás personas en las gradas también lo sienten pues sus gritos pitan en mis oídos pero junto a Quan gritamos todo lo que nuestras voces dan — ¡Tú puedes que ningún pendejo te detenga!

 

— ¡Piensa en las tetas de Peyton!

 

— ¡Cállate Quan! — lo golpeó sin mirarlo para ver impresionada como esquiva, salta y corre aún mas rápido hacia...ese lugar ¡no se su nombre!

 

Pero el llega allí y deja caer lentamente el balón mostrando esa sonrisa de superioridad con su toque de pícaro divertido hacia los jugadores de Yale que gruñen cual Bulldog, me rio junto a las demás personas que colisionan en una desbordante felicidad.

 

— ¡Touchdown por nuestro mariscal de campo! ¡Ghian Weaver!

 

Entre las ovaciones puedo ver a Ghian sonreír satisfecho mientras miembros de su equipo lo rodean festejando por lo que su mariscal hizo, y entre ello veo una falda rebotando para luego ver a la madrina de mi hombre tirándose en sus brazos rodeando su cuello para besar su mejilla.

 

Mi mandíbula duele ante mis dientes fuertemente apretados ¿cómo se atreve? Ella se suelta tambaleándose en el suelo mirándolo con el ceño fruncido y de pronto Ghian ya no está en mi periferia.

 

Lo busco pero no lo encuentro, Quan se ha ido hace rato donde Dust y se están besuqueando en la mitad del campo mientras mis chicos tiran de mi hacia abajo para entrar en el campo...algunos miembros del equipo se acercan a ellos hablándoles de la fiesta que se dará en una horas en la fraternidad de Ghian.

 

¿Ghian está en una fraternidad?

 

¿Pero...pero, y esa casota? ¿la mansión donde me hicieron suya no era la casa de ellos?

 

— Tu debes ser la del momento — murmura una voz femenina y saliendo de mis pensamientos veo a Malia frente mío con su séquito a sus espaldas ¿puede ser más cliché? — Casi siento pena por ti, pero no será asi cuando al final Ghian y yo estemos juntos.

 

Me cruzo de brazos, sé como tratar con este tipo de chusma.

 

— ¿En serio? Cuéntame chiquita ¿cómo mi hombre caerá en tus garras?

 

— Pronto se aburrirá de ti, además...— hizo una mueca asqueada mientras me repasaba con la mirada — Vi como te besuqueabas con Reid Weaver ¿estas detrás de los demás? ¿o eres solo su putita? De todos como sabrá toda la Universidad.

 

En vez de reirme en mi mente lo hice en su cara haciendo que me mirase con lastima.

 

— Pobresilla ¿estas enamorada de ellos, verdad? Es una pena...ellos no son un club sádico donde te tomarán todos.

 

Si solo supiera.

 

— No, nenita, pobrecita tú — la señalé mientras dejaba caer una mano en mi cadera para cambiar mi mirada de burla a una sería — No quiero verte cerca de mi hombre, me importa un carajo si eres su madrina su hada o la mierda que seas, deja de ser una arrastrada yendo por Guían porque el ya está tomado y ya me eligió a mí encima de ti...de todas, supéralo y deja de estar suplicando por un poco de su atención o sudor por el piso...estas siendo patética.

 

Me acerqué y pinche su frente con mi dedo.

 

— Vuelvo a verte cerca de él y no respondo.

 

Dejándola con su sorprendida expresión fui hacia mis tres chicos que seguían en una intensa charla con los del equipo, Terrell quien me vio acercándome señaló hacia un lugar...era a los vestidores.

 

No lo pensé ni dos veces.

 

(….)

 

Olía a sudor, a hombre y a una colonia que picaba en mi nariz...era una asquerosa combinación.

 

Había olido a Ghian cuando estaba todo sudoroso y no digamos que olía a rosas porque la verdad era que apestaba a mil demonios ¿pero esto? Es como estar en el Hades...o en el casillero de David Jones.

 

Esperé hasta que la bulla allí dentro desapareciera para poder entrar y cuando lo hice fue para escuchar el agua caer, me dirige hacia el sonido llegando a las regadera donde exactamente estaba Ghian en todo su fabuloso esplendor.

 

Mordí mis labios echando una mirada hacia atrás rogando por no ser cachada en este lugar, aunque parecía demasiado desierto para luego de un encuentro.

 

Unas manos tomaron mi rostro para luego sentir una húmeda lengua adentrarse en mi boca, abriendo mis ojos vi con estupor que en mi descuido Ghian se había dado cuenta de mi presencia y ahora todo su húmedo cuerpo se presionaba contra el mío llevándome hacia la pared más cercana.

 

Mordí su labio recordando que estoy molesta con el, soltó un siseo mientras me veía como a un ratoncillo.

 

— Estas molesta.

 

— Por supuesto que lo estoy ¿cómo pudiste mantener tu boca cerrada ante eso? ¿cuándo pensabas decírmelo?

 

En vez de contestarme su boca cubrió la mía en un beso posesivo, parecía querer que me rindiera ante su boca pero no lo dejé y mucho menos cuando una de sus manos agarró las mias llevándola a mi espalda dándome la vuelta pegando mi rostro contra esta y su otra mano bajaba mi pantalón que cayo a mis muslos.

 

— No te atrevas a...

 

— Ella no me interesa, cariño eso ya deberías saberlo...la única en mi mente las veinticuatro horas de la semana eres tú, y mucho mas ahora que eres toda nuestra.

 

A pesar de que mi cerebro decía no, mi cuerpo exclamaba cual súplica que lo tomara, no sabía a que hacerle caso ¿dejarme o no? El sonido del condon siendo abierto resonó en todo este silencio como tambien cuando lo deslizaba en toda su longitud para sentir la cabeza de su polla en mi vulva.

 

¡Dios quiero tanto que me posea pero no así!

 

No cuando me siento molesta con el.

 

— Estas tensa ¿acaso no crees en mis palabras? — las tiras de mis bragas fueron deslizadas de mi cuerpo dejándome a su merced, su boca en mi cuello mordisqueando mi piel me tenían en el éxtasis del placer — Mi dulce, dulce mujer ¿estas celosa cariño? ¿por qué? Ella y yo no tuvimos nada, ni lo tendremos...no te lo dije porque pensé que sin importar la atención de ella en mi no dejarías de confiar en mi.

 

Sus dolidas palabras casi pudieron conmigo, casi.

 

Llevando mi pelvis hacia adelante y luego hacia atrás lo aleje de mi cuerpo con un empujón, librándome de su agarre corrí lejos de el para no llegar muy lejos cuando unos brazos rodearon mi cintura tirandonos en el piso, su cuerpo húmedo se presionaba contra el mío mientras una de sus manos levantaba en pompa mi trasero, traté de soltarme de su agarre pero su fuerza se dobló sometiéndome en el piso ¿qué pensaba que era? ¿un maldito perro? No se lo que sé creia pero todo esto estaba llevándome por un camino diferente al esperado.

 

Me estaba excitando y tampoco sabía porque corría lejos suyo.

 

— No vuelvas a hacer eso — murmuró en un tono lleno de advertencias mientras se quitaba de encima mío, intenté levantarme pero se movió rápido dejando caer su cuerpo entre mis piernas, una de sus manos se quedó en el centro de mi espalda aplastándome contra el frío suelo...y su otra mano tiraba de mi cabello.

 

Sus dientes en mi lóbulo mientras susurra:

 

— Abre para mi cariño, sé que estás molesta pero no debes estarlo, confía en mi.

 

Mi voluntad no era de hierro y me vi abriéndome para el gimiendo ante el exquisito placer que vino cuando su polla se deslizó en mi interior, un suave deslizamiento, seguido de furiosas embestidas mientras tironeaba de mi cabello ante cada empuje.

 

Un tirón tuvo mi espalda contra su pecho, sus labios besando la curvatura de mi cuello sin detener ni disminuir el ritmo de su pelvis chocando contra mi trasero.

 

— Nunca más, nunca más...volverás a correr lejos mío — su voz saliendo entre bruscos jadeos, su mano que había estado en mi espalda se movió debajo de mi camiseta yendo bajo mi brazier capturando mi pecho izquierdo para darle un fuerte apretujon — Te atrapare siempre.

 

— ¡Ghian!

 

La vista se me nublo mientras agitada inhalaba aire, me cuerpo quedó languido entre sus brazos el me rodeo soltando mis extremidades para concentrarse en mi placer y no dejarme caer.

 

Y muy a pesar de que apenas podía sostenerme me estiré para dejando caer mi cabeza en su cuello tomar entre mi mano su nuca, rogandole por un beso.

 

— Cariño — gimio y gemi cuando sus embistes se hicieron mas bruscos, mas desesperados, su lengua en mi boca igualando a su polla en mi vulva.

 

Sentí otro orgasmo, mis piernas cosquillearon y le temí al orgasmo que no había previsto, deje mis gritos y gemidos entrar en su boca mientras nos seguíamos besando, volví a correrme y esta vez el se vino conmigo.

 

Se quedó en mi interior mientras recuperaba el aliento para echarse hacia un lado llevandome consigo, salió de mi para hacer que me sentase entre sus piernas, su rostro sonrojada, su pecho subiendo y bajando en cada respiró, su cabello despeinado por mis manos, Mío, el es tan mío.

 

Me acerqué a su rostro dejando besos por toda esa belleza, la sonrisa bobalicona en sus labios me hizo saber que le gustaba mis mimos, y es que me encantaba besarlo, besarlos a todos.

 

— Por favor, no dejes que ella te bese, mejilla, mano, espalda, todo tú es para mis besos no para nadie más — le suplique sonando posesiva pero es como me sentía, y no iba a cambiarlo.

 

— No tienes que...

 

— Prométemelo.

 

Sintiendo sus manos en mi cadera asintió.

 

— Nadie me tocará, solo tú mi dulce algodón, solo tú...y esa es una promesa.


A N T E R I O R        -        S I G U I E N T E



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