STEPS
CAPÍTULO NUEVE
Peyton
— ¿Una caja? ¿Cuánto dura
un partido?
— Burra, no es un partido
es un encuentro ¿sabes por lo menos que es el football?
— ¡Claro que lo se! Y deja
de decirme burra, burro — lo empuje pero no con mucha fuerza ya que me devolvió
el empujón — Pero ¿es necesaria toda una caja? Digo, hombre como mucho pero
tampoco una cajota entera.
Lo seguí por los pasillos
mientras el buscaba.
— Son cuatro cuartos de 15
minutos y si, los necesitaré.
— ¿Tan poco? — frunci mi
ceño mientras me detenia a su lado cuando llegamos al pasillo de las papas — La
verdad pensé que duraba más de una hora.
— El soccer lo será, el
football dura lo necesario e inclusive así te deja con la sensación de que es
mucho — movio su mano de un lado a otro como quitándole importancia — Ya lo
verás ¿no me dijiste que te gustaba ver encuentros por televisión en tu país?
— Me gustaba, aún me
gusta, no se que le veía pero demonios que lo hace — se echó hacia atrás para
mirar hacia arriba en los estantes, seguí su mirada donde estaban las cajas
llenas de frituras — ¿Cuál buscas exactamente?
— Las Bacon Mac and
Cheese, esas son mis favoritas y muy pronto las tuyas — me señaló para luego
hacer una mueca — No puedo ver nada, joder.
Solté un bufido.
— Ven — me miró
confundido, por lo tanto me acerqué y lo empuje contra los estantes poniéndolo
de cara a estos — Agachate.
— ¿Agacharme? ¿Peyton, qué
carajos quieres hacer? Sólo tenemos cinco minutos para llegar a tiem...
— Cierra la boca y has lo
que te digo — el bufa para agacharse, acercandome a el cruce mis piernas
poniendolas por encima de sus hombros dejándome a caballito en estos — Arriba.
Sus manos cayeron en mis
muslos para poco a poco irse levantando, las cajas estuvieron en mi periferia
al instante.
— Ok, ya veo lo que
querías — murmuró mientras se removía en su lugar.
— Ves, se me ocurren las
mejores ideas — lo escuché bufar para estirando mi mano a su rostro tiré de su
cabello.
— ¡Peyton! — me reí
mientras soltaba uno de mis muslos para acariciar su cuero cabelludo.
Luego me peñisco en el
muslo.
— ¡No hagas eso! — salte
sobre sus hombros mientras mi mano libre chocaba contra la suya, intenté
golpearlo pero lo único que pude hacer fue peñiscarle y el a mi, se lo devolví
y el a mi — ¡Detente!
— ¡Qué tu comenzaste! — se
movió hacia atrás a lo que sintiendo como si cayera me agarre del estante más
cercano.
— ¡Me caigo imbécil!
— ¡Pues no hubieras
empezado!
— Te juro que cuando baje,
te voy a patear tu puto culo de mierda — cerré mis ojos mientras el se movía
hacia adelante acercándose al estante, no le temía a las alturas, pero...si
odio subirme a escaleras ¿creen que me fue fácil subirme en el?
— Ya, ya, deja la ira...
— No me vengas con tu
mierda hipster — solté un suspiro para mirar las cajas — A lo que vinimos ¿que
papas?
— Bacon Mac and Cheese —
respondió de inmediato — Me gustan otras Lays pero estas sin duda son mis
favoritas.
Deje mi mirada recorrer
por las cajas frente mío mientras las movía buscándola por todo este lugar,
pero no habían y justo cuando iba a abrir mi boca vi una fritura fuera de su
caja y era la que el niño Quan deseaba ¿lo malo?
Estaba en el estante
detrás nuestro.
— Alla están las que tú
quieres — señale y el girando caminó hacia allí, por suerte me dio sus manos
para agarrarme, o hubiera caído de culo al suelo.
Removi las cajas trayendo
al borde la que el tanto quería, luego dándosela el se agachó poco a poco para
quedarse de cunclillas al suelo dejandome bajar.
La paz volvió a mi cuando
estuve sobre mis pies.
— ¡Auch! ¿qué carajo Pey?
Froto su culo donde mi pie
estuvo hace no mucho, me encoji de hombros mientras lo veía frotar su
"adolorido" culo.
— Te dije que patearia tu
culo — ¿mi tono no le decía que era obvio? ¡porque lo era! Se lo merecía y el
lo sabe.
Mirándome y luego a la
caja dio un suspiro para agarrar la caja y empezar a caminar, me coloque a su
lado.
— Bien, como veo que no
piensas abrir tu boca yo hare las preguntas ¿cómo es eso de que andas con los
Weaver? Y si, en plural.
Habían pasado unos cuantos
días desde que los cuatro me habían hecho el amor, desde esa maravillosa noche
donde al fin me hicieron suya...el desayuno y la cita en el hospital eran un
recuerdo luego de cuatro días donde a donde fuera que fuese uno de ellos estaba
siempre conmigo.
Me sorprende que no estén
aquí ahora, pero prácticamente había corrido junto a Quan cuando me dijo que no
iba a comer nada de lo que vendieran en el encuentro de hoy, el comería algo
que le gustase y no dudara de su procedencia
Hoy es uno de los muchos
encuentros que van a tener los osos de Cornell, un gran encuentro lleno de
hombres sudorosos donde grandes cuerpo chocaran cascos y hombreras los unos con
los otros, y el mejor de los mariscales es mi hombre, mi Ghian quien me había
pedido que usará una camiseta con su número.
El número 27 en mi espalda
no era lo significativo era que estaba usando una de sus camisas con la cual
entrena, no esta sudorosa y toda apestosa, está limpia y con su delicioso
aroma...no puedo dejar de tomar una bocanada de su olor cada cinco segundos.
— Toda la Universidad a
puesto un poco de su innecesaria opinión en ello, y tú siendo mi amigo más
cercano ¿eres el último en preguntar, es enserio? — inque con mis dedos su
espalda mientras seguiamos caminando a la caja — ¿O has tenido misericordia?
Soltó un bufido.
— Ya quisieras, mi Dust me
ha tenido muy ocupado para meter mi nariz en tus cosas, pero hoy es el día y
quiero cada sucio detalle — se hizo a un lado para ponernos lado a lado y
mirarme para que empezara a hablar.
— No sé que quieres saber.
— Bueno, me puedes empezar
a decir como se te ocurrió la brillante idea de meterte con ellos...con los
cuatro.
— No fue como si hubiera
sido mi idea, no lo fue, pero digamos que ocurrio el mismo dia que tu te
abriste a tu amor...desde ese dia uno por uno fue por mi.
Dejando la caja de papas
en la caja la chica en ella nos miró y luego a la caja.
— Si, la vamos a comprar —
murmure a lo que ella tímida asintio para tomar el escáner de barra y pasarla
por la caja.
— ¿Cuándo tuvieron sexo?
¡espera! ¿estuviste con los cuatros? ¿ya no eres virgen?
Sus ojos parecían brillar
esperando algo para poder desencadenar un furiosos orgasmo, me encogi de hombro
haciendo que se desinfle.
— ¡No cierres el pico
ahora!
— Si, Quan ya no soy
virgen — rode mis ojos para intentar no sonreír divertida ante las sonrojadas
mejillas de cierta cajera: Minndy según la ficha en su camiseta.
¡Es tan mona!
— ¡Pero sigue hablando
joder! — me dio un tirón en el cabello a lo que le mande una mirada de te odio
con todo mi amor.
— Mantén tus manos
queditas, no querría dejar a Dust sin una mano que lo pajea sin parar mientras
se la chupas — sus mejillas se iluminaron para luego tirarse hacia mi
deslizando sus manos por mi rostro.
— ¡Se la mame como hace
media hora! ¡disfruta su corrida perra!
Echandome hacia atrás
golpee sus manos haciendolo chillar, gruño molesta mientras sacaba un pañito de
mi cartera.
— ¡Maldición Quan! — pasé
todo el pañito por mi rostro y era una suerte de que yo no usará tanto
maquillaje, porque lo poco que tenía se fue a la mierda.
Estirando mi mano le
peñisque las mejillas.
— ¡Deja de maltratarme! —
está vez el me dio un manotazo mientras sobaba sus rosas mejillas, mirandome
molesto pero sabía que la semilla de la risa estaba plantada y pronto daría sus
frutos — Maldita maltratadota.
Todo mi cuerpo se detuvo y
gire a verlo, con mi mejor cara sería y vacia.
— ¿Qué dijiste?
Soltando sus mejillas me
miró nervioso.
— Eh..yo..no dije..
— ¿Tarjeta o efectivo? —
la voz de la chica en la caja nos sacó de nuestro pequeño juego, el sacó su
billetera retirando una tarjeta negra que hizo sentir envidia a mi billetera
vacia...bueno no tan vacia tenía mis billetitos y una tarjeta de mi cuenta de
ahorros.
Tampoco es como si tuviera
LA cuenta.
— Salvado — el dio
brinquitos en su lugar mientras de la caja sacaba una funda de papas y me la
tiraba.
— Prueba y estaré mas que
salvado.
Ya quisiera.
(….)
— No lo entiendo, te juro
que no puedo entenderlo — susurre mientras caminábamos hacia nuestros puestos.
Como parejas del
quarterback y del halfback, recién me entero de que para ser un corredor en la
cancha debería medir más o menos mi estatua, 1.53 para ser exactos, para que
tengas una velocidad de remate...al parecer Dust estaba fuera de sus
expectativas. Pero como decía éramos la pareja de las estrellas del campo y por
tal motivo teníamos puestos especiales, adelante y al centro.
Hubiera estado bien con un
puesto arriba al centro o si quiera en el centro de todo el bullicio, pero
estaba bien aquí...podria ver perfectamente cuando Ghian saldría pues según
Quan la primera persona que sale es el quarterback.
— ¿Lo siento?
Gruñi mientras me tiraba
en mi asiento, estaba molesta cabreada y de todos los colores del jodido
arcoiris ¿quién me tenía así? Ghian ¿exactamente por que?
Déjenme y les cuento lo
que a Quan se le salió por su bocota, al parecer a cada jugador del equipo de
fútbol le dan una madrina y no, no es una señora mayorsista con sus canas ¡no!
Era una de las porristas, y ya han de saber que mi hombre al ser el quarterback
lo debían poner con nada más y nada menos que con la porrista líder.
Y recién me entero de esa
mierda.
Malia Derkson, era la
típica y muy cliché líder porrista...rubia -totalmente oxigenada- ojos azules,
con el cuerpo de toda atleta y no debemos olvidar el lacito que recide su
cabello.
¿Qué coño con ese lazo?
Digo, lo mínimo que una
porrista no debería usar son los listones, además de rosa, que te hacen lucir
como una nena.
Tuve la desgracia de
conocerla, fue mientras entrabamos cuando vimos a las porrista con sus
trajesitos de 'mirenme y babeen' ¡Puag! Debo decir que el maquillaje que usaba
la dejaba toda hermosa, que el traje le quedaba pintado en el área delantera y
sus nenas parecían a punto de explotar y rogar por piedad.
Decendiendo mi mirada
hacia mis pechos frunci mi ceño molesta, adoraba mis pechos me parecían que
eran de la copa perfecta pero algo picaba en mi y me hacia dudar.
¡No quiero dudar!
— No es tu culpa — murmure
mientras soltaba el aliento para sentarme mejor — ¿Qué hacen ellas por ellos?
De reojo vi que se movía
incómodo mientras sacaba una papa de la bolsa, como aún todo estaba calmado
claramente escuché cuando mordió y tragó.
— Pues...limpian sus cuatros,
les hornean pasteles, ya sabes ,toda esa mierda de ama de casa.
Entrecerre mis ojos
buscando el mensaje oculto en sus palabras, parpadee incrédula con la ira
aumentando en mi cuando lo entendí.
— No me digas, diablos ¿le
lavan la ropa?
— Seh — me miró y parecía
el también molesto — Por lo menos tú te enteras de mi y no cuando un día estas
en el cuarto de tu novio, en su baño dandote una ducha y al salir las sábanas
arrugadas por el sexo están lisas y una pomposa porrista está acomodando los
boxer de tu hombre.
Mi boca cayó abierta,
incrédula.
— ¿Eso te pasó? — el
asintió masticando con demasiada fuerza la siguiente papa, no se que hubiera
echo si eso me hubiera pasado.
No, si sé que hubiera
hecho, la habría tomado de su perfectisimo cabello tirando de este fuera del
cuarto y esperando que regresase solo para darle una paliza.
— No dejaré que eso me
pase.
— ¿Qué cosa no dejarás
tesoro?
Volteando hacia ellos los
mire con mis ojos entrecerrados, no pude pasar por alto lo deliciosos que se veían
con lentes de sol y esas camisetas ajustadas en esos pectorales que me he
deleitado en deslizar mis manitas, pero aún asi los miré molesta...es su
hermano por lo tanto estoy un millón de por ciento segura de que ellos lo
sabían.
— ¿Nena, pasa algo? — Reid
se sentó a mi lado mientras que los demás ocupaban los siguiente.
Al parecer ya tenían los
asientos para ellos, estoy segura que como hermanos de Ghian pudieron
conseguirlos sin problema, me pregunto si la tal madrina hubiera tenido el
mismo privilegio.
La idea hace que gruña aún
mas cabreada con tal idea, para llevar mis ojos a la cancha buscando a una
pomposa porrista.
Tengo ganas de matarla.
— Eso es un si ¿es con
nosotros? — preguntó Terrell inclinandose y mirándome, aunque mi enojo no era
con ellos tenía la desgracia de que cuando estaba cabreada mi enojo salía
contra cualquiera.
Por eso prefiero
mantenerme callada.
— Estoy pensando que si —
murmura Mase.
Pero ellos lo hacen tan
difícil, mordisqueo mis labios para mirar a Quan quien parecía tambien molesto
con ellos.
— ¿Por qué no se lo
dijeron? — detecte de inmediato la desaprobación en su tono además de su mirada
que echa fuego hacia ellos que lo ven confundido.
— ¿Decirle, qué cosa?
No se si mienten o me
estan ocultando otras cosas y no saben de cual secreto estoy hablando.
— La madrina de Ghian.
Dejo mis ojos caer en
ellos y veo al instante cuando saben de que habla Quan, sus ojos se abren con
sorpresa luego me miran a mi y se remueven incómodos en su lugar, vuelvo a entrecerrar
mis ojos.
— ¡Lo sabían! — grité
hacia ellos sintiéndome desilusionada — ¿Por qué no me lo dijeron?
— Nena, se supone que
Ghian era el que te diría eso — parece nervioso y molesto cuando vuelve a
hablar — No sabíamos que aún no te lo había dicho, ese idiota pensaba que no lo
sabrias.
— Pues ahora lo se, y
¡joder! Estoy cabreada por ello — me cruzo de brazos pero a la par me inclino
hacia Reid dejando mi mejilla caer en su hombro.
Pensándolo mejor...
— ¡Mierda! — salta en su
asiento pero no trata de alejarme, veo su mandíbula temblar y sé que el muy
sádico se quiere reír, lo muerdo más duro — Nena, aunque me guste tener tus
dientes en mi, me podrías decir el porque de tu ataque.
Dejo de morderlo y les
lanzó miradas a los tres.
— Espero que ninguno me
tenga un secretito, y si lo tienen desembuchen ahorita.
Dos de tres ni pestañaron,
entrecerre mis ojos hacia Mase quien rio nervioso mientras lamia sus labios y
aunque su lengua me cautivó por medio segundo la deje a un lado.
— ¿Algo que quieras decir
Mase Weaver?
— Bueno ¿te conté que soy
algo asi como un cantante?
Quan a mi lado se
atragantó con su papa mientras mis cejas salían disparadas hacia el nacimiento
de mi cabello ¿qué acaba de decir?
— ¿Cómo que algo así? ¿lo
eres o no?
— Lo soy, en serio, pero
no será algo de para siempre solo por unos años...
— ¡Espera! ¿tienes un club
de fans? — empecé a sacar mi teléfono pero Reid me detuvo negando.
— Cantante desde los
catorce con un público de adolescentes hormonales, seis años después y con su
desarrollo las cosas solo aumentaron ¿aun quiénes saber cuán famoso es? —
parecía estar dándome un gran motivo para no ponerme a investigar
ahorita, por lo tanto deje de intentar sacar mi teléfono para entrelazar mis
dedos con los suyos.
— Tienes razón, mejor me
evito todo ese jaleo — mire a Mase quien me lanzaba miradas de perrito
castigado — Me encantaría escuchar una de tus canciones.
Sus ojos brillaron con
entusiasmo.
— ¡Claro! Yo podría, tu
sabes cantarte unas en acapela ¡o como tu quieras! No se que estilo de música
te guste y espero...— su entusiasmo se fue al caño siendo reemplazado por un
ceño fruncido —...¿Qué tipo de música te gusta? Tal vez no te guste mi música,
y no quiero que me tengas penita si no te gusta y me digas que estaba bonita yo
quiero que seas honesta...
— Hermano, respira —
Terrell con su puño golpeó a Mase en su hombro haciendo que detuviera su
parloteo.
— Estoy segura que me
encantará, pero si quieres que sea honesta no me gusta escuchar las canciones a
acapela sino que prefiero la original — el asintió mirándome con un brillo
nuevo.
Vaya, uno de mis hombres
es cantante ¿a qué soy una puta suertuda?
— ¡Sean bienvenidos a un nuevo encuentro donde los Osos de
Cornell se enfrentarán al equipo visitante Los Bulldogs de Yale! ¡Es un
perfecto día para un encuentro y demostrar lo que nuestro equipo puede hacer
pateando uno que otro trasero!
Recostando mi mejilla en
el hombro de Reid...no sin antes dejar un beso en su mejilla donde su barba de
cinco días pica contra mis labios...estiro mi brazo y le quitó la bolsa de
papas que estaba comiendo Quan y sin importarme sus pequeñas maldiciones
susurradas hacia mi empiezo a atiborrarme de frituras.
— ¡La oportunidad para llegar a semifinales se decide hoy!
¡Por lo tanto espero que vengan preparados para gritar, llorar y maldecir como
la mierda! ¡esto empieza en unos segundos!
Como si ese fuera su
llamado las porrista salieron corriendo para llegar a la yarda ¿14? No entiendo
muy bien los números pero eso creo, ruedo mis ojos sin poder evitarlo mientras
la señorita Malia Derkson se movía con sus pompones brincoteando de un lado a
otro.
Déjenme aclarar algo, no
estoy celosa, lo que estoy es cabreada con la idea de ella ocupando un puesto
el cual es mío...Ghian es mi hombre, yo soy la que debería cocinarse, arreglar
su ropa y todas esas mierdas.
No ella.
— Si te hace borrar ese
ceño fruncido, ella no toca la ropa de Ghian no le da comida o mierdas dulces —
bufa para sonreír — La verdad es que parece un corderito maltratado detrás de
él en busca de un poco de su atención, el hombre la trata bien como a cualquier
chica pero no como a nuestra chica.
Sonrio ante sus palabras,
amo ser su chica, la de los cuatro, levantando mi cabeza depósito besos en su
mandibula, a la comisura de sus labios...gira su rostro para sellar sus labios
sobre los míos, me derrito ante la presión de nuestras bocas y más cuando su
lengua me pide abrirme a el y más que gustosa lo hago dejándonos llevar en un
beso lento pero que hace que mis rodillas tiemblen.
Mordisqueo sus labios
haciendolo gruñir a lo que mirando sus ojos acaricio nuestras narices para
sentir como deja un casto beso en mis labios.
— Te quiero — sus ojos
parecen adquirir un brillo tras mis palabras, veo con sorpresa una tímida
sonrisa posicionarse en sus labios.
— También te quiero.
Me acaricia la mejilla con
su nariz mientras ajusta el agarre en nuestras manos, podría acostumbrarme a
esto y hacerme una adicta a ser querida.
— ¡Denles la bienvenida a los Osos de nuestra Universidad!
Que empiece el juego.
A N T E R I O R - S I G U I E N T E
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