STEPS
CAPÍTULO DIECISIETE
Peyton
— Buenos días ¿qué le
puedo servir?
— Un té helado y una
explosión de naranjilla, por favor.
— ¿Para llevar o servir?
— Llevar.
— Son $6.50 — tomando la
tarjeta que me extiende la deslizó por la ranura procesando su compra, para
pedirle que firme su factura dándole después su recibo y dejar la orden a un
lado para que sea hecha.
Había empezado mi trabajo
en SisiCake hace una semana, donde había comenzado con el puesto de cajera y
puedo asegurar que aunque estudio arquitectura no soy muy buena con los números
¡soy pésima! Aún así la máquina registradora hace lo suyo a lo que yo lo único
que debo hacer es recordar precios y listo, lo demás es pan comido.
En el trabajo sólo hay
cuatro personas en mi horario, que difiere con mis horarios de clase, digamos,
hoy sólo tengo que estar hasta las tres pm y ya que salgo temprano quiero
sorprender a mis hombres que sé están de vagos en su casa, nuestra casa como
les gusta decir.
Y puedo decir que aunque
la casa es el sueño humedo de toda chica a mi parecer es demasiado, digo, tiene
su encanto pero yo soy algo más sencilla, me gustaría algo bonito y privado,
algo con los cuartos suficientes no sobrantes, una linda casa familiar.
Muchas veces.
Se puede decir que mi
cerebro me atormenta en las noches con cuatro hombresitos, y no hablo de mis
hombres, sino cositas minúsculas que robaran mi jodido corazón...en mis sueños,
los escuchó reír, juguetear con sus padres, siendo una loca pero perfecta
familia.
Imaginarlos siendo padres,
imaginarme siendo madre, imaginar a nuestro hijos, hace que vea las cosas con
mayor seriedad, esta relación que nació de la nada ha ido en un rápido aumento
y puedo asegurar que he atesorado cada segundo como si fuera el último.
Solo imaginenlos.
Un cosita de rojiza melena
como Ghian, un pícaro de rubia cabellera como Mase, un mimado de azabache
cabello como Reid y una amorosa bolita castaña como Terrell.
Solo el pensar en ello
hace mi corazón retumba cual tambor ¡sería perfecto! Y sé que aún no lo he
hablado con mis chicos pero la idea de esta abundante familia sólo me hace
querer estirarme y tomarla en un intenso ajuste no dejándolo ir.
¿Qué puedo decir? Estoy
teniendo mamitis con mis sueños, la idea me hace sonreír divertida ante mis
locos pensamientos.
Voy tomando pedido en
pedido dando una de mis mejores sonrisas a muchos clientes que vienen a picar
un dulce, puedo decir y asegurar que hasta el momento los comersales han sido
muy amables todos sonrientes y otros que me piropean como también niños o niñas
preguntándome si mi cabello es de verdad de este rosa que tengo.
Son una dulzura.
— Bienvenido
¿puedo...pero, tú qué coño haces aquí?
— ¿Así trata a sus
clientes? ¡voy a hablar con el gerente! ¡esto es un horror! Pero, como eres tan
linda quizás podría...— el desliza su mano colocandolas encima de la mía
acariciando en una sugerente propuesta ¿qué se cree que...— No se, pasarlo por
alto, sólo, si me das una ma...majestuosa fusión de manjares.
Siento que me da un tick
en mi ojo derecho mientras de un tirón me suelto de su agarre para darle una
dura palmada a su mano, suelta un chillido para con su otra mano frotar la mano
que golpee.
— ¿Por qué me maltratas?
Bufando cruze mis brazos
elevando mis cejas.
— El manoseo se castiga
con un golpe.
— ¡Yo no te estaba
manoseando!
— Acariciaste mi mano, eso
es manoseo.
Encogiendome de hombros le
doy un vistazo al reloj y estoy agradecida cuando el reloj marcas las 3:12pm,
hasta me he pasado de mi horario por minutos. Voy donde Matías diciéndole que
ya me voy a lo que asiente para ocupar mi puesto, con un dedo le digo a Quan
que se siente en un lugar para despues de cambiar mi ropa de trabajo a la
normal ir hacia donde está y tirar fuera del lugar.
— ¡Eh! ¡pero yo quería una
majestuosa fusión de manjares Pey!
— Tarde, mañana te llevo
una.
Me mira con los ojos
entrecerrados.
— Quiero el cake completo.
— Es un pastel.
— Como sea — agita una
mano frente a mi rostro quitándole importancia a mis palabras — Lo quiero completito
¡todo!
— ¿Sabes que no soy
millonaria, verdad?
— ¿Cuánto cuesta? — me
pregunta intrigado mientras tira de mi brazo hacia su auto.
Un auto que claramente no
envidio, para nada, nadita de nada ¡claro que no! Pero era completamente el
sueño de cualquier fan de Transformers ¡tiene a bumblebee!
No cabe decir que me vi
todas las películas y que amo-adoro a Bee.
Subiendo me coloqué el
cinturón para que el entrará y acelere hacia donde...espera.
— ¿A dónde se supone que
me estas llevando?
— Bueno, primero:
¿recuerdas que hicimos esa cosa de poner mi direccion como llegada para tus más
que imposibles correos?
— Siiii — voltear a
mirarlo — ¿Me llegó algo?
— Está allá atrás — movió
su cabeza indicandolo mientras yo giraba.
En la parte de atrás se encontraba
una caja mediana con sus sellos de envío además de mi nombre escrito con una
letra que supe reconocer al instante, la letra de mi madre era hermosa algo lo
cual yo no herede, o bueno, sólo hacia la letra bonita cuando la dibujaba.
Recogiendola miré su
tamaño, la sacudi intentando averiguar que era pero lo que sea que tuviera en
su interior estaba rodeada de suficiente polietileno para hacer un sonido de
una roca en un zapato.
Nada.
— ¿Vas a abrirlo? — me
preguntó Quan a lo que apretando mis labios asenti — Ok, mientras tu lo abres
te diré que te llevo a la casa de los Weaver pero antes quiero pedirte un
favor.
— ¿Y eso es...
Pregunté mientras tiraba
de la cinta adhesiva rodeando la caja quitando los trocitos esparsidos, como
odiaba cuando ponían demasiado ¿por qué? No es como si...bueno si es como si
hubiera viajado kilometros de distancian en un avión que se estremeció para ser
movido de un lugar a otro.
Por eso mi curiosidad
aumenta al saber que es tan importante para tomarse la molestia de envolver y
enviarlo.
— Se acercan las ferias
que son creadas por cada club y como sabes estoy en el de baile, me pusieron a
cargo de ello y como que no tengo ni una maldita idea de que poner o hacer y...
— Quieres que te ayude
porque tengo las mejores jodidas ideas del puto mundo.
— Yo no lo diría así, pero
si ¿me ayudarás?
Llegamos al portón de la
casa de mis chicos para entrar gracias a la ama de llaves que ya me conoce como
a Quan, entramos estacionado frente a la casa es cuando por fin logro abrir la
casa para ver que hay en su inte...
— Oh por Dios — susurre
levantando el paquete en su interior con mi boca abriéndose poco a poco — Oh
por Dios.
Es una Fujifilm Intax Mini
9 blanca ¡es la cámara que siempre he querido! Y mi madre lo sabía y...este debe
ser su regalo adelantado para mi cumpleaños, el cual está más cerca de lo que
creen ya que es la próxima semana.
— ¡Mira! ¡Mira!
Colocandola justo frente a
su rostro el la miró y sonrió divertido.
— Tu mamá es la mejor
¿pero me ayudarás?
— Por supuesto que lo haré
¿hablamos mañana, ok? Así hacemos una lluvia de ideas, por hoy ¿puedes
averiguar que han propuesto lo demás? Podremos saber lo que no elegir y lo que
aún está libre.
— Consideralo listo.
Dándole un beso en su
mejilla salí del auto con la caja en mis brazos entrando libremente a la casa,
ya en las escaleras corrí al cuarto que compartimos todos pero a la única
persona que encontré allí fue a Ghian quien se encontraba con su suculento
torso desnudo...las sábanas cubriendo de sus caderas hacia abajo aunque podía
ver la V de estas y el borde de su boxer, sus brazos cubrian su rostro.
Con una idea plasmada en
mi mente dejé la caja en el suelo intentando no hacer ruido para abrir la caja
de mi cámara colocar las...no tengo la menor idea de como se llaman esas
tarjetitas donde la imagen tomada es plasmada ¡no importa!
Prendiendola apunté hacia
mi hombre dormido, capturando la pose más orgasmica del mundo, me detuve
mientras la foto salía para cogerla y sacudirla esperando a que la imagen aparezca.
Y cuando lo hizo estuve
satisfecha de mi trabajo, di palmaditas en mi mejilla para salir de la
habitación hacia donde están las habitación individuales de cada uno, elegí
como mi siguiente víctima a Mase y cuando entré a su cuarto tuve que tapar mi
boca ya que el muy sirvenguenza tenía una foto mía en la pantalla de su laptop.
Podría no haber echo nada
si la imagen fuese inocente pero no lo era, hubo una vez que me sorprendió en
mi cuarto cuando estaba bañándome recuerdo los flash que capturaban fotos mías
desnuda y está era una de ellas donde podía verse claramente mis pezones
y...¡joder! Van cambiando y las que siguen son peores.
Lo voy a matar.
Viendo hacia la cama lo vi
recostado, torso desnudo, colcha hasta las caderas y con una almohada cubriendo
su rostro con uno de sus brazos cruzados en ella con la otra sobre su abdomen.
Es como si estuviera
acariciando su abdomen y cabeza a la vez.
No dejando pasar mi
oportunidad cojo una silla poniendome en pie sobre ella tomando la foto
perfecta, sacándole la sacudi mientras salía de la habitación hacia mi
siguiente víctima.
Una víctima que estaba
dormitando que cuando entre sus ojos se abrieron en rendijas, Terrell es una
cosita preciosa todo dormilado...acercándome le di un casto beso en sus labios que
respondio, iba a hablar cuando me subí a horcadas suyo enfocando todo ese
delicioso esplendor en mi mente ¿les dije que está sin camiseta?
— Dulzura ¿qué estas...
Viendo la camara cubrió
sus ojos con la parte de adelante de sus manos y ya que tenía sus brazos
extendidos los músculos se contraian mostrando unos músculos que me puso humeda
al instante, le tomé la foto a lo que salí de su regazo haciendo que me mirase confundido.
Sonriendo me despedí para
ir al siguiente cuarto donde Reid se encontraba escuchando música recostado en
su cama ¿acaso todos se pusieron de acuerdo? ¡todos están en boxer! Pero por mi
no hay problema.
Subiendome a su cama
volteó a mirarme para sonreír de inmediato.
— Hola — susurre mientras
me ponía a horcadas suyo, sus manos fueron a mi cadera.
— Hola, hola, nena.
Levantando mi cámara el me
miro con una ceja levantada, la sacudi un poco para enfocarlo.
— ¿Quieres tomarme una
foto?
Asenti a lo que segundos
antes de que apreté el botón sus manos fueron a su rostro cubriendose por
completo, refunfuñe molesta.
— ¡Reid!
— No soy muy fotogenico —
murmuró mientras se sentaba yendo hacia atrás fundiendo su cuerpo en sus
almohadas arrastrandome.
— ¿Qué? ¡eres uno de los
hombres más fotogenicos que conozco! — sus labios temblaron en una sonrisa para
luego encojerse de hombros.
— Eso lo dices por ser mi
novia.
— ¡Lo dicen todas las
chicas del campus!
Entrecerre mis ojos
procesando mis palabras.
— Ahora que lo pienso, eso
dicen todas de los cuatro ¿acaso no hay más chicos sexys en toda la maldita
Universidad?
— Los hay, pero...— me
acercó a él dejando caer su boca sobre la mía en un suave beso que terminó muy
rápido — ¿Puedes tú decir que hay otros hombres como nosotros?
Deje mis manos caer en sus
pectorales amando la dureza de ellos, lami mis resecos labios.
— Sabes que no — susurre.
— ¿Dejaras que te haga el
amor?
Trague ante ese ronco
susurró que erizo mi piel.
— Sabes que si — respondí
pero cuando intentó darnos la vuelta y dejarme a su merced lo detuve —
Lamentablemente en este momento no.
Me miró confundido.
— ¿Por qué?
— Bueno, tengo que matar a
alguien.
Saliendo de su cuarto vi
las fotografías amando cada una de ellas, sintiendo ese espléndido flechazo que
sólo tengo con ellos cuando llegue al cuarto de Mase decidí dejar la puerta
abierta como mi cámara y las fotografías en su escritorio.
— ¡Mase Greg Weaver! —
tirando de la colcha que lo cubría vi divertida como se sobresaltaba mirando de
lado a lado para mirarme entre el horror como la confusion en esos adormilados
ojos.
— ¿Peyton?
Luche por no derretirme
ante la vista de su cabello rubio despeinado, la vista desorbitada, los duros
cuadritos la sensual curva de su V y la dura punta de su polla estirando la
tela de su boxer.
¡Joder que me lo pone
difícil!
— ¿Tesoro? ¿qué está...
— ¡Explícame que es eso!
Con mi dedo señalé la
pantalla de su laptop que al darse cuenta de lo que me refería salto de la cama
con sus ojos llenos de alarma mientras de un golpe cerraba su laptop,
guardandola en un cajón me miró nervioso.
— Nada.
— ¿Nada?
— Nada.
— Tienes razón — susurre
para caminar a el rodeando su cuello con mis brazos, el aún aprehensivo rodeo
mi cintura — Nada...¡nada más que mis pezones en tu laptop!
Abriendo mi boca lo mordi
en el cuello.
— ¡Mierda!
(….)
— ¡Fue lo más divertido
que he visto en mi jodida vida!
Reid se reia mientras le
tiraba un golpe en la nuca a Mase quien refunfuño para mirarme yo le tiré un beso
junto con un guiño, me saco la lengua a lo que con una mano en mi corazón lo
miré herida.
— Bruja — siseo para
acercarse y pegándose a mi cuerpo nos tiro hacia atrás.
Y ya que estaba sentada en
el brazo del mueble de la sala caímos hacia atrás con el sobre mi haciendo que
soltase el aliento de golpe.
— ¡Mase! — gemi sofocada
ante su peso sobre mi haciendo que rápido se quitase de encima mío.
— ¡Peyton! — Ghian y los
demás se acercaron mientras inhalaba recuperando el aire.
Me ayudaron a sentarme
mientras alguien colocaba un vaso de agua en mis labios.
— ¿¡Qué mierda pasa
contigo!? ¡pudiste haberla lastimado!
— Yo no quise...no
quería...
— ¡Ten jodido cuidado ella
es una mujer!
— ¡Fue un error!
— ¡Pues tu puto error...
— Basta — susurre levantando
mi mirada para verlos, ellos se detuvieron pero sólo Reid me miró — ¿Mase?
El apretó sus labios.
— Voy a salir un rato,
tengo...
— No — murmure
inclinandome hacia un lado para estirar mi mano hacia él, no podía dejarlo
irse, no cuando sabía lo que estaba pensando — ¿Por favor?
Soltando un suspiro se
acercó a mi deslizando su mano sobre la mía entrelazando nuestros dedos, se
dejo caer a mi lado restregando su rostro.
— No quería lastimarte,
nunca...
— No lo hiciste — lo
interrumpi mientras miraba a los demás que parecían algo aprehensivos — No lo
hizo, por favor dejen de decir que lo hizo a proposito.
— Puede ser, pero, aún así
lo hizo vimos cayó sobre ti como una bestia dejándote...
— Tal como dijo fue un
error, caímos y paso...bueno, lo que pasó — acariciando la mano de Mase con mi
mano libre voltee a mirarlo — Y tú, deja de creer que me hiciste daño, puede
que me quedase sin aire pero estoy perfectamente bien, no soy de vidrio,
así...que será mejor si borras ese ceño fruncido y dejas de estar tenso o voy a
morderte de nuevo.
Me incline hacia el
mordisqueando su labio inferior haciendo que respire hondo, le di una lamida a
ese labio.
— Sabes que lo haré.
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