STEPS
CAPÍTULO VEINTISIETE
Peyton
— Estas bromeando.
Tanto Quan como Dust están
con ojos y bocas abiertas mientras sus almuerzos van al olvido, yo sigo
removiendo la ensalada que no tengo ni idea porque pedí ¿por qué no compre ese
hot dog con chilli? Se veía tan rico, tan deliciosos, tan...
— Ya quisiera.
Pestañea para mirar sobre
mi hombro apretando sus labios vuelve a mirarme.
— ¿Qué decías en esa
maldita grabación?
— Alguna mierda sobre que
estoy tras el dinero de todos, que nunca los amé y juego con ellos, oh y para
rematar que amo a otra puta persona.
— ¿Era tú voz? — me
pregunta Dust mientras le da un sorbo a su soda.
Asenti.
— ¿Estas segurísima de que
lo era?
— Créeme, yo más que nadie
quisiera que no lo fuera, pero demonios esa era mi voz diciendo mierdas acerca
de ellos — dejé mi tenedor clavado en un tomate — Pero...no lo era, yo nunca
diría algo así.
— Esto es muy inquietante.
Miré a Quan quien seguía
mirando sobre mi hombro, a una vacía mesa que antes yo ocupaba con mis chicos,
exacto, ellos no vinieron a clases y eso es una verdadera mierda cuando vine
con todo el propósito de decirles lo idiotas que son por romper conmigo sin una
base ¿tienen un audio? Pues...
— ¿No te parece
inquietante?
— ¿Qué cosa?
El lleva un nacho a su
boca, masticando ruidosamente para volver a cojer otro y señalarme.
— Les llegó un mensaje con
una grabación al teléfono de Ghian, desde allí la cosa se vuelve extraña,
porque, para empezar sólo alguien que sea de su círculo debe tener su número.
— ¿Los del equipo...
Miré hacia Dust quien
entendiendo mis palabras negó.
— Éramos un equipo pero el
hombre era demasiado cerrado, se unía en las prácticas y en sus momentos era
divertido ¿pero de allí a darnos su número? — negó — Ni siquiera vive en la
fraternidad como para verlo en las fiestas.
— ¡Esa es otra!
— ¿Otra qué?
— Nadie conoce donde
viven.
Pestañee algo confundida,
algo.
— ¿Qué con eso? No le
enviaron una carta o un vídeo.
— Sólo quería señalar ese
punto — se encogió de hombros — ¿No te parece extraño que aparte de que le
llegue una grabación a su número casi confidencial tenga un audio con tú voz?
Pey...ese alguien debió estar cerca tuyo para así poder tenerla.
— No te sigo.
El bufo y fue Dust quien
aclarando su garganta me dijo:
— Lo que Quan quiere decir
es que hay muchos programas donde puedes duplicar la voz de alguien diciendo lo
que tú quieras, es algo que sólo he visto en películas pero para hacerlo
también se necesita aunque sea una conversación tuya.
Levantando mi tenedor
mastique y saboree el tomate cherry, estaba muy bueno, pero la cosa que me
dicen seguía en mi mente...aunque había una cosa.
— No se chicos, había algo
en esa grabación que me sonaba.
— ¿Qué quieres decir?
— Las palabras, yo creo
que las dije pero no así, no en ese orden, no se cómo explicarlo, es como
si alguien...
— Hubiera grabado esa
conversación, cortado partes y así hacerte quedar como la mala — dejó caer sus
manos en su rostro mientras hacia un sonido con su boca — Debe odiarte tanto
para hacer toda esa mierda, esto es de locos.
— ¿Pero quién? — pregunté
destapando mi soda de uva — ¿Quién se tomaría tanto tiempo para hacer de mí
relación una porquería?
Se encogió de hombros.
— Eso no sé, pero lo voy a
averiguar ¿cómo? Aún no se cómo pero si sé qué debo hacer primero.
— ¿Y eso sería?
Me miró algo indeciso.
— Pedirles la grabación.
Negué de inmediato.
— ¿Enloqueciste? Ni se te
ocurra hacer semejante estupidez.
— No seas paranoica, seré
lo más callado cuando vaya con ellos, no les diré de nuestros hallazgos...eso
si, si me salen con alguna estupidez en contra tuyo no voy a quedarme
calladito.
Miré hacia Dust.
— Ve con el, por favor,
deten su lengua viperina si sale con alguna de las suyas.
Sonriendo tiró de Quan
rodeandolo con su brazo.
— Ya la oiste, cuida tu
boquita o puede que te la cierre.
— Te quiero ver
intentándolo — me lanzo una mirada fulminante y luego sus ojos fueron al lado
que no quería, el sentimental — Hablando en serio, no voy a dejar que hablen
mal de ti Pey, eres mi mejor amiga, la única y no voy a permitirles que por
algo que no sabemos quién hizo vaya arruinando la perfecta relación que tenías.
El escuchar el tenías
duele tanto.
Pero sé que es la verdad.
— Y cuando se den cuenta
de lo estupidos e imbéciles que fueron, prometeme algo.
Levanté una ceja curiosa.
— Prometeme, que no los
perdonaras tan rápido, que los harás rogar por tu perdón, es lo menos que deben
hacer por todo lo que dijeron y harán en un futuro...veo muchos duros momentos
en camino, por lo tanto, hazlos rogar ¿puedes?
— ¿Te he dicho lo
orgullosa que estoy de ti?
— He avanzado, tener novio
ayuda.
Dicho novio nos miro a
ambos pasmado.
— Recuérdame nunca desconfiar
de ti.
Tanto Quan como yo reímos
tras sus palabras divertidos ante la revelación que tuvo, nunca debes
desconfiar esa es mi regla número uno...mi madre confió mucho tiempo en mi
padre ¿con qué el le pagó? Teniendo aventuras por doquier y dejando
medio-hermanos y hermanas que no deseo conocer.
Sin confianza ¿con qué
podemos afianzar una relación? Puede que para estar con alguien se requiera
mutuo afecto pero toda relación tiene como base, la confianza, una confianza
donde pueden existir dudas y mounstrosos intercambios de insultos pero aún asi,
al final, todo termina cayendo en su lugar...luego viene el amor.
El amor ni la confianza se
entregan en bandeja de plata y esperaba hacerles ver las consecuencias de sus
acciones a mis chicos.
¿Desconfiaron?
Pues vamos a afianzar
dicho lazo.
El timbre aún no sonaba
para mi siguiente materia, y como ya había terminado mi aperitivo era hora de
asear mis manos, viejo fetiche.
Manos ultralimpias.
— Voy al tocador ¿me
esperan?
— Imposible — negó Quan —
Tengo una reunión con el club de baile en unos minutos y este hombresote tiene
práctica, por lo tanto, también nos estamos yendo.
Levantándose yo lo copie,
recogiendo mis cosas y robando un puñado de sus nachos sin terminar...el me
dejo hacerlo, sabía que no me reñiría, aunque si me miró mal cuando le dije que
hubiera preferido salsa de queso cheddar en vez del normalito.
— Mal agradecida — murmura
yéndose pero al final me mostró una sonrisa guiñando un ojo hacia mi dirección
se fue masticando las sobras en sus manos.
Fui hacia el pasillo
recorriendo el lugar hasta el baño, chupando la sal en mis dedos me vi
recordando el día en que mis chicos me habían regalados truffas de chocolate
blanco, y como al final había terminado toda embarrada de ello, como sus bocas
habían lamido las sobras de mi piel.
Lo hermoso que se había
sentido ser adorada, acariciada, amada.
Ahora sólo me preguntaba:
¿volvería a sentir aquello? ¿volvería a ser todo igual cuando la mentira fuese
demostrada? ¿volverían a mí?
No tenía una respuesta para
ni una de ellas y aún así aunque mostraba serenidad por dentro me estaba
desmoronando ¿qué era yo sin su amor?
No era un sucubo para
depender del sexo, ya había sobrevivido mi adolescencia de aquel deseo carnal,
pero el humano es un animal en busca de una pareja, un compañero, este no
disfruta del estar sólo...al final todos terminan con alguien y yo...la verdad,
amaba ser amada, ser deseada, ser la única para cuatro más que hermosos y
ardientes chicos.
¿Ahora qué tenía?
Nada, no tenía nada porque
ellos me dejaron, creyeron en otra persona en vez de mi, yo que los amo y les
confiaría mi vida, mis pesadillas y mis secretos, nunca dude de ellos y eso que
soy celosa.
Ultra celosa.
— ¿Señorita Sarás?
Volteando veo a quien
recuerdo como la secretaria del director, no tengo idea cual era su nombre, soy
más de recordar rostros. Ella viene caminando con paso firme hasta mi.
— ¿Sucede algo?
Mueve sus lentes.
— El Director Homprie
requiere su presencia en dirección.
— ¿El director? ¿está
pasando algo?
Ella hace una mueca para
mirarme con pena ¿con pena? Las alarmas empiezan a vibrar.
— Por favor, sigame, allí
el director hablará con usted.
Las ganas de decirle que
no quería quedaron selladas tras mis labios mientras callada y con un nudo
creciendo en mi mente la seguí por los pasillos, no usaba tacones como las
secretarías pijas que uno pensaría y no era la típica regordete
secretaria...ella era más una normalita y bien peinada con su lentes como arma
colocadas sobre su nariz.
Al llegar frente a la puerta
con el nombre del director me vi nerviosa, muy a pesar de que no sabia el que
pasaría, pero aún así uno tiene su instinto.
Y el mío dice que algo
malo se avecina.
Al entrar el director me
pide que me siente frente a su escritorio mientras con unos papeles en las
manos empieza a explicarme sobre mis notas desde mi ingreso, está satisfecho
con ellas, y luego hace una pregunta que si antes estaba nerviosa ahora me deja
sin aliento:
— ¿Cómo es su relación con
su padre?
Tragó saliva mientras
aprieto mis dedos.
— Por el momento no
estamos hablando, problemas familiares — lamo mis labios dispuesta a preguntar
— ¿Por qué? ¿el lo ha llamado o ha pedido hablar conmigo?
Sé que si fuera así me
estaría llamando al teléfono, pero dado que no le contesto las llamadas es
aceptable que haga está cosa tan sucia.
— Deben ser problemas muy
graves ya que un correo fue enviado a mi bandeja principal está mañana, un
correo de su padre notificando que la ayuda monetaria de su parte ha sido
retirada.
Shock.
Negación.
Incredulidad e irá.
— Mi papá...el no pudo ¿la
retiró?
El asiente para dejar los
papeles a un lado mirándome junto sus dedos entrelazandolos entre si.
— He revisado sus notas,
sus papeles enviados como también hablado con los profesores a su cuidado, me
han dicho que es una excelente estudiante y no me permitiría perder a alguien
así.
Sentí mi alma volver.
— Aún así, debe saber que
aunque tenga buenas notas su estancia no es gratis y su matrícula debe ser
acreditada en pocas semanas.
— Tres semanas.
— Correcto ¿tiene a
alguien que le ayude a pagar su semestre?
Mi madre, fue quien
primero pensé, pero negué al principio mi madre aún trabajaba y ganaba algo de
buen dinero...aun así, no podía pedirle la cantidad que mi universidad
requería...nunca.
— Estoy trabajando, se que
pronto van a pagarme.
— Su semestre debe ser
pagado puntualmente señorita Sarás.
— Lo estará, se lo
prometo.
(….)
— Bienvenido a McDonald
¿cuál es su orden?
— Deme una Extra Carne
Cheddar Melt, quiero agrandar mis papas, también un...¿McFlurry Galak? ¿es
nuevo?
— Si señor, y le puedo
asegurar que es uno de los mejores postres que tenemos.
— Lo quiero ¿sabe, que?
Deme dos y también quiero agrandar mi soda...tengo un largo viaje a casa.
— Pase a la siguiente ventanilla,
por favor.
Rápido fui por el pedido,
guardando todo en sus fundas asegurandome de no regar nada...no quiero que lo
descuenten de mi sueldo, veo de reojo a mi compañero bostezar y no es de
menos...trabajar en un McDonalds de noche no es el mejor de los trabajos y
menos cuando al siguiente dia debes despertarte temprano para ir a la
universidad.
Ahora tengo dos trabajos y
facturas en mis bolsillos, no puedo quejarme ¿no fue este siempre mi sueño?
Bueno, pedí y me dieron.
Tengo que lidiar con ello.
Si tan sólo tuviera a mis
chicos conmigo, quizás todo fuera más sencillo.
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