C A P Í T U L O 2

NUESTRO DESTINO

CAPÍTULO DOS


Kyra

01 de Julio, 2017.

 

— ¡No estás hablando en serio!

 

Su drama llamo la atención de la mayoría de la gente en la calle, sentí vergüenza y molestia ¿por qué no puede ser una amiga normal?

 

Lo normal no va con nosotras.

 

Le di la razón a Vial, mi loba, no había nada normal en nosotras pero dado que decidí dejar la comodidad de mi hogar a la edad de quince para llenarme de lo que creia sería una "vida normal" en la ciudad de París y luego de terminar mis estudios di por comenzar mi carrera y terminar en donde estoy ahora la gran New York.

 

Pues mi ansiada bocanada de "vida normal" estuvo llena de locura, por empezar de haber conocido a Linda mi mejor amiga de hace tres años, al principio creí que no nos llevaríamos bien y vaya que ella era de temer puede ser a que en ese tiempo aun era una cachorra sin haberme aún transformado y mi fuerza era la misma que la de ella, quizás aún menor, su posición de jugadora de football americano servía para tener a cualquier hombre en busca de caricias fuera de mi radar, adoraba eso, pero luego de mi transformación yo había cambiado y ella se había dado cuenta.

 

Intento que entrara a la Liga de Football americano femenino, a lo que totalmente me negue pues mi pasión estaba en la cocina y así lo sigue siendo, ella lo respeto pero claramente le encanta tenerme a su lado cuando va a entrenar o uno de sus partidos se da.

 

Su arduo ejercicio matutino no es como el de cualquiera pues al pertenecer a la LFL su resistencia debe superar a cualquiera ¿cómo me siento al final de cada entrenamiento, porque obviamente me hace entrenar con ella? Mal, y no hablo de que todo mi desayuno sale por mi boca en una cascada interminable, no, yo me refiero a que debo fingir que el arduo ejercicio al que ella se somete es demasiado para mi y la verdad estoy cansada de mentirle.

 

Pero no es como si pudiera decirle lo que soy, está prohibido, cada Alpha se asegura de hacerle saber a toda su manada y yo al ser hija de el debo tomar su palabra aun mas en serio.

 

Pero como decía, mi vida cambio poco a poco de persona-callada-pasiva a persona-alocada-caliente, como ella suele decirme, al ser compañeras de departamento ambas compartimos de todo y eso equivale a las salidas, no digo que me guste emborracharme pues no puedo hacerlo, no en serio en toda la palabra no puedo hacerlo, creo que se debe a mi genética sobrenatural, pero digamos que a mis 19 años he completado mi formulario de vida normal y es hora de regresar a casa.

 

De alli el grito de mi amiga.

 

— Por favor, no hagas una escena de esto y menos aquí — tiré de su brazo llevándonos hacia un establecimiento que resultó ser de comida mexicana, ella ama este tipo de comida.

 

¿Será bueno pedir unas enchiladas?

 

— ¿Cómo diablos no quieres que haga una escena? ¡te vas Kyra! ¡me dejas! — lloriqueo para verme con temor, sentí pena por ella pues se que odia estar sola y más cuando sus padres decidieron que la carrera de su querida hija no era más que basura para dejarla de lado, para siempre.

 

Ella y yo hemos sido el brazo derecho de la otra y se que dejarla es un golpe bajo, pero esto es lo que quiero, regresar a mi hogar hace unos años no sonaba nada bien pero al pasar los años uno ansia volver a sus raíces, volver a mi manada es eso para mi, estar con mi madre, mi hermanito y mi padre además de estar con las demás personas de mi infancia son cosas que extraño.

 

Ella debe entenderlo.

 

— Linda no te estoy dejando, yo sólo......

 

— Claro que me estás dejando, me siento como cuando amaba a Barney pero crecí y lo olvide ¡estas asesinando a Barney!

 

Su drama era sublime.

 

Pase mis manos por mi rostro pidiendo paciencia.

 

Podríamos llevarla.

 

Un rotundo no resono en mi cabeza hacia su idea, era una tonta idea llevar a una humana donde habrá cientos de hombres calenturientos llenos de carnal lujuria y dispuestos a darte cuantos orgasmos quieras, no suena tan mal si lo ponemos así......¡pero no! Conozco a Linda y estoy cien por ciento segura que amaría entregarse a casa uno de ellos pero no creo que este dispuesta a que un hombre sea dominante y posesivo con ella, con lo mucho que odia que alguien le diga que hacer.

 

Una risa casi brota de mi garganta, pero me la trague.

 

— Haber, escuchame — me incline hacia ella tomando sus manos haciendo que su ceño se frunza mirándome desconfiada, es una niña — Esto iba a pasar en cualquier momento, debo regresar a mi hogar luego de haber logrado mi sueño y se que soy muy joven y aún me quedan un montón de cosas por descubrir pero un hogar es un hogar, extraño a mi familia.

 

Me miró con un puchero.

 

— Pero no quiero que te vayas — susurró como cría a lo que mordi mis labios para no sonreír.

 

— Pero si te visitaré, volveré en cada uno de tus partidos para ver como pateas los culos de todas esas mal paridas — bromee haciendo que rieramos juntas.

 

Nos soltamos.

 

Sobo sus ojos para luego mirarme y soltar un suspiro, dándose por vencida.

 

— Es una promesa — murmuró con voz segura a que lo sonrei.

 

— Claro que lo es.

 

Alguien se aclaró la garganta a nuestro costado haciendo que ambas viéramos hacia allí, donde un chico de aparentar quince años estaba con una camisa con el nombre del lugar, un bloc de notas en sus manos más un sonrojo que golpeó con furia sus mejillas al sentir nuestros ojos en el.

 

Su sonrojo me conmovió.

 

— Bien-Bienvenidas a Chillis ¿desean pe-pedir algo? — miraba su bloc de notas mientras hablaba.

 

Linda me miró como yo a ella, sus labios se fruncieron en una palabra lindura a lo que estuve totalmente de acuerdo, aclaró su garganta llamando su atención.

 

— ¿Qué me recomiendas? — uso su voz suave y cálida mientras se inclinaba hacia el, escuché su pobre y pequeño corazón dar un salto para repiquetear con rapidez.

 

Ella era una malvada pero aún así me uní a su juego, escuchar la voz de nuestro camarero. El cual luego de tartamudear y sonrojarse a cada segundo logró decirnos el delicioso aperitivo del dia.

 

Tacos.

 

A lo que mi amiga saltó llena de emoción, una amante a los tacos, pidió dos y yo también.

 

— Muy bien, ahora ¿cómo decías que se llama tu ciudad? — tomó un canguil que nos trajo nuestro camarero para mirarme mientras masticaba.

 

— BigValley — contesté a medias pues aunque ese si era el nombre de la ciudad esta mantenía oculta la manada Valley que es de mi padre, la manada se encuentra escondida entre la maleza que cubre la ciudad no dejando ver a cualquiera nuestro secreto.

 

— ¿BigValley? — me miró confundida para seguir llenando su boca — Nunca he escuchado de ese lugar ¿está cerca de algún lugar que conozca?

 

Por algún motivo mi oido se acentuó haciendo que escuchará la conversación de quien al parecer es el gerente con otro chico.

 

— Nick atendio de manera pésima a aquellas clientas, lo vi tartamudear y comportarse como un crío.

 

— Ese muchacho no aprende, le ordene que dejará su comportamiento de chiquillo ¡Dios nos ampare! A que aquellas jovencitas no se quejen de mi restaurante.

 

— Me haré cargo de aquella mesa de ahora en adelante.

 

— ¡Kyra!

 

Parpadeando me centre en la voz de mi amiga que ahora me miraba confundida.

 

— ¿Qué?

 

Bufo.

 

— Llevó llamándote más de media hora ¿estas bien? — se mostró preocupada pues esto pasaba a menudo con ella, no era mi culpa que otras personas hablarán cuando ella también lo hace.

 

— Yo....solo, pensaba que ciudad que conocieras esta cerca de BigValley, pero es difícil tu casi no sales de viaje — me burle a lo que me tiro un canguil — Que infantil de tu parte Linda.

 

— ¡Oh déjame! Aparte así me quieres — se estiró para tomar mi cuenco lleno de canguil a lo que la dejé hacer.

 

Mi ceja se levantó y ella lo noto bufando.

 

— Tu entrenador pondrá el grito al cielo cuando sepa que estas comiendo eso — le señale el canguil a lo que tomando una gran porción se la metió en la boca.

 

— Mataré a quien se lo diga — me señaló tratando de amenazante pero ella sabe que conmigo ya no funciona eso, antes tal vez ¿ahora? Nada que ver — ¿A qué hora traerán nuestra comida?

 

— No lo....

 

— Bienvenidas a Chillis ¿puedo pedir su orden? — la voz que había escuchado discutir con el señor se escucho a mi costado, mirando quien era note que era un chico bien parecido estaba para chuparselo, pero supongo que Nick nuestro anterior camarero era de quien hablaban tan mal.

 

Nos miró con una sonrisa coqueta a lo que le mostré una mueca, supe que Linda hacia lo mismo al verlo moverse incómodo.

 

— Ya hemos pedido nuestra comida — le comenté aunque se que eso el ya lo sabía, trago saliva nervioso mirándonos de la una a la otra — El otro chico de lindas y rojas mejillas nos atendió.

 

Note como hacia una mueca al escucharme decir lindas y rojas mejillas, y no me intereso ¿quién se cree que es para hablar mal de un chico tan lindo? Al parecer no sólo yo estaba cabreada con el.

 

— Queremos que la lindura regrese, tengo algo más que agregar a mi pedido — la mire sonriendo, pero ella miraba fijamente al chico que no se movía de su lugar — ¿Qué esperas? ¿una invitación? ¡traelo!

 

— Pe....pero — aturdido se giro apretando sus labios y claramente lo escuché susurrar un maldición para desaparecer tras la barra.

 

Nos miramos para soltar nuestras risas que hicieron a los demás comersales mirarnos como si estuviéramos locas, puede que lo estemos, pero ver como salía despavorido tras nuestras palabras fue una gloria de ver. El chico de mejillas rojas salió detrás de la barra para acercarse con su Bloc.

 

— Me dijeron que querían pedir algo más ¿qué desean agregar? — nos miró con una sonrisa amable que temblaba al hablar.

 

— Ese chico quería tomar tu lugar cuando tu me agradaste tanto ¿hizo su acto de galán verdad? — asenti totalmente de acuerdo con ella — Ves, eso no me gusta, a ninguna de las dos.

 

Me estire y agarre sus mejillas que se sonrojaron aún más para que sus ojos me mirasen con sorpresa.

 

— Esto es todo lo que tu necesitas para enamorarnos — se las apretuje y solté haciendo que se las frotara para mirarnos divertido — Esa es una linda mirada.

 

Mi amiga lo señaló.

 

— Precioso, cualquier que te diga lo contrario está celoso de tus poder de sonrojar tus mejillas — se estiró tomando más canguil — Ahora ¿nuestro pedido?

 

El muchacho se sobresalto para mirar hacia la barra de donde justo una chica salía con una bandeja, solto un suspiro aliviado.

 

— Allí están, enseguida se lo traigo — prácticamente corrió hacia allí tomó la bandeja y la colocó frente nuestro con sumo cuidado para luego alejarse y sonreír a cada una — Buen provecho.

 

— Gracias — le dijimos ambas y el se fue a atender a otra mesa.

 

Nos mantuvimos en silencio por varios segundo mientras agregamos aderezos a nuestros tacos y dábamos un gran mordisco ¡también tenía tanta hambre! Y esto estaba delicioso.

 

— Y bien ¿qué ciudad que conozco está cerca de allí? — bebio de su jugo mientras yo limpiaba mis labios, aún masticando.

 

— Creo que Springfield — tome un poco de tomate y mordi, no estaba jugoso como un tomate recién cortado debe estar, inclusive estaba algo salado.

 

Mi lado chef salía siempre cuando comía algo que no estaba echo por mi.

 

— ¿Illinois? — pregunto sorprendida a lo que asenti — Eso está como a un dia en auto ¡vaya mierda!

 

Mordió su taco masticando entre bocado y tragando sin saborear.

 

— Oye, tranquila, come despacio — la señale y ella noto su comida ya llevaba la mitad de su segundo taco.

 

Arrugo su nariz para soltar un quejido y mirarme.

 

— Un día en auto y debe ser igual en tren ¿avión? — su cara se iluminó pero yo negué — ¿No?

 

— No hay aeropuertos allí por eso me iré en tren para luego rentar un carro e ir a BigValley no recuerdo cuanto dura el recorrido — bueno, llevo años sin ir y cuando eres niña no es como si fueras por alli aprendiendo todo a tu paso cuando tenía algo mejor que ver.

 

— Mierda — volvió a beber de su jugo para mirar concentrada la mesa, me permito observarla y recordar como es mi mejor amiga, aunque dudo que la olvide.

 

Su cabello es rubio largo y descontrolado, su piel bronceada tal como la LFL requirió, más sus ojos de color hazel que eran hermosos, no hablaré otra vez de su cuerpo porque al andar en tanga y brasier en un campo necesitas tener todas tus grasas controladas.

 

— ¡Kyra! — chillo haciendo que me sobresalte.

 

— ¿Qué diablos pasa contigo? — le pregunté mirándola molesta, su sonrisa tierna no nublo mi ira.

 

— Está mañana había estado fisgoneado en nuestro calendario pues no recordaba cuando fue mi anterior regla, pero mientras pasaba la hoja me fijé en unas palabras escritas, con tu letra, dime — colocó sus codos en la mesa para aclarar su garganta — ¿Le deseaste feliz cumpleaños a ti hermanito menor?

 

Sentí que el alma se me iba y no volvía.

 

— ¿Pe-pero....— hice las cuentas en mi cerebro cuando me fui el tenía doce y han pasado cuatro años es quiere decir.....oh mierda, mis ojos se abrieron con horror — ¡Joder!

 

— Lo olvidaste ¿verdad? — nego y yo asenti.

 

Claro que lo había olvidado pero no es exactamente en lo que ella piensa, las mujeres lobos nos transformamos a los dieciocho pero los hombres a los dieciséis y si mis cuentas no están mal, que no creo que lo esten, mi hermanito tuvo ya su primera transformación.

 

Aprete mis labios molesta conmigo misma ¿cómo pude olvidar tal día? Recuerdo haberlo marcado hace mucho tiempo pues a pesar de no ir allá yo no olvidaba enviarle un regalo que sé le gustara, pero ahora había fallado.

 

Su cumpleaños era el 29 de Junio y ya estamos 1 de Julio.

 

Creo que mi viaje se ha adelantado.


A N T E R I O R       -       S I G U I E N T E



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