C A P Í T U L O 2

 SO TIED

CAPÍTULO DOS

 

Kahol


No estoy en desacuerdo el entrar en estado, muy aparte estaba agradecido con mis dioses por bendecirme luego de eones de espera.

Encontrar a mi sameth es el más grande deseo de todo Valar, el complacerla y mostrarle el perfecto compañero de vida que puedo llegar a ser es ahora mi único propósito.

Aún así.

Debo esperar.

El hacerle un chequeo de rutina a Aldran es una pequeña demora para encontrar a mi sameth, pero es una que debe ser echa...el hia puede parecer inofensivo en su estado de reposo pero solo es así cuando está contenido trar una barrera, porque en el momento en que toca una superficie residual sus toxinas son activadas liberando un patógeno maligno para todo ser orgánico.

Planetas han padecido por el hia.

Y era mi deber como sanador líder revisar a cada tripulante en el Vassaria, algo que gratamente he sido ayudado con mis demás compañeros.

En mi quioz aparecen los resultados de Aldran al arribar al centro médico, un simple escaneo que es siempre hecho al entrar.

Tras un leve vistazo puedo estar seguro de su estado algo errático, sudoración, fallo errático respiratorio, los latidos de su corazón superan el promedio.

Levantándome de mi lugar tras mi escritorio lo rodeo y salgo de mi lugar de descanso, recorro los impolutos pasillos sin inmutarme ante algún sonido tras las puertas con el único propósito de llegar donde Aldran me espera.

Pero antes de entrar soy detenido.

Mi cuerpo se estremece inquieto y mi respiración se agita, cierro mis ojos fuertemente molesto al tener que trabajar con el estado perjudicando mi cuerpo.

Respiro hondo.

Solo debo terminar este chequeo y podré irme a buscar a mi sameth.

 

(...)


Habían pasado eones desde la última vez que estuve en casa, se podrían decir unos treinta a cuarenta antes de servir como Capitán en el Vassaria pero nada había cambiado y aquello mantenía en paz mi mente.

Nuestro cielo de un azul brillante era eclipsado por nuestra dorada ciudad, cada vivienda, cada calle brillaba con el color que representa una ciudad que ha sobrevivido con el pasar del tiempo.

— ¿Ansioso Capitán?

Girando veo hacia mi segundo al mando para soltar un bufido divertido ante mi nombramiento en alguien que veo como mi hermano de cuna.

— Tegal sabes que puedes llamarme por mi nombre — le recuerdo.

— Después de todos estos años navegando deberías saber cómo piensa — Etal apareció detrás de Tegal empujándolo fuera de la nave.

— Por Varal ¿podrías mantener tus absurdos juegos lejos de mi? — le gruñó algo que sacó de balance a nuestro jocoso amigo.

Sonriendo negué ante sus ojos dudosos, Tegal podía llegar a ser entre nuestro grupo el más discreto con el ingenio para ingresar en naves sin ser vistos, y Etal era quien siempre lo tenía en el límite.

— ¿Estás bien hombre?

Tegal inclinó su rostro hacia un lado para negar sin dirigirme la mirada.

— Solo estoy haciendo un berrinche, parezco un qarte — se quejo a lo que reí junto a Etal cuando éste se comparó con una cría qartit.

— ¿Algún problema? — le pregunté mientras veía cómo el hia era sacado cuidadosamente de mi nave.

— Lo mismo de siempre, quiero a mi sameth — me mira para negar — Aún no puedo entender porque se tarda tanto en entrar en estado, tú, Eidal y yo tenemos los mismos ciclos esperando...ahora tu estás en estado, y eso me trae esperanza, pero ¿Cuándo nos tocará a nosotros?

Había tristeza en su rostro y sabía cómo se sentía pues yo estuve en su lugar, la espera te mata, puede que no tan rápido como quisieras pero nuestra sameth no sólo es nuestra compañera...es nuestro todo.

Aquí en Varal nuestras parejas son una bendición, había sido proclamado: nuestro pueblo, la naturaleza y nuestro compañero.

Nada más importaba.

Y uno crecía aferrándose a ello, anhelando el día en que serias completado, el día en que todo sería perfecto.

— También lo deseo — murmura Eidal acercándose — Y ruego a los dioses que como a Aldran nos permitan entrar en estado.

Hay un crudo deseo en sus palabras.

Detrás mío un viento hace que mi largo cabello hondee con el viento, como también veo que un dazer se mantiene estoico esperando un nuevo pasajero como destino.

Es mi turno.

Me despido de mis compañeros quienes se dirigen hacia sus propios dazer, trazo la ruta y este se eleva deslizándose sobre mi ciudad llevándome a mi destino el cual logro ver desde la distancia.

El centro médico donde me haré un chequeo de rutina y luego empezaré mi búsqueda, aun no se por donde comenzar.

Desciendo del dazer para ingresar al centro médico donde soy direccionado a ir a un cuarto de chequeo, al entrar y no ver a quien me hará el chequeo un sentimiento de molestia me inunda ¡estoy perdiendo tiempo valioso!

Mi sameth podría estar en cualquier lado y es mi deber encontrarla de inmediato, reviso mi banda a lo que vuelvo a gruñir irritado odiando no ver la cuenta regresiva.

Cuando un Varal entra en estado las bandas se activan en un conteo dándote 34 horas para cumplir con el primer apareamiento...si por algún motivo éste no se da y la cuenta llega a cero nuestro cuerpo sufre una mutación física como celular.

Entramos en estado Graha, un estado donde no podemos pensar y nuestros sentidos se vuelven salvajes, descontrolados, y así lo único que pueden hacer para menguar nuestro dolor es la extinción.

A pasado.

Y ruego porque no me suceda a mi.

Le doy otro vistazo a la puerta rugiendo enfadado ante el atraso de mi sanador, trazo mi banda de lado a lado intentando mantenerme sereno.

Lo cual dura poco.

No puedo seguir viendo esa maldita puerta, volteo dispuesto a llamar a alguien usando el qioz en el muro para exigir atención inmediata.

— Disculpa mi tardanza.

Alguien entra a lo que de inmediato voltee para dejarle en claro que su tardanza es un retraso injustificado para encontrar a mi sameth.

Pero dos cosas pasas cuando veo quien es.

Había escuchado que Kahol, el primogénito del hermano de mi padre había tomado un lugar importante como sanador...mas nunca pensé contactarme con el para presentar mis felicitaciones, no éramos muy cercanos.

Supongo que eso va a cambiar, oh va a cambiar y mucho, deslizando mis ojos por todo su cuerpo puedo sentir al mío despertar mostrando su interés ante el perfecto macho frente nuestro.

Mi banda pita y no tengo que ver para saber que la cuenta a comenzado.

Deseo recorre mi cuerpo al verlo dar la vuelta dejándome ver su rostro, tan hermoso como es no puedo sacar de mi mente lo precioso que estaría sin nada cubriendo lo ante mis ojos.

Cuando se queda sin aliento sé que se ha dado cuenta de quien soy para el, por lo tanto me acerco dispuesto a empezar con el primer apareamiento, cuando su mano se levanta.

— ¡Aldran no!

Mi ceño se frunce mientras me detengo ¿qué esta pasando? ¿acaso hice algo mal?

— Esto debe ser un error — niega para mirar su banda que en ese momento suena para soltar un quejido lastimoso.

Todo en mi ruge por sanar su molestia, hacerlo feliz es mi único proposito, pero no estoy seguro de que el lo acepte.

— Somos familia — murmura negando dándome una fulminante mirada — Tu no puedes...

Pero sus ojos pierden el camino deslizándose por mi cuerpo, me enderezo hinchando mi pecho mostrándome orgulloso hacia mi imeth, porque eso es lo que él es, su respiración se agita al ver el bulto en mi traje...es algo que no puedo ni quiero evitar, ni tampoco algo que esconderé de mi compañero.

Todo yo soy para el.

— Nosotros no...— susurra sin aliento.

Creo que mi imeth está pensando demasiado en el asunto de "misma sangre" ¿cree que aquello va a detenerme? Nada me detendrá al momento de tomar lo que durante ciclos he deseado, no hay nada en él que me haga querer rechazarlo.

No puedo. 

Es mi compañero y voy a hacer todo para tenerlo conmigo.


A N T E R I O R                   -                   S I G U I E N T E



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