C A P Í T U L O 3

SO NAUGHTY

CAPÍTULO TRES

 

Su pelvis acogía los glúteos de su hermana mientras sus manos acariciaban la suave piel en su cadera, las sábanas habían sido desechadas hace mucho tiempo...el tiempo que se había despertado y al haberlo hecho mucho antes que ella le dio la oportunidad de hacer lo que había deseado tanto por años.

Acariciarla.

Su cuerpo tan sensible como sus pezones ante sus caricias se estremecía antes los roces que sus manos daban a su cuerpo, la había escuchado soltar ligeros suspiros de deleite mientras adoraba su piel.

Y sabía algo.

Sabía que ella ya no estaba dormida, lo supo cuando su acompasada respiración se agitó, cuando su trasero se levantó buscando el calor de su tieza polla, moviéndose deseosa e inquieta ante sus caricias y pensaba hacer algo antes de que su nerviosismo se extienda aún más en su sistema.

Sabía que lo estaba.

Como sabía que la duda arraigaba su mente aún cuando ayer se había entregado por completo a el.

Acercándose y pegando su cuerpo al delicado deslizó su mano a su pelvis llevando su dispuesto trasero hacia el, besando la piel en su descubierto cuello inclinó su pelvis llevando su miembro entre sus glúteos acariciándola, tentándola, haría todo por ella.

Follarla estaba en ello.

Llevando el muslo de ella hacia adelante acaricio su ya duro miembro temblando ante la anticipación dejando la punta acariciar sus glúteos antes de empujar llevándose por completo en su interior.

— Zeb.

Deslizándose más cerca acunando sus glúteos empujándose en su contra acarició su tierno abdomen cerrando los ojos se lo imagino hinchado con su bebé ¿nene o nena? ¿a quién le interesa? Un bebé de ambos y aunque no era alguien con un extenso conocimiento tenía en cuenta que dado que tanto ella como el son mellizos, podrían tener mellizos.

La idea le fascinó.

Dejó su mano ascender a sus suaves pechos acunándolos provocando la suaves puntas convirtiéndolas en duros guijarros, no podía esperar el día en que estén más grandes y llenos por la leche en su interior...deseaba saborear su dulce leche como un hombre sediento y sabía que sería el primero.

Agarrando su seno y sin soltarlo se concentró en las embestidas, en los chasquitos que sus glúteos provocaban al chocar contra su pelvis, más, deseaba más. Moviéndola a su gusto se colocó de espaldas al colchón colocando a su hermana encima suyo dándole la espalda, con ambas manos en su cadera como sus pies firmes contra el colchón empezó a moverse sopesando los pros y contras.

La posición lo cansaba más rápido pero aún así no se detuvo, mucho menos cuando ella dejando caer sus brazos hacia atrás se agarró de su cabello tirando de el ante cada embiste.

El pinchazo de dolor en su cuero cabelludo sólo aumentó su placer.

— ¡Si! ¡Si! ¡Oh Zeb!

Escucharla en la cumbre de su placer gritando su nombre mientras sufría de deleite hinchó su pecho satisfecho ante ello, sabía satisfacer a su mujer, hacerla gozar y eso que recién hoy ha comenzado esto que tienen juntos.

Oh los siguientes días...

Con sólo una mano agarrando su cadera dejo a la otra llegar al rostro de su hermana girándolo contra él para al tener sus labios cerca de los suyos darse el placer de besarla, su labios...solo suyos para besarlos y follarlos.

— ¡Oh! ¡Oh!

— Demonios.

Estaba cerca, la podía sentir temblando como una tierna hoja en invierno, pero ella era tan diferente, ardiendo ante la cúspite de un orgasmo mientras caía en el, su miembro no dejo de enterrarse y enterrarse en su canal en busca de su propio placer.

Un estremecimiento cubrió su espalda rodeando sus bolas antes de que la primera gota saliera, luego quedando en lo profundo de su coño que lo acogía cual puño rego su simiente dentro de ella llenando su fértil vagina, deseando que pronto.

Muy pronto.

Su hermana, su Zoy, quede embarazada.

— Por dios Zeb.

Sonriendo divertido ante su tono de voz, uno preciosamente ronco y con la satisfacción escrita en toda ella como en su lánguido cuerpo.

— ¿Te gustó?

La escuchó soltar un bufido mientras sus manos soltaban su cabello, las deseo devuelta más no se lo dijo ya que esperaba tener otro encuentro en breve.

Sólo necesitaba unos minutos y estaría listo para más.

— ¿Gustarme? — con sus manos se levantó quedando sentada sobre su polla aún en su estrecho canal.

Zeb soltó un gemido ahogado.

— Eso fue...¡guao!

Girando sin parecer darse cuenta de lo que hacían sus movimientos en su hermano se posicionó a horcadas suyo dejándolo disfrutar de la vista de sus tiesos pezones enrojecidos tras sus caricias, los deseaba tanto en su boca.

— Anoche no estaba muy segura de toda esta cosa de tu y yo teniendo sexo, mucho menos el dejarme embarazada — soltó un lento suspiro mientras caía sobre el recostando su cabeza en su pecho para con sus dedos acariciar sus pectorales.

— ¿Ahora?

— Ahora estoy en una nube de satisfacción sexual, pero puedo asegurarte que me encanta esta sensación, está también — movió sus caderas de lado a lado haciendo a Zeb soltar un gruñido.

— Compórtate.

Ella levantó su rostro justo con una ceja arqueada.

— ¿Mandándome? A nadie nunca le fue bien haciéndolo.

Zeb rodó sus ojos.

— Yo no soy papá, a mi no puedes hacerme ojitos y olvidaré que estas siendo una pequeña niña malcriada.

Una sonrisa malvada curvo los labios de su hermana mientras acercándose a sus pectorales dejó caer sus labios besando un camino mientras descendía.

— Tal ves ojitos no, pero puedo hacer algo que te encantará.

Murmuro ante de llevar su polla ya dura dentro de su boca.

Joder.

 

(....)

 

— ¿Tienes que trabajar?

— Pues, obvio.

— No vayas.

Miró a su hermano confundida.

— ¿Y cómo por qué no iría?

— Estamos en medio de algo importante.

Removiendo la granola en su tazón dejó caer sus ojos en el, sabía lo confundida que sus palabras la ponían ¿acaso no había captado sus palabras de anoche?

Había sido muy claro.

— ¿Importante? ¿de qué estas hablando? — de pronto lo miró como si no creyera que hablase en serio — ¿Estas hablando del sexo? Zeb, no puedo faltar a mi trabajo para quedar a follar.

Dejo caer su cuchara en la mesa mientras la miraba directamente a esos encantadores ojos.

— Tiene que ver con el sexo, está relacionado, mucho...pero exactamente me refería a lo de dejarte embarazada.

Su rosa boca se abrió sorprendida.

— Pero...

— Me lo estoy tomando muy en serio Zoy, quiero dejarte embarazada, quiero que tengamos un bebé...y no voy a parar hasta estar completamente seguro de que lo estás.

— ¡Pero eso serían días o semanas! ¡No puedo faltar tanto, me despedirán!

— ¡Pues que lo hagan!

Se acercó a ella estrechando su menudo cuerpo entre sus brazos, sabía lo fuerte que ella era, como lo terca y era algo que ambos tenían pero si esto iba a seguir adelante es mejor que eso quede fuera y ¿qué mejor forma de que deje su trabajo con ofrecerle otro?

— ¿Eres secretaría de ese tipo, verdad?

Ella asintió sin comprender muy bien a donde iban sus palabras, perfecto.

— Como sabes, soy dueño de The Hole y si quieres te puedo dar trabajo como mi asistente, tendrás los mismos derechos que yo...con la única excepción de que yo tengo la última decisión.

— ¿Quieres que renuncie a un trabajo que me tomó meses adaptarme?

— Si.

— Has enloquecido, no puedo dejar mi trabajo de un día para otro.

— ¿Por qué no? Sólo presenta tú renuncia y listo.

La vio rodar sus ojos mientras levantaba sus brazos para rodear su cuello.

— Eres tan idiota ¿así llevas ese lugar? Me temo que pronto se irá a la mierda si sigues así.

— ¡Entonces trabaja para mi!

— Es complicado, tengo que presentar mi renuncia y esperar quince días mientras tanto debo enviar solicitudes para el empleo de secretaria administrativa, algo a lo que deberé estar presente así darle una buena secretaria al señor Felton, además de que tengan conocimiento sobre procesar archivos, saber llevar las máquinas, presentarlo o presentarla al equipo como toda la fábrica...

— Eso es mucho trabajo — murmuró cansado Zeb mientras la miraba — ¿Todo eso se hace una secretaria de ese dueño de hacer peluches?

— El señor Felton no me deja mucho trabajo, el hace mucho de su parte, es un buen jefe.

Entrecerrando sus ojos se vio procesando sus palabras ¿cómo que un buen jefe? ¿hablará por experiencia o sólo porque si? No había tenido el placer de ver al tal Felton cuando iba a verla, y su hermana tan preciosa como es pudo haber llamado su atención.

— No me miré así, el señor Felton es muy agradable...y de talla grande.

— ¿Sabes qué? Me interesa una mierda ese señor ¿serás mi asistente o no?

— Lo seré hombre cavernícola, joder eres tan bruto.

 


Regla#3:

Hacer lo mejor para ella es lo mejor para mi, tenerla cerca y protegerla de todo. 

 

— Tenemos un trato.



A N T E R I O R                        -                     S I G U I E N T E




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