C A P Í T U L O 4

 SO NAUGHTY

CAPÍTULO CUATRO

 

— ¡Me vengo!

Sus uñas se clavaron en los azulejos de la ducha mientras se movía en su contra golpeando reiteradas veces su culo contra su pelvis, Zeb no se movía dejando que ella hiciera su camino...que ella busque su orgasmo y cuando esté en ese ardiente camino iba a follarla.

Cuando su prieto canal lo chupo con mayor ahínco y sus jugos se deslizaron en su polla empezó a moverse apretujando su pequeño cuerpo contra los fríos azulejos mientras la penetraba con profundos embistes haciendo su orgasmo más largo y el suyo que estaba raspando el borde se acercaba advirtiendo de su intensidad.

— ¡Mi...mierda!

Clavando sus dedos en la suave cadera de su hermana detuvo sus movimientos quedándose clavado en su interior, empalmándola mientras se retorcía y chorros de su semen escurrían de su polla cubriendo sus paredes internas.

Sin aliento.

Jadeando casi tanto como su hermana la apartó de la pared colocándolos bajo el frío chorro de agua esperando hasta el último segundo para retirarse de su interior así poder limpiar el desastre entre sus cremosos muslos, un desastre hermosamente sonrojado con el placer de ambos brotando, no pudo detenerse e inclinándose deslizó su lengua por su sensible coño saboreando el placer combinado.

— Deliciosa — agarrando sus caderas la incentivo a rodear con sus piernas su cadera, al hacerlo rodeando su cuello con sus finos brazos recostó su cabeza en su cuello — ¿Cansada?

— Y con hambre — la escuchó murmurar contra su piel haciéndolo estremecer mientras recogía una toalla para cada uno.

Deslizando la toalla contra su húmeda piel con ligeros toques para al llegar a la cama recostarla y así poder secar lo demás sin olvidar su cabello, ambos tenían en cabello de un rubio rojizo pero Zeb adoraba el cabello de su hermana, era hermosa.

Al secar su descubierto coño intentó hacerlo lo más delicado posible, había estado sensible desde hacer horas y aunque la idea principal de la ducha era solamente limpiarse había terminado dando un efecto interesante.

El agua fría había azotado su piel y Zeb había notado de inmediato los duros pezones de su hermosa hermanita brincar frente suyo necesitados de su lengua, lo demás era historia.

Una historia que se repitió y repitió y repitió reiteradas veces toda la mañana, tarde y parte de la noche...descansaron, lo hicieron entre varios encuentros durmiendo durante horas con el despertándose primero cada vez y así poder despertarla como el quería.

Su sabor era adictivo.

Su lengua ya lo anhelaba.

Pero ahora ella estaba tan sensible y no quería molestarla con su abrupto deseo, aparte su polla aunque semidura necesitaba descanso...se había corrido tantas veces llenando a su Zoy dejándolo agotado.

Ahora sólo quería comer y quizás retozar en la cama mientras veían una película, le comunicó de sus planes y ella mirándolo asintió estirándose a recoger el teléfono y así pedir comida a domicilio.

Veinte minutos después caliente comida con un exquisito aroma cubría la cama mientras ella vestida únicamente con una de las camisetas de su hermano y Zeb con un bóxer hablaban.

— ¿Qué quieres decir con nada rosa?

— No me gusta el rosa — murmura Zoy llevando un poco de pollo agridulce a su boca.

— ¿Qué si es niña?

— Amarillo.

— Yo quiero que mi hija vista con color rosado, es un color dulce y típico de princesa — encogiéndose de hombros Zeb llevó un poco de pasta a su boca — Si tu no quieres vestirla de ese tono allá tu, yo le compraré algunos mamelucos o vestidos de ese color, incluso le compraré una camiseta que diga Princesa de Papá.

— No puedo creer que estemos hablando de esto.

El ceño de Zeb se fruncido mirándola confundido remover su cuchara en el arroz.

— ¿A qué te refieres?

— Ayer apenas y nos hablábamos, ayer en la noche me dijiste en tu bar que hiciera lo que quisiera menos algo que te traiga problemas que no tenías tiempo para arreglar mis estupideces ¿no te das cuenta de que esto es muy raro y rápido? — volvió a remover su comida — No nos hablamos desde hace semanas y ahora...

— Eres mi mujer a la que quiero embarazada.

Una sonrisa curvo sus labios antes sus palabras.

— Embarazada y descalza, pensé que viviría ello con otra persona ¿qué pensarían de esto mamá y papá?

Su cuerpo se tenso al escucharla hablar de sus padres, era un tema sensible para ambos ya que estos no querían saber nada de ellos desde que tanto Zoy como Zeb decidieron no dejar que ellos guíen sus vidas ¡querían casarlos! Con algún estúpido heredero a Zoy y a el con una muchachita riquilla que aunque era muy buena en la cama no servía para una buena mañana, tarde y noche de tranquilidad.

Tenían apenas veinte años cuando decidieron dejar su casa y aunque no eran tan jóvenes nunca habían sabido lo que era vivir sin el dinero de sus padres, y ya que ambos vivían juntos las cosas debían ser recíprocas, ayudar ayudar, los trabajos eran escasos hasta hacia tres años cuando tras una noche de borrachera se había ganado un club nocturno, uno que aunque no era tan bueno supo llevar adelante.

Era el dueño y señor del ahora llamado The Hole, y ahora era conocido...las noches eran largas con la casa llena con ansiosas personas haciendo fila para entrar mientras que otros eran abucheado por no hacerlas y entrar de inmediato.

¿Qué podía decir?

El dinero lo mueve todo.

Volvió a mirar a su hermana.

— No quiero hablar de ellos — recogiendo la lata de refresco le dio un sorbo inclinándose hacia ella besando la piel descubierta en su hombro — Ahora sólo somos tu y yo, viviendo nuestras vidas a nuestro ritmo y con nuestras reglas, no me voy a echar para atrás con mis deseos por lo que los demás puedan pensar.

— ¿Y si yo no hubiera dicho acepto?

Deslizándose más cerca acaricio su mejilla con su nariz.

— Te habría follado día tras día, cogiéndote en todo el departamento sin que tu lo esperes, te habría hecho tragar mi semen preguntándote si habías cambiado de opinión hasta que tú respuesta sea la correcta.

— ¡Qué imbécil eres!

Besando sus labios volvió a su comida sabía que no estaba molesta, lo contrario, sus jugosos pezones punzaban la camiseta que llevaba puesta mostrando lo que sus palabras le habían provocado.

Un ardor.

— Es la verdad.

 

(….)

 

Había un sonido retumbante que lo despertó, la luz ya entraba por las ventanas mientras levantaba su cabeza de la almohada. Zoy estaba a su izquierda abrazada a su cuerpo con manos y piernas mientras sus suaves labios estaban aplastados contra su piel.

Tanta tentación.

Las sábanas apenas y los cubrían ya sabía que ambos eran de una inquieta manera al dormir, las sábanas siempre terminaban en el suelo o casi no cubriéndolos.

Dejando un beso sobre su frente volvió a recostar su cabeza sobre la almo...ese sonido volvió y esta vez lo reconoció como el timbre, fastidiado por el sonido y sabiendo que tal persona no se iría se deslizó fuera de la cama agarrando su bóxer despachado por la noche poniéndolo en su camino a la puerta viendo la hora en su teléfono.

8:13am.

¿Quién mierda vendría tan temprano?

Había un tipo frente a su puerta, con el ceño fruncido abrió la puerta sorprendiendo al sujeto allí parado.

Este, miró el número al costado de la puerta para mirarlo confundido repasando su cuerpo semidesnudo plantado frente a la puerta.

— ¿Este es el departamento de Zoy Donovan?

¿Estaba aquí por ella?

Mirándolo con mayor escrutinio se dio cuenta de que el desconocido estaba perfectamente vestido, una camisa manga larga celeste y pantalones de vestir negros junto a zapatos perfectamente lustrados que parecían de marca, el peinado como si una vaca lo hubiera lamido le decía a Zeb que estaba frente a alguien con dinero.

— Si ¿quién es usted?

Al parecer el tipo esperaba haberse equivocado ya que al dar la afirmativa hizo una mueca incómodo para de un segundo al otro recuperar esa "fuerza" que parecía traer antes de abrirle la puerta.

— Soy Curtis Maine compañero de trabajo de Zoy, vengo a traerle unos papeles que mandó a pedir el día de ayer — levantó un sobre que mantenía detrás suyo.

Zeb extendió su mano.

— Yo se los daré.

Curtis dio un paso hacia atrás llevando los papeles a su espalda.

— Preferiría dárselos en persona, no vaya a decir que no hago mi trabajo como se debe.

— Le diré que me los entregó en persona.

Zeb al ver que el tipo no se movió ni decía nada soltó un suspiro fastidiado, pensó bien en lo que haría ¿dejaría ver a este mequetrefe a su mujer? ¿qué coño con tanta insistidera? No cabía duda que el tipo estaba coladito por Zoy.

Era mejor bajarlo de las nubes cuanto antes.

— De acuerdo, pase — con una sonrisa satisfecha entró yendo a la sala — Voy a decirle que esta usted aquí, el baño está por allá si desea limpiar esa mancha.

Señaló el cuello de su camisa esperando que todo se diera como quiso y al verlo mirar su camisa con escrutinio una sonrisa se plasmó sus labios, que las piezas caigan en su lugar.

— ¿Dónde dijo que estaba el baño?

Señalando vio que a paso apresurado iba hacia allá, una parte del plan estaba hecha ahora venía la mejor parte y lo que mejor se le daba.

Caminando hacia el cuarto vio a Zoy sentada bostezando, toda desnuda y desaliñada sólo la hacían más hermosa tentando a su animal interior por domarla, tomó aire tranquilizándose, su corazón retumbo al captar su atención.

— Buenos días preciosa.

Ella levantó una ceja.

— Buenos días.

— Aún no preparo el desayuno ¿qué tal si me ayudas?

— Lo que tu quieres es que te haga las tortitas que tanto amas — refunfuño mientras salía de la cama colocándose la camiseta de anoche caminando por el pasillo — Cuando esté con la pansota redonda cual balón quiero que me mimes hasta echarme a perder ¿entendiste?

— Pensé que ya te estaba echando a perder.

Entrando en la cocina la vio sacar los ingredientes para las tortitas.

— El sexo es genial y puedo asegurarte que no me estoy quejando, pero ¿saldrías a las tres de la mañana por pizza?

— Lo haría sin dudarlo.

— ¿Lasaña?

— Claro.

— ¿Helado Magnun más una manzana acaramelada?

— Si, lo de las manzanas tardaría un rato pero lo haría.

— ¿Y si quiero lasaña con atún, mayonesa y espinaca?

Zeb hizo una mueca.

— ¿Eso siquiera sabe bien?

— No tengo idea, así son las embarazadas pero aquí lo importante es de si tú lo harías por mí — ella se giró mirándolo.

Zeb caminando hacia ella acunó su delicado rostro en sus manos acariciando con sus pulgares sus mejillas.

— Haría, daría, compraría, todo por ti y nuestro bebé.

Besando sus labios mordiendo su carnoso labio inferior deslizó su lengua abriendo su preciosa boca dispuesta a el entrelazando sus lenguas profundizando sus besos mientras su pene se engrosaba a cada segundo, sabía que tenía pocos segundos para hacer lo que quería si iba a tirar de las nubes al tal Curtis.

Agarrando sus caderas la levantó subiendola a la mesa de granito, empujando fuera su polla brincó mientras las piernas de su hermana lo acogían enterrándolo en ese calor que tanto ama, se guio a su interior disfrutando del gemido que escapó de sus labios.

Ruidoso, lleno de picante placer.

El tipo debió escucharla.

Empezó a moverse esforzándose a arrancarle ruidosos gemidos que retumben en las paredes, entrando por completo entre duros empujes sintió sus manos encerrarse en su cabello mientras sus caderas se sacudían empujándose en su contra, un gruñido se le escapó.

— Mierda.

Sonriendo de lado vio mientras Zoy sobresaltada se giraba y empalideciendo miraba a Curtis con el rostro rojo de vergüenza, puños fueron contra su pecho empujándolo hacia atrás y fuera de su vulva.

— ¿Maine? ¿qué estas haciendo aquí?

Curtis se aclaró la garganta mientras dudaba en moverse o no, Zeb esperaba que moviera su culo fuera de su departamento.

— Tengo tus...hmm...papeles que pediste ayer, le dije a...

Señaló a Zeb.

— ¿Sabías que el estaba aquí?

Teniendo ahora su fulminante mirada en el sus propios ojos se entrecerraron divertidos ante su enojo y algo totalmente caliente ante su ceño fruncido y esos labios...

Joder.

— Si.

— ¿¡Cómo que si!? ¡eres un...

Girando hacia Curtis le mando una sonrisa tensa.

— Lamento muchísimo esto, deja los papeles en la mesa y gracias por haberlos traído Maine.

— No hay problema — dejando los papeles en la mesa salió corriendo a la puerta cerrándola golpe.

Nunca dijo que sería una caída muy bonita.

— ¿Qué demonios fue eso Zeb? ¿por qué hiciste eso? ¡No tenías que tratarlo así! ¡No tenías que ponerte celoso y follarme frente suyo! ¿qué dia...

Agarrándola de la cintura levantando su camiseta como una pierna sobre su hombro embistió contra su coño sin detenerse ni un segundo, callándola se acercó besando sus labios con un lujurioso deseo posesivo.

— Hago lo que me da la gana Zoy, si quiero follarte y mostrarle a ese tipo que eres mía lo hago Zoy, si me pongo celoso y hago estupideces debes aceptarme Zoy y si vuelves a ponerte toda gritona hacia mi voy a joder tu precioso culo Zoy ¿entiendes?

Mirándolo con ojos abiertos sorprendida y atónita por sus palabras pero más sorprendida por como su cuerpo pareció encenderse por ello se movió asintiendo.

— Perfecto preciosa, ahora ¿sabes lo que las chicas malcriada ganan al portarse mal?

Ella negó.

Aumentando sus embistes se corrió profundamente en su coño para salir y alejarse de ella ante su atónita mirada.

— Ganan quedarse sin orgasmo.

— ¿Qué demonios? No puedes hacerme eso.

— Puedo preciosa, puedo — acercándose acunó su sensible coño haciéndola soltar un necesitado gemido, acaricio los hinchados labios de su coño pellizcando su clítoris hasta que sus piernas temblaron para apartarse de ella — Cuando seas una niña buena tendrás tu orgasmo, por ahora, prepara nuestro desayuno te ayudaré con el café.

Chupando sus dedos saboreó los jugos de su hermana frente suyo haciéndola jadear.

 

Regla#4:

Mostrarle quien manda y quien daría todo por su placer.

 

  

— Deliciosa.



A N T E R I O R                 -                   S I G U I E N T E







No hay comentarios:

Publicar un comentario