SO NAUGHTY
CAPÍTULO SEIS
— ¡¿Quién te crees para hablarme así?!
— Vienes aquí, a la oficina de mí hombre gritando como desquiciada, la pregunta es ¿qué demonios pasó por tú jodida cabeza que te hizo creer que tienes derecho hacia el?
Mas que preocupado por un
furiosos altercado estaba curioso y ansiando ver que haría su pequeña
mujercita, sabía que había fuego en sus venas y que no debía meterse con ella
en ciertos momentos.
No por nada ambos tienen el mismo temperamento.
No iba a tener piedad por Trisha cuando las cosas sean puestas en su lugar.
— ¡Puta asquerosa! ¡ambos lo son! ¡son hermanos!
— ¿Lo somos? — preguntó con un deje de inocencia.
Una sonrisa curvo sus labios al saber que haría la pequeña descarada, una mentira piadosa no mataría a nadie...tal vez.
— ¡No me vengas con esa mierda! ¡he estado con el durante meses, sino años, sé quien eres!
Zoy negando se giró dándole la espalda para mirar a su hermano quien la observaba intrigado, ella mordisqueando suavemente su labio recogió el dobladillo de su vestido subiéndolo hasta su estrecha cintura, viendo su delicioso coño Zeb humedeció sus labios removiéndose deseoso por ver que hacia, su polla dura y rígida que ya apuntaba su abdomen fue rodeada por su tierna mano dándole una ligera caricia.
— Follame.
La vio girar, dándole la espalda para sacudir su trasero suplicando que hiciera realidad su petición, levantándose acaricio su polla anteriormente humedecida por el orgasmo de ambos se guio en su interior embistiendo su tierno coño antes de elevar su mirada a su ex putita, con las manos en su cadera la movió en su contra al él quedarse quieto haciendo que ella follara su polla.
— ¿Se te perdió algo?
Ella apretó sus labios para abrirlos y hablar...para ser abruptamente interrumpida por los mas que sonoros gemidos de su hermana, eso afianzó su deseos haciendo que reiterara el movimiento de su pelvis chocando consecutivamente sus bolas contra la tierna carne de su culo en sonoras bofetadas.
— Oh por dios...
Inclinándose y echando su cabello contra su espalda cubierta por su vestido retozo su boca contra la piel en su cuello mordiendo su piel, saboreándola mientras con una mano libre tiraba de su cabello girándola hacia el besando sus labios carnosos como le gustaba.
— ¡Ustedes son hermanos! ¡lo son! ¡de eso estoy segura!
Zeb bufando volvió mirarla.
— ¿Te importaría largarte? Esto es algo entre mi mujer y yo.
— ¡Voy a decírselo a todos! ¿qué dirán cuando sepan que el grandioso Zeb dueño de este bar se folla a la puta de su hermana?
Su hermana que estaba debajo suyo soltó un lujurioso gemido antes de arquear su espalda moviéndose en su contra.
— Ve, cuéntales a todos, veamos si le creen a una drogadicta como tu, a parte, muy pronto lo sabrán ya que estamos esperando que quede embarazada...quizás ya lo esté.
— ¿¡Embarazada!?
Estirando su mano a su teléfono convencional presionó un botón comunicándolo directamente con su jefe de seguridad.
— Jefe.
— Tengo un visitante jodiendo mi paciencia aquí en mi despacho, Trisha Hurtya no es más bienvenida en mi bar... que todos lo sepan.
— Entendido.
Cerrando la llamada se concentró en volver a hacer venirse a su hermanita concentrándose en dar con cada embiste a ese punto en específico.
— Me debes mucho dinero adicta, es mejor que veas como me lo pagarás, no seré amable porque eras mi jodida puta.
— ¿Qué-e? ¿¡debes estar bromeando!? ¡cumplí con mi parte del trato!
— Rayos nena, amo tú puto coño — viendo a Zoy deshacerse en sus brazos segundos antes de el correrse, soltando un suspiro satisfecho la agarró de la cintura llevándola consigo a su silla.
Seguía dentro suyo y no estaba pensando en quitarse de su interior por un buen rato.
Había que asegurarse de dejarla embarazada.
En ese momento su jefe de seguridad apareció junto con otros dos miembros muy capaces, este señalando a la mujer frente suyo les ordenó que la quiten de su presencia no sin antes darle una advertencia.
— Tienes hasta el domingo — murmuró acariciando la cabeza de Zoy quien se había recostado en su pecho.
— ¿O que?
Antes, le hubiera encantado jugar con su terquedad, ahora no estaba para sus juegos.
— Ya lo verás.
Mientras se la llevaban con ella gritando sobre su incestuosa relación con su hermana miró a su jefe de seguridad, alguien a quien le confiaría su vida, a su hermana...se habían conocido hace algunos años pero eso no era problema el confiar el uno al otro.
— No preguntaré nada.
— Estamos juntos — dijo siguiendo con sus caricias — Zoy es ahora mi mujer y espero que todos tus hombres lo sepan, no quiero malditos problemas con alguien llevándosela al calabozo.
— Me enteré de esa mierda —
murmuró rascando su barbilla — Puedes estar seguro de que no volverá a pasar,
cuida de tu mujer Zeb...ya me ocupare de lo demás.
Lo vio irse cerrando la puerta de su despacho así dejándolos en un silencio reconfortante, estrechándola entre sus brazos mordió la piel de su hombro haciendo a su pequeño cuerpo saltar.
— ¡No hagas eso!
— ¿Quizás ya lo estés?
Ella mordiendo su labio inferior lo miró nerviosa entre sus rojizas pestañas.
— No estoy segura, pero...
— Lo hemos echo sin condón muchas veces, ya creo el porque de tus dudas — dijo levantando su barbilla besando sus labios — ¿Hacemos una de esas pruebas caseras?
Estirándose agarró su cartera para abrirla y sacar una caja larga rectangular, era la prueba de embarazo, Zeb la miró notando lo nerviosa que está.
— ¿Qué te preocupa?
— ¿Qué pasa-pasaría si no estoy...estoy embarazada?
— Lo seguiríamos intentando — acariciando su piel recogió la prueba de su mano para así poder leer lo que debían hacer.
No iba a cometer ningún error en esta primera prueba y si llegase a salir negativa, como pensaba que saldría, no iba a desanimarse pues no había pasado ni una semana para estar completamente seguros de que ella esperaba a su bebé.
— Apenas llevamos intentándolo tres días mi amor, no estoy esperando que la prueba nos muestre un positivo con tan poco tiempo...estaré algo triste pero sé que apenas comenzamos así que cuando el día llegue y me muestres esta prueba con un hermoso positivo voy a ser el hombre más feliz del mundo, hoy no nos vamos a desanimar vamos a tomar fuerzas rogando por ese bebé que deseamos tanto.
— ¡Lo deseo tanto!
Sentándose tomó su rostro besándolo en rápidos picos que el casi no pudo responder, saliendo de encima suyo agarró la prueba yendo hacia el baño en su despacho.
— Zoy, espérame.
— ¡Date prisa!
Levantándose guardó su polla semi-erecta para abrocharse el pantalón, observó los papeles en su escritorio...ahora todos en desorden.
Le tomaría mucho tiempo organizarlos, si empezaba ahora quizás lograría terminar a tiempo, pero...mirando hacia el baño vislumbro a su mujer rasgando el paquetito, negó...ella es más importante.
Regla#6:
Lo demás no tiene importancia, mí mujer es mí luz, mí
centro...para siempre.
— ¡No te atrevas a hacer la
prueba sin mi!
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