STEPS
CAPÍTULO OCHO
Peyton
— Nena — besos recorrieron mi espalda despertándome de un fabuloso sueño, solté un suspiro deleitada — Venga dulce algodón, es hora de despertar.
— No — refunfuñe mientras enterrada mi cara en la almohada, escuche su risa.
— Vamos nena — sus manos en mi cintura y luego estuve de espaldas mirando el techo, la luz irritó mis ojos y al parecer hizo a mi cuerpo despertar.
Quise ronronear como una gatita cuando el delicioso dolor en todo mi cuerpo y coño pulsaron.
— No quiero — volví a quejarme mientras el se ponía a horcadas mío, sentí que no estaba vestido y que su miembro ruguia con vida rozando mi abdomen.
— Ya salió el sol, es hora de salir de la cama, aunque me encantaría quedarnos aquí tenemos mucho que hacer, venga...ok, te daré lo que quieras si sa...
Un nudo se precipitó en mi abdomen y la boca se me hizo agua, llevando mis manos a sus hombros...unos delicioso hombros llenos de tatuajes, lo empuje haciendo que cayera de espaldas contra el colchón mientras sorprendido miraba como saliendo de entre las sabanas me colocaba a horcadas suyo.
— ¿Pero que...
— ¿Lo que quiera, no? — pregunté mientras meneaba mi trasero desplanzando mi coño sobre su pulsante miembro.
Sus ojos se abrieron y sus manos fueron a mi cintura deteniendome.
— No, nena eso no.
Arquee una ceja para mirarlo maliciosa...me había dado cuenta de que Reid era alguien que no podía decirme no, las palabras salían pero su fuerza de voluntad era mínima que con un empujoncito lo derribaba por completo.
Por eso, deslizando mis uñas por sus duros abs, cuadritos o como lo llamen, el siseo mirándome con cautela.
— ¿No? ¿por qué no?
— Por que...
— ¿Acaso...ya no me deseas? — hice mi mejor puchero para dejarlo temblar, el tragó saliva para disminuir su fuerza en mis caderas, volví a contonearme presionandome contra el cual descarada.
— ¡Mierda! Joder, joder, joder — gruño entre dientes volviendo a detener mis caderas.
— ¿No quieres hacerme el amor? — esta vez me incline para morder su barbilla su mandíbula, llegando a su cuello mordi su yugular haciéndolo soltar un alarido de maldiciones.
Su agarre volvió a debilitarse y con una mano lo posicione en mi entrada, su cuerpo se tenzo pero mordi otra vez su yugular haciéndolo saltar.
— Nena, espera, no pode...
— ¿Qué creen que hacen?
Mi cuerpo se tenzo para mirando hacia arriba encontrarme con ese bosque que me retenía siempre cual prisionera, su ceja alzada más la curva en sus labios me dijo que esperaba una respuesta y la quería ya.
Solté a Reid de mi agarre para salir de encima suyo, al instante saltó fuera de la cama mirándome como si fuera la cosa más peligrosa del mundo aún asi parecía encantado con la idea.
— Por poco, Ghian nuestra chica quiere algo de movimiento está mañana y...
— Lo iba a tomar de ti — me miró divertido para luego mirar a Reid — Hermano, te tiene en su meñique.
— Claro que no — se cruzó de brazos, mientras yo sonreía divertida...Ghian me guiño un ojo.
— Sabe que es tu punto debil.
— No lo es.
— ¿No? — pregunté coqueta mientras me deslizaba de la cama cayendo de pie al piso, sus ojos...los de ambos, cayeron en mi cuerpo para tomar un hondo suspiro.
Reí maravillada cuando sus penes saltaron, y aunque Ghian tenía puesto un pantalón holgado podía ver claramente a su miembro brincar por algo de atención, ambos tragaron.
— Eso pensaba — ambos gruñeron y cuando iba a dar mi primer paso mi cuerpo decidio no hacerme caso.
Caigo al piso de costado mientras los chicos corren hacia mi con alteradas expresiones llenas de cruda preocupación, Ghian me recogió y dejó en la cama.
— ¿Te duele algo? ¿cariño, que pasó? ¿que tienes? — sus preguntas salieron cual proyectil de su boca para con sus manos palpar mi cuerpo en busca de alguna herida.
Reid estaba pálido mientras tocaba mi frente y revisaba mi pulso, negué hacia ambos para detener sus manos.
— Estoy bien.
— Nadie se desmaya de por gusto — me acusó Reid — Hermano vistete, llamaré a los demás debemos llevarla al hospital para...
¿¡Hospital!?
— ¡No! — ellos me miraron sorprendidos y mirando hacia ambos solté un bufido — No me desmaye solo que mi cuerpo está tan cansado por todo lo de anoche, me sorprende recién haber sentido el dolor.
Ambos parpadearon.
— ¿Dolorida? — preguntó Ghian mientras se lamia los labios sin apartar esa mirada preocupada de mi — ¿Te hicimos daño anoche? Pero pensé que tu habías disfrutado no que te...
Lo detuve inclinandome y dejar un casto beso en sus labios ¿cómo podía pensar que anoche no disfrute? ¿como podía creer que de alguna manera me hizo daño?
— No me hicieron daño, sólo estoy muy, muy, cansada...no todos los días cuatro hombres vienen a mi puerta, además, fue mi primera vez por supuesto que estoy algo adolorida pero es algo normal.
— ¿Está segura? — me pregunto Reid inclinandose hacia mi deslizando su mano por mejilla llevando uno de mis cabellos sueltos detrás de mi oreja — No quiero correr el riesgo de dejar pasar algo importante, mucho menos cuando se trata de ti.
Mi corazón dio un salto lleno de amor incondicional mientras mi cuerpo se derretia por sus palabras ¿acaso no se daba cuenta de que sus palabras me derretian?
Dejando mi mano caer en sobre su mano en mi mejilla le di un apretón alejandolo de mi rostro, le di una de mis mejores sonrisas.
— Estoy más que segura que es eso — en mi interior estaba tragando saliva algo preocupada, recordando no haber traído mi medicamento.
Anoche no la tomé y si no como me voy a sentir mucho peor.
— ¿Alguien me puede ayudar a ir al baño? No creo poder llegar sin rodar por el piso.
Sin siquiera avisarme los brazos de Ghian me rodean llevándose al baño, escucho a Reid decir que va a estar en la cocina con los demas, mientras tanto el me deja frente al lavamanos e incluso antes de pedirselo me extiende un cepillo de dientes que dice ser ahora mío.
Sin refutar, me encojo de hombros y empiezo a cepillar mis dientes para luego limpiar mi rostro y humedecer un poco mi cabello...calmando a mi fiera interior.
— ¿Hambrienta? — me pregunta mientras bajamos la escalera conmigo cual princesa en sus brazos, al parecer para el no peso mucho y puedo asegurar que mi peso no es del liviano.
No soy una acomplejada, lo habrán notado anoche cuando no me importó ser desnudada por ellos...no dije nada de mi peso nada ideal y a mi parecer quedaron encantados con mis curvas.
— Famelica — rodee con mis brazos su cuello mientras acercando mi rostro al suyo bese reiteradas veces su mejilla — ¿Me darás de comer?
— No soy bueno cocinando, me encantaría cocinar algo para ti pero hoy el desayuno lo hará nuestro chef, Terrell.
— ¿Sólo él sabe cocinar? — seguí mordisqueando su barbilla pude sentir su cuerpo temblando.
— Mase tambien sabe, pero no como algo con todas sus mierdas, Reid es más de bebidas pero de las que llevan alcohol.
Acaricie su cuello con mis dedos.
— ¿Y tú?
— Mi especialidad es azotar culos provocadores — chille sorprendida cuando cambio mi posicion mandandome sobre su hombro y dándome un fuerte azote en mi culo que me dejó sorprendida.
— ¡Ghian! — grite mientras sentía el escozor en mi trasero, su mano cayó allí y mi cuerpo se tenzo por completo.
Pero el vez de volver a zurrarme su mano acaricio en círculos que hicieron a mi piel estremecerce y mi necesidad hacerse agua, la cosa era que no tenía ropa interior puesta y cuando digo nada es nada, ni brazier ni bragas, sólo una gran camiseta que es de Ghian.
¿Cómo lo se?
El mismo me lo digo alegando que me veía adorable con su camiseta que me quedaba hasta las rodillas, pensé que era de libros eso...pero era verdad, habían camisetas que llegaban hasta allí.
Estirando mi cuello abrí mi boca sobre la piel de su espalda y lo mordi.
— ¡Rayos! — saltó haciendo que perdiera la piel ya mordisqueada pero volví al ataque tomando más — ¡Peyton!
No solté su piel inclusive cuando llegamos a la cocina y tres pares de ojos me miraron desconcertados para luego mirarme con diversión, las manos de Ghian fueron a mis piernas intentando soltarme pero no lo dejé.
— Veo que ya no estás cansada — murmuró Reid mirándonos divertido mientras mordia lo que creo es un trozo de pera.
La boca se me hizo agua.
— ¿Pueden ayudarme? Puede tener una boquita pero sus dientes muerden una mierda de mal.
Casi rei por sus palabras, por lo tanto soltando su piel le di una lámina y un besito, deslizándome por su cuerpo le di mi sonrisa más inocente ante su ceño fruncido.
— Ya lo sabes cariño, tu puedes zurrarme todo lo que quieras pero no olvides que muerdo y amo morder — dejando un pico sobre sus labios fui hacia Terrell y Mase dándoles mis besos de buenos días, recibí un apretujón en mi culo y una caricia en mi mejilla, ya sabrán de quien fue cada cosa
Sentándome junto a Mase un plato con lo que veo es baicon, huevos revueltos y unas tostadas rellenándolo.
— Todo un desayuno Americano — murmure para tomar la cuchara en mi plato y tomar un frasco de mermelada de mora.
No es mi favorita pero es lo que hay, aparte de la mantequilla de mani, y no soy muy fan de ella.
— ¿Desayuno Americano? — murmuró Terrell confundido mientras comía cereal de colores — ¿Eres de otro país?
— ¡Por supuesto! ¿no lo sabían? — todos negaron mirándome con interés — Sé que hablo más o menos bien el inglés pero tengo mi acento allí.
¿Un acento se puede ir?
— ¿De dónde eres? — me pregunto Reid mientras mirandolo me estire tomando la fresa que iba a comerse con mi boca, el solo sonrió encantado — Al parecer te encanta comerte mi comida.
— Tienes las cosas que me gustan — me encoji de hombros para masticar y tragar para responder su pregunta — Soy de Ecuador, más especifica de Guayaquil.
Sus ojos se abrieron con sorpresa.
— ¿Español? — preguntó Ghian.
— Correcto cariño — respondi en español haciendo que me mirasen perdidos, solté una pequeña risa divertida — Dije, correcto cariño.
Cojiendo un tocino empecé a comérmelo, gemi deleitada ante el sabroso sabor en mi lengua, estaba justo como me gustaba, crujiente y dorado.
— Debemos aprender español — comentó Reid y sorpresivamente todos asintieron, parpadee sorprendida ¿aprenderán español por mi?
Mastique lentamente mientras me hundía en mis pensamientos ¿cuánto llevo con ellos? ¿días? ¿cuatro? ¿cinco? En todo ese poco tiempo ¿qué ha pasado? A mi parecer fueron conociendome, provocándome y seduciendome entre cada suspiro, por supuesto uno había caído en seguida, pero, es que hay algo diferente.
Una vez tuve un novio, uno con el cual estuve tres años, uno al cual quería un montón ¿pero cabe decir que con el fueron dos años después que finalmente nos besamos y eran besos de pico y con los hermanos Weaver no vamos ni una semana, ni somos nada y ya nos besamos con todo y lengua y hasta...les entregué mi virginidad?
¿Por qué?
No entiendo como esto avanzó tan rápido pero a la vez se siente como si estuviera haciendo lo correcto, como si ellos fueran los únicos para mi.
¿Es eso posible?
Mordiendo mis labios recuerdo lo que sentí por ellos la primera vez que los vi, en esa aula, fue...fue como una conexión, como si al fin tuviera lo que me faltase ¿y la lujuria? ¿el deseo? ¿la pasión? Ellos desbordaban de mi cuerpo en una señal incandescente, había corrido lejos de ellos abrumada por tales sentimientos, por sus ojos, por la mirada que me daban.
Ahora, ellos estaban aquí...estaba en su casa desayunando con tanta comodidad luego de haber tenido unas de las mejores noches de mi vida.
¿Habré cedido mucho?
— ¿Tesoro?
Parpadeando levanté mi cabeza chocando con las miradas preocupadas de todos fija en mi, frunco mi ceño confundida ante tal cosa.
— ¿Qué sucede? — los cuatro se miran entre si pero es Mase quien responde.
— Estabas como pérdida ¿todo está bien? ¿es-estamos bien? — la forma en que dice las últimas dos palabras...con tanta, vulnerabilidad como si esperase un golpe mío hace mi corazón empequeñecer.
No debo dudar, esto podría ser algo de momento...una aventura indefinida y mientras esto siga voy a disfrutarlo a plenitud ¿pero qué si no es sólo por diversión y a mitad del camino la cosa se pone serias?
Sacudo mi cabeza sin saber que responder a ello.
— Todo es más que perfecto ¿qué? ¿estas dudando de nosotros? — me acerco a él antes de que responda mordiendo su labio inferior sacándole un gruñido — Porque si es eso, yo puedo ayudarte.
Estoy por dejar caer mis labios en el cuando unas manos tirando de mi cuerpo hacia atrás mandandome de culto al asiento, mire molesta a Reid quien me miraba con desaprobación.
— ¿Por qué no puedo besarle?
— Porque si lo besas todo se irá a la mierda, Mase no es de los que estan satisfechos con un simple beso — me contesta Ghian comiendo tocino con unos panqueques y miel encima — Y tenemos cosas que hacer antes de poder hacerte el amor de nuevo.
Me remuevo en mi asiento.
— ¿Cómo qué? — pregunté siguiendo con mi comida.
— Ir al hospital — volví mi mirada a Terrell quien me miró — Dulzura aunque adoramos tomarte lo hubiéramos preferido más natural, sin nada entre tu y nosotros.
— Queremos sentír el calor de tu coño por completo sin una barrera, por mínima que sea — agregó Ghian lamiendo sus labios, recordar lo que esa lengua hizo en mi hace que ahogue un gemido lleno de necesidad
— Exactamente, tesoro mi polla necesita correrse en tu coño sin nada en mi maldito camino — dice ahora Mase quien coloca una mano sobre mi muslo acariciando mi piel — Un método anticonceptivo ayudaría mucho.
— Comamos rápido, así llegaremos a nuestra cita a tiempo.
¿Ellos irán conmigo?
(….)
— Debes esperar hasta el próximo martes ¿eres sexualmente activa, verdad? — me pregunta la ginecóloga mientras vuelve a sentarse detrás de su escritorio, asiento a su pregunta — Bueno, el día martes la inyeccion empezará a hacer efecto en tu sistema por lo tanto no deberás preocuparte por accidentes, sólo debes recordar venir cada mes para administrarse la siguiente dosis ¿tienes alguna duda?
Trague para asentir.
— ¿Está segura que no afectará en nada con mi pequeña enfermedad?
Ella se inclina entrelazando sus dedos.
— No estoy especializada en ello pero puedo asegurarte que no tendrás ningún problema, inclusive puede que tu medicación acarre ciertas dificultades contra la inyección pero de allí en adelante no debes preocuparte, subiras de peso, tendrás vomito y mareos por un corto periodo por lo tanto recuerda tomar tus pastillas a la hora que lo haces para que los síntomas no choquen, podría ser peor para ti — sacó una pequeña tarjeta de su bolsillo para darmela — Ante cualquier molestia puedes llamarme, personalmente iré para ayudarte.
Recojo la tarjeta guardandola en mi cartera, me levanto agradeciendole para salir e ir hacia mis hombres quienes estan en la sala de espera refunfuñando por no haber podido entrar conmigo...apenas me ven saltan de sus asientos rodeandome para disparar sin piedad sus preguntas.
— ¡Basta! — gritando ellos me miran sorprendidos — Dejen de preguntar tanto, me estan abrumando.
Noté como se miraban el uno a otro para mirarme arrepentidos.
— Lo sentimos dulce algodón, pero, es que estábamos tan jodidamente preocupados ¿por qué carajos no nos dejaron entrar?
Bufe cruzándome de brazos, yo estaba agradecida por ello pues que se disculpasen dice mucho de ellos, acaricio el pecho de todos con suaves caricias
— No tienen de que preocuparse todo fue muy sencillo, tuve la inyección que hará efecto el próximo martes, por lo tanto debemos esperar
Esperar.
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