STEPS
CAPÍTULO DOS
Peyton
No tenía idea de que me había pasado ese día, no tenía ni una maldita idea, puede ser que hablar con extraños no sea lo mío y podía pasarme de la raya siendo a veces amable o un frio témpano de hielo, pasaba, pero eso no es a lo que quiero llegar.
Era tímida con los extraños pero sabía con quien soltarme y con quien no, se deben respetar a los profesores y más cuando son mayores que uno...pero ¿qué pasa con nuestros "compañeros"?
Digo.
Es obvio que entre todos los adolescentes cachondos va a haber sexo, por favor eso es normal...en lo que equivale, pero ¿es lo mismo con quienes son de otra carrera? Como...¿administración de empresas?
¡Confieso!
Los muy canijos me encantaron, inclusive ya tenía una que otra fantasía echa de pies a cabeza con ellos, no podría decir que tuve mil orgasmos pensando en ellos ya que en el área manual valía mierda y es una pena que luego de tres días no les haya visto ni el culo ¿acaso no han ido a estudiar? ¿no comen en la cafetería?
Tal vez son niños millonarios que comen crem brule como postre mientras una debe quedar satisfecha con una barra de chocolate.
No me quejo ¡amo el chocolate! Toda mujer lo hace.
Y no estaba loca como para buscarlos por todo el campus, uno tenía su orgullo y yo quería mantenerlo intacto, por el momento si ellos quieren un poquito de este cuerpito deberan esforzarse porque ni crean que ya me tengan agarrada iba a abrirme cual puerta ¡no! Una debe hacer llorar a los hombres hasta que sean bendecidos con una lamida.
Y mientras tanto, tenía como pasar el tiempo.
— ¿Estás seguro de esto? ¿no quieres repasar lo que dirás unas veces más?
— Nop, estoy listo, preparado ¿tienes lo que te pedí?
— ¿Te refieres a esto? — levanté la botella de crema batida y la de manjar, el asintió haciendo que suelte un suspiro — ¿Por qué tengo que ser yo quien vea esto?
— Por que eres mi amiga y sé que si meto la pata estarás allí para patearme el trasero.
Medite sus palabras.
— ¿Cómo puedes meter la pata en esto?
— Pues...— dejó de saltar en su lugar para fruncir su ceño — La verdad es que no hay forma ¡entonces todo saldrá bien!
Hice una mueca.
— ¿Sabes que si dice o hace algo contra ti voy a atacar, verdad? — le recordé y el me miró horrorizado.
— ¿Lo atacarías? ¿Cómo puñete, patada y gargajo?
Hice una mueca mientras lo golpeaba en el brazo y el reía divertido.
— Asqueroso ¡nunca le escupiría a alguien!
— Me escupiste a mi — me miró y entrecerro sus ojos — ¿Acaso no soy alguien?
— Eso fue totalmente diferente, aparte fue un saludo de esos con saliva en la mano ¡los hombres lo hacen!
— Pey, no se si te has dado cuenta pero tu, eres una mujer, digo...las tetas no las tienes de adorno — sonrió malicioso mientras yo gruñía.
— Insolente marica — el no se molestó por mis palabras inclusive su sonrisa se hizo más grande — Mejor vete y mete la pata, así puedo patearte el trasero.
— No voy a meter la pata — murmuró todo sabiondo a lo que yo levanté una ceja — Se supone que debes alentarme, ya sabes ¡Vamos Quan, tu puedes!
Lentamente levanté mi brazos y los sacudí.
— ¡Woo, Quan! ¡vamos, muérdele el culo! ¡Y si te la mete grita suavemente!
A mi parecer le dio un tic, ahh pero lo hice reír y eso fue suficiente para hacerme feliz, se acercó a mi y rodeando mi cuello con sus manos me sacudió con fuerza...claramente era en broma, sus manos ni apretaban.
— Joder Pey, eres una mala influencia.
— Claro que no, soltera, virgen y dispuesta a ser follada ¿qué mejor influencia?
— Estas loca pendeja — de reojo vi como los jugadores de football americano salían de sus camerinos, así le digo yo, taquilla le dice Quan, cada quien con su opinión.
Y entre todos ellos estaba el amor de mi Quan, Dust McGregor...alto, moreno, con unos perforadores ojos negros que parecen saber hasta cuando te tiraste un pedo, el mejor corredor de los Osos de Cornell, media lo que supongo son un pie con 82 de alto, tenía unos hombros de muerte y una cintura de surfista.
Todo un papasito para mí, y todo un manjar para Quan, como dije cada quien con su opinión.
— No sé que le vez de gay, porque hombre...ese montón de carne y músculos no lo parece.
El soltó un bufido.
— Eres tan despistada.
— Claro que no.
— Claro que si.
— Que no.
— Que si.
— No.
— Si.
— ¿Pruebas?
— El quaterback del equipo de football te ha estado mirando desde que salió de la taquilla.
Me congele al instante para, sin pizca de pena, mirar hacia el campo...sabia muy poco sobre quien era quien al principio pero con Quan y su amor por Dust hicieron que fuera a cada partido que hubiera, no sabía los nombres y apellidos de todos.
Pero sabia que el número 27 era el del quarterback, un quarterback de pelo rojo y con un bosque en los ojos.
No manches.
— Quan, Quan ¡Quan! — grite tirando de sus brazos haciendo que me mirase con el ceño fruncido — Deja de ver el trasero de tu amor y préstame atención ¿cómo se llama el quarterback?
— ¿Eh?
— ¿Que, cómo se llama el quarterback? ¿el número 27?
— Este...Ghian Weaver — levantó su mirada y le dio un vistazo al campo supongo que buscándolo, dio un salto para mirarme con un brillo — ¡Ghian Weaver te está mirando!
— No me digas — solté un suspiro para volver a mirarlo, esa vez en el curso de tal profesor no había podido verlo muy bien ¿pero ahora?
Creo que me falta el aliento.
Tenía amplios hombros, largas y musculosa piernas, su rubio rojizo pelo húmedo y sus ojos cual bosque fijos en mí, me removí inquieta ante su intensa mirada y por algún motivo eso lo hizo sonreír.
Estaba en el centro de campo comenzando sus ejercicios, el entrenador gritaba intentando que todos lo escucharan dictando órdenes y números al azar, empezaron a moverse pero el seguía allí.
Mirándome.
Solté un jadeo cuando su mirada descendió a mis pechos, sabía que mis pezones estaban duros contra mi brasier, los muy traidores, él lamio sus labios para bajar a mi regazo donde sus labios se movieron en un suave "abre" que hice al instante, por algún motivo hoy estaba usando una falta negra con volados...antes en mi habitación me había echo sentir coqueta y juvenil ¿ahora? Ahora me hizo sentir sensual mientras su mirada volvía a mis ojos con una demanda, su boca se abri...
— ¡Mueve tu culo Weaver! ¡esto no es un puto castillo para que te creas una princesa!
Mis piernas se cerraron de
inmediato sorprendida ante lo que le había concedido sin titubear ¿qué carajos?
Mi respiración era entre jadeos y mientras veía como era alejado del centro por
su entrenador me dio la última mirada y juguetón me mandó un mordisco.
(....)
Los habíamos visto entrenar, también hacer un mini-partido entre ellos, siempre me ha gustado ver jugar deportes y este no era la excepción y más cuando cierto hombrecito estaba que me hacia ojitos y señales obscenas en cada oportunidad.
Ya cuando todo terminó tenía dificultad al respirar, Quan me había preguntado preocupado si estaba bien y aunque no estaba segura le conté lo que Ghian estuvo haciendo para mi todo el tiempo, el, había saltado todo emocionado ante mis palabras y cuando el momento llegó corrió hacia su amor.
Por ahora estaban conversando conmigo mirando de cerca ya que mi amigo no quería que lo dejase solo.
Quan no fue uno de los primeros amigos que hice aquí, pero si es el único que le agrada mi forma de ser, el único que me aguanta y dice que le encanta...me contó que era gay días después de ver que nuestra amistad era verdadera, yo ya lo sabía, pero no se lo había querido decir con anterioridad...pero es que es tan mono.
Les juro que no hay nada más bonito que el.
— Hola, dulce algodón.
Mi cuerpo se tenso y mi centro goteo cuando sus manos se deslizaron por mi cadera, era una suave caricia que me tenía jadeando al instante, su cuerpo se apego al mío y se sintió tan bien, tan correcto, que echándome hacia atrás deje que me rodeara con su olor.
Olía como un pastel de especias, canela y nuez moscada combinadas con un almizcle que era puramente masculino, sentí el estremecimiento de la excitación.
¿Qué estoy haciendo?
— Hueles divino — no sabía cómo su rostro había llegado a mi cuello pero allí estaba, tomando grandes bocanadas de mí.
Rápidos latidos, muy rápidos eran mis labios, me faltaba el aliento pero no tenía la fuerza para apartarme de el...se sentía tan correcto, tan familia muy a pesar de que esta era sin duda la primera vez que nos veíamos frente a frente.
Vi a Quan que sonreía junto a Dust, y aunque vi como el lo tomaba de la mano no intentó nada más y yo aquí dejando a un desconocido toquetearme cual mujer barata.
Deje caer mis manos sobre las suyas, tirando de estas las quiete de mi cuerpo para girar y encararlo pero no sabía el golpe que su intensa mirada tendría en mi, mordí mis labios y el quitó esa confundida expresión por una de absoluta ternura.
— Soy muy intenso, lo siento cariño, ni siquiera nos hemos presentado — con sus dedos apretó mi mano — Soy Ghian Weaver ¿tú eres?
— Peyton Sarás.
— Peyton — susurró con delicadeza mirando mis manos para volver a sonreír y verme — Ha sido un placer conocerte ¿te molesta si te llamo dulce algodón?
— No, pero ¿por qué ese apodo? — era la primera vez que alguien me ponía un apodo y además de uno tan dulce dicho por el, lo hace sonar especial.
Soltó una de mis manos para tomar un mechón de mi cabello entre sus dedos, parecía maravillado mientras lo observaba.
— Tu cabello es rosa, como
un dulce algodón de azúcar.
A N T E R I O R - S I G U I E N T E
Disculpa pero amo está historia �� quería releerla ¿Vas a seguir subiendo los demás capitulos o como podría leerla? ��♥️
ResponderEliminarHola una pregunta cada cuanto subes los capitulos?
ResponderEliminar